Por Marcel Garcés Muñoz*
El abrumador triunfo dado por la ciudadanía a Gabriel Boric es la victoria de la esperanza, de un proceso de cambios que encuentra un camino histórico, de la movilización de la juventud, del pueblo chileno, de sus mujeres, de las minorías sexuales, de los pueblos originarios, de la fuerza de la calle, de la protesta y la movilización, de la rebeldía ante la injusticia del modelo, de las demandas sociales (salud, educación, trabajo digno), de la exigencia de defensa y respeto a los derechos humanos, y de una perspectiva de futuro hecha carne en una rebeldía colectiva, creadora, de una tradición de lucha democrática, de la creatividad cultural y de la maduración de las demandas más profundas de las masas.
Es también la comprensión por la ciudadanía de la necesidad urgente de la unidad social y política de las fuerzas del cambio, de la renovación de los partidos y de la eclosión de nuevos liderazgos así como de la necesidad y oportunidad histórica de los cambios, la hora de hacer realidad los sueños y demandas que han madurado tras años de luchas populares, de combates sociales, de sacrificios y tanta sangre derramada a lo largo de la historia nacional.
Es también la enseñanza de la rebeldía de las generaciones jóvenes, en combinación con la experiencia acumulada por quienes entregaron sus esfuerzos y hasta sacrificaron sus vidas, en batalla épicas de las masas populares, de los trabajadores y luchadores sociales, y que escribieron antes páginas de la historia de la lucha social, por la democracia, generando experiencia, organización, tradición y sueños de futuro.
El abrumador triunfo de Boric, es por otro lado, la derrota de quienes pretendieron utilizar el miedo, el terrorismo, la calumnia, la vileza, el oscurantismo como armas de una versión criolla de la “Guerra Fría”, buscando imponer la falacia de una falsa disyuntiva entre, “democracia, libertad y comunismo”, para disfrazar sus oscuros intereses y propósitos de falsear la objetiva, real y presente realidad de un modelo fracasado en lo político, económico, social y cultural.
Así se escribió una nueva página en la historia del país y es de esperar que ello signifique un nuevo ciclo político y social.
Se trata de un nuevo inicio, y habrá que transitar la celebración multitudinaria nacional, el triunfo electoral y político y social, – que justamente desató la alegría, la esperanza, los sueños colectivos de cambio- e instalar el camino de la construcción de esa esperanza, la materialización responsable de las demandas populares.
Aquí habrá que mantener firme el pulso, generar una amplia y responsable alianza político social, que protagonice los próximos pasos, y le dé conducción estratégica al proceso que se inicia que el pueblo ha propuesto en sus luchas y ganado en los procesos político y electorales.
Un rol central en este esfuerzo será la organización, la acción, el acompañamiento del pueblo organizado, quizás una forma o expresión nueva, colectiva, de la voluntad popular, al que deberá entregarse un rol social determinante.
Desde luego, ya han aparecido algunos “bien intencionados”, como el propio presidente en ejercicio, Sebastián Piñera, que desde un auto conferido púlpito de “consejero” político, pero más bien de su manifiesta incompetencia, predica “sabiduría, prudencia, moderación, que son valores muy importantes para gobernar este país”, y le recomienda un “espíritu de diálogo, de paz y de condena de todo tipo de violencia”, Cosa en que tampoco puede dar lecciones a nadie.
Otros, desde El Mercurio”, ya le han otorgado al candidato perdedor, no solo de la elección, sino de modelo político, económico y social, al predicador de la guerra interna y el Terrorismo de Estado, el rol de supuesto “líder de la oposición”, aunque algunos desde la UDI y de Renovación Nacional, miran con desconfianza, su perfil de caudillo neofascista.
EL Mercurio, por otro lado resalta algunos “consejos” de sus articulistas políticos preferidos, como Max Colodro que aconseja a Boric de mantener y ojalá profundice “el cambio de tono” que asegura instaló en su campaña de segunda vuelta.
Por otro lado, otro de los articulistas preferidos de El Mercurio, Eugenio Tironi, hace referencia al “voto prestado”, de fuerzas como la DC, el PS y otras, que habrían permitido el holgado triunfo de Boric, señalando que no se trata de “un cheque en blanco”, advirtiendo que “la ciudadanía es muy voluble, le entregaron un resultado contundente pero que está condicionado a una serie de exigencias que si no se cumplen se lo van a arrebatar”.
