EEUU, la Operación Cóndor y los crímenes contra América Latina

Como parte de su política de dominación, Estados Unidos llenó de dictaduras el Cono Sur durante la segunda mitad del siglo XX y provocó un genocidio en Argentina y Nuestra América, aseguró la reconocida intelectual Stella Calloni.
Glenda-Arcia
Glenda Arcia

Corresponsal de Prensa Latina en Argentina

En diálogo con Prensa Latina, la destacada periodista y escritora alertó que las amenazas de la potencia norteamericana tienen lugar desde antes de su conformación como imperio y continúan en la actualidad contra los pueblos que defienden su soberanía.

Estados Unidos avanzó sobre la región y se apropió de inmensos territorios bajo los dictados de la Doctrina Monroe (1823) y el Destino Manifiesto (1845), esencias de sus intenciones de adueñarse de nuestros países, señaló la investigadora argentina.

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Asimismo, apuntó que Washington usó, a lo largo de los años, todos los métodos posibles para intervenir e intentar doblegar a las naciones del área:  golpes de Estado, imposición de dictaduras, guerra psicológica, desinformación, manipulación y terrorismo.

En los años 70 del siglo XX, Latinoamérica fue víctima de la Doctrina de Seguridad Nacional (DSN), un extenso plan militar y político estadounidense. Bajo esa concepción, cualquier gobierno popular surgido en el mundo era considerado un enemigo y los pueblos rebelados contra tantas injusticias debían ser exterminados, explicó.

En ese sentido, indicó que, como parte de dicho esquema, las Fuerzas Armadas de la región fueron sometidas a las órdenes del Pentágono y se convirtieron en responsables de crímenes de lesa humanidad que marcaron a millones de personas.

Países como Paraguay (1954-1989), Brasil (1964-1985), Bolivia (1971-1978) y Chile (1973-1990) sufrieron la violencia generada por dictaduras instauradas con el respaldo de la Casa Blanca.

De la misma manera sucedió en Uruguay (1973-1985) y Argentina (1976-1983). El Cono Sur vivió los más cruentos regímenes de su historia, los cuales dejaron miles de secuestrados, torturados, desaparecidos y asesinados como parte del terrorismo de Estado, afirmó Calloni.

Además, indicó que todo ello “fue impuesto por los ejércitos de la DSN, mediante crímenes de lesa humanidad que todavía hoy son juzgados en este país”.

Desaparecidos durante dictadura militar en Argentina
Desaparecidos durante dictadura militar en Argentina

Precisamente, el 2 de julio falleció en prisión el represor Miguel Etchecolatz, uno de los tantos procesados y condenados a cadena perpetua por la Justicia argentina por su implicación en delitos como el secuestro y asesinato de estudiantes de secundaria durante la Noche de los Lápices y la desaparición del militante peronista Jorge Luis López (1929-2006).

La negativa de ese y otros genocidas a revelar detalles sobre el paradero de sus víctimas es denunciada por organizaciones como Madres y Abuelas de Plaza de Mayo que desde hace décadas condenan la desaparición de más de 30 mil ciudadanos durante aquellos años y defienden la necesidad de luchar por la verdad.

Miles de latinoamericanos fueron perseguidos, asesinados y torturados bajo las enseñanzas de la tristemente célebre Escuela de las Américas y el Comando Sur estadounidense, afincado en la zona colonial del Canal de Panamá, indicó Calloni.

Estados Unidos, además de invasiones como la de Guatemala (1954) y República Dominicana (1965), aplicó el terrorismo de Estado en nombre de la democracia “occidental” y del anticomunismo, añadió.

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Con su asesoría, las dictaduras en la región se unieron para llevar a cabo una operación sin precedentes por su crueldad y violencia.

OPERACIÓN CÓNDOR

Según Calloni, la Operación Cóndor fue la táctica de contrainsurgencia más conocida pues sobresalió por la selectividad de sus víctimas, entre las que se encontraban importantes dirigentes políticos y los jefes de las guerrillas surgidas como único camino ante la sumisión y el terror que producían los golpes de Estado y las políticas de saqueo y despojo en la región.

Estados Unidos apuntó contra líderes de los partidos políticos que movilizaban a grandes masas como Unidad Popular (Chile), el Peronista (Argentina) y el Frente Amplio (Uruguay), formaciones de izquierda o movimientos populares que crecieron detrás del sueño de la liberación y recuperación de la soberanía, añadió la analista.

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Asimismo, precisó que la Operación, sobre la cual todavía se investiga, se diseñó en tres fases, la primera de las cuales era la detección, espionaje, seguimiento, intercepción de cartas, mensajes y vigilancia permanente del blanco elegido.

La segunda era la transmisión de los resultados de la persecución de las víctimas a los países comprometidos en la coordinación criminal y la decisión de secuestrar a las personas, eliminando toda legalidad y desconociendo las fronteras.

A esto se agregó la posibilidad de mandar equipos de “interrogatorio” (tortura) de una nación a otra.

“En la tercera fase se disponía la eliminación del “blanco” y preparaban grupos de tarea de dos o más Estados para cometer los asesinatos mediante atentados como el perpetrado contra Orlando Letelier (1932-1976), exministro del gobierno de Salvador Allende (1908-1973) en Chile”, afirmó la investigadora.