Esta forma de realinear sus fueras advierte sobre la estrategia de dura oposición, de boicot y de rechazo a su programa de cambios (algo así como un chantaje de los partidos que se presumen propietarios o administradores del llamado “voto prestado”, del Gobierno de Gabriel Boric, por parte de una Derecha que no puede ocultar su desencanto por la derrota política y electoral sufrida. Y harán todo lo posible por atacar y ojalá frustrar los cambios que el país necesita y por los cuales viene votando en sucesivas consultas ciudadanas.
Está claro, como lo reconoció Boric en sus primeras intervenciones tras el triunfo, que los tiempos que se avecinan van a ser difíciles. La derecha no va a dar tregua en desatar conspiraciones, obstrucciones, sabotajes. Como el que montaron con la paralización del transporte público el domingo 19.
Y que no basta con el 55.87 por ciento de los votos, de ser el presidente más joven de la historia, las más de 4 millones y media de adhesiones, la más amplia conformación de fuerzas políticas y sociales que apoyaron su opción. Hay que transformar la votación en voluntad, en organización, en procura de los objetivos estratégicos y tácticos.
“Deberemos hacer frente a las consecuencias sociales, económicas y sanitarias de la peor pandemia que ha vivido nuestro país en más de un siglo. Será difícil, no cabe duda, pero vamos a ir avanzando con pasos cortos, pero firmes, aprendiendo de nuestra historia», dijo Boric, ante la multitud, en la Alameda, advirtiendo que se necesitarán “acuerdos amplios”.
Seguimos en campaña, cada día debe alcanzarse una victoria, avanzar en construir aún más amplias mayorías, en organizarse para defender la victoria, pero sobre todo en el apoyo y defensa al gobierno y su programa, en la unidad del pueblo, en mayor conciencia del momento histórico que vive el país y su futuro.
Un ejemplo de la amplitud del movimiento que llevo a Boric al triunfo, fue no solo la magnitud de las manifestaciones, sino el espíritu de unidad, de representatividad popular, de emoción colectiva de las muchedumbres que gritaron las consignas y entonaron los himnos que han acompañado todo los momentos del despertar ciudadano, los letreros y pancartas que nos hablaron de las demandas de libertad, de justicia, de memoria de los presos políticos y las víctimas de la represión en democracia.
Y como lo dijo Boric, emocionado, en sus primeras palabras tras el triunfo dedicamos esta jornada, para “recordar a todos los que no están”, que son muchos, pero siguen siendo “los nuestros”, y porque estuvieron también en esta victoria y celebraciones.
En definitiva tenemos el derecho a celebrar la lucha, las victorias de la democracia, de los derechos humanos, de las épicas vividas y de los combates que nos esperan, en la conquista de nuestros proyectos de futuro.
Ganó la esperanza, fue derrotado el miedo la estrategia del terror y un modelo político, económico e institucional.
Pero esta hora de la victoria es también la hora de la reflexión, Una vez más el pueblo, los jóvenes, las mujeres, la ciudadanía plena nos han entregado una lección histórica: la de la unidad más amplia y el compromiso de más democracia, de más participación, de responsabilidad, de creación y para que también queda claro, de un mayor esfuerzo y trabajo por hacer realidad nuestros sueños
Hemos obtenido un triunfo impresionante, pero tenemos grandes desafíos por delante: el logro de la nueva Constitución, el éxito de la Convención Constituyente, los avances en las reformas por que los ciudadanos se manifestaron en las luchas de estos últimos años.
Como dijo una manifestante en la celebración del triunfo, “Por fin tenemos un Presidente que vale la pena”, a lo cual debemos responder “como se debe”.
Crónica Digital, les desea a todos y a cada uno de nuestros lectores y colaboradores: Felicidades, ánimo y optimismo, alegría, determinación y compromiso para encarar las nuevas tareas del pueblo chileno, en su ruta para nuestros proyectos de futuro y felicidades personales y familiares.
20 de diciembre, 2021 (Un día después de la victoria).
*Periodista
Director de Crónica Digital
Santiago de Chile, 20 de diciembre 2021