El asesinato de Letelier, mediante explosivos colocados en su automóvil y activados a distancia, permitió conocer parte del laberinto de Cóndor. También demostró cómo trabajaban los militares asociados con terroristas como los contrarrevolucionarios cubanos bajo el control de la Agencia Central de Inteligencia en Miami, accionados contra la isla en forma permanente, apuntó.

De acuerdo con Calloni, las agresiones contra Cuba se extendieron a toda América Latina, donde se comprobó que actuaban, junto a organizaciones terroristas como la Triple A de Argentina, los paramilitares de Bolivia, los escuadrones de la muerte de Brasil y organismos similares de Uruguay y Chile.

En Cóndor también actuaron jefes de las organizaciones fascistas italianas Vanguardia Nacional y Orden Nuevo, enviados a Chile con el conocimiento de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN).

“Eran parte de los ejércitos secretos de mercenarios de la OTAN que actuaron para eliminar a todas las fuerzas políticas progresistas o de izquierda y destruir a quienes se alzaron en armas”, aseguró Calloni.

La Operación, banalizada por la prensa en esos años, no era un plan estratégico, sino una táctica de contrainsurgencia, por lo que fue inevitable que se conociera, ante las huellas dejadas por los verdugos”, indicó.

La lucha durante años de las madres que perdieron a sus hijos y nietos, las familias de los desaparecidos y organizaciones defensoras de los derechos humanos en Sudamérica y, en especial, en Argentina, permitió revelar los delitos de lesa humanidad perpetrados en aquellos años por las dictaduras apoyadas por Estados Unidos.

Las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo son símbolo de la lucha contra los crímenes de la dictadura
Las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo son símbolo de la lucha contra los crímenes de la dictadura

Pese al procesamiento y encierro de muchos de los implicados, el silencio de los agresores, los secretos y los archivos desclasificados con tachaduras para proteger a los mayores responsables atentan contra el esclarecimiento total de todas las violaciones perpetradas en aquella época.

MALVINAS Y LA USURPACIÓN DE LA SOBERANÍA

La injerencia norteamericana en Argentina no solo se reflejó en el apoyo a los ejecutores de los actos más criminales y oscuros contra el pueblo de este país, sino que también obstaculizó la defensa de sus intereses soberanos.

En diálogo con esta agencia, Calloni detalló que lo anterior pudo observarse cuando se produjo la Guerra de Malvinas (1982) por un intento de la Junta Militar argentina de “recuperar” un archipiélago en aguas territoriales usurpado por Reino Unido desde 1833.

Los jefes militares creyeron que esto serviría para quedar, no como asesinos, sino como héroes, debido al efecto emocional que tiene la ocupación británica de Malvinas en los argentinos. Pensaban que Estados Unidos los iba a apoyar por haber cumplido su mandato de exterminio, relató la reconocida escritora.

Monumento en homenaje a los 649 argentinos caídos en la guerra de Malvinas (1982)
Monumento en homenaje a los 649 argentinos caídos en la guerra de Malvinas (1982)

Confiaron en sus jefes de Washington, pero desde el primer momento estos enviaron información y orientación permanente a Londres. La Casa Blanca los utilizó y, cuando ya no servían, les soltó la mano. La Junta se rindió en Malvinas y nadie puede sorprenderse de la traición de Estados Unidos porque esa es la regla esencial del capitalismo salvaje, señaló.

CONTRA EL PLAN DE RECOLONIZACIÓN

Para Calloni, el siglo que vivimos continúa marcado por la concepción norteamericana de que su “patio trasero” debe quedar bajo su control total.

Por una parte, fundaciones y organismos no gubernamentales invaden silenciosamente América Latina para llevar a cabo las disposiciones de Estados Unidos que controla también gran parte de los medios de comunicación y los transforma en un arma de guerra.

Por otra, acuden a estrategias para crear desestabilización en países como Nicaragua, Venezuela y Cuba, y generar la violencia contra gobiernos legítimamente elegidos.

No es extraño que en estos momentos todas las coaliciones y fuerzas de derecha dependan económicamente y en todos sus movimientos de Washington. Se convirtieron en la “tropa civil” que imita varias de las tácticas de lucha y resistencia de nuestros pueblos, afirmó Calloni.

En ese sentido, denunció la injerencia del vecino del Norte en los sistemas judiciales, legislativos y en fuerzas de seguridad de algunas naciones, como parte de su proyecto geoestratégico para ampliar la dominación.

No obstante, aseguró que asistimos a una verdadera insurrección popular en varios países latinoamericanos y consideró “maravilloso escuchar la voz de los alzados contra la injusticia de un sistema que está agonizando”.

Vivimos una rebelión contra el plan de recolonizar Nuestra América y entramos en un nuevo proceso de liberación que debemos manejar con responsabilidad, inteligencia y acudiendo a esa magnifica fuerza conformada por el amor, la justicia, la verdadera independencia y la recuperación de nuestra soberanía, aseveró.

arb/ gas

Colaboraron en este trabajo:

Amelia Roque

Editora Especiales Prensa Latina

Deisy Francis
Deisy Francis Mexidor

Jefa de la Redacción Norteamérica de Prensa Latina

Laura Esquivel

Editora Web Prensa Latina

Adriana V. Robreño

Periodista de la Redacción Norteamérica de Prensa Latina

Buenos Aires, 4 de julio 2022
Crónica Digital/PL

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