Se apago la voz de Max Berru, pero su canto a la esperanza profunda de sus versos prosiguen latentes en el pueblo-
Se queda su recuerdo de creador, de militante, del amigo, en el alma colectiva de sus camaradas, de sus admiradores, de sus compañeros de armonías y sentimientos.
Fue de los insobornables- militante de la esperanza, cantor del dolor, de la lucha y del compromiso.
Fue de los que combatieron a la dictadura de Pinochet, que lo mantuvo en el exilio, de los que tuvieron siempre en su corazón amplio a Chile, a la democracia, la defensa de los derechos humanos.
Nacido en Ecuador, desarrolló su vida y su savia artística en Chile desde 1962, forjando su carácter y pensamiento en la Universidad Técnica del Estado, donde encontró un cauce para su sensibilidad social y su vocación musical. Fundo Inti Illimani, junto a Jorge Coulón, Horacio Durán, Horacio Salinas y Pedro Yáñez. El exilio llevó su nervadura creativa a Italia, donde conquistaron un lugar de privilegio, pero fue ciudadano de la América cobriza, de las raíces originarias de la Pachamama, hermano de sus pueblos originarios, de sus obreros, de sus insurgentes, de los combatientes de las sombras y de los sueños épicos.
Max, se nos fue físicamente a los 74 años, pero seguirá vivo en el recuerdo agradecido y el sentimiento de su pueblo-
Nos acompañará con Simón Bolívar y la Vasija de Barro, y tantos otros temas y los inolvidables valses y boleros de su repertorio.
Pero antes de partir dejó estampado su mensaje en el diario La Tercera, en septiembre de 2017, con motivo de un concierto en su homenaje:
“Estoy tranquilo y contento, porque me siento bien. He vivido con normalidad y tranquilidad una experiencia que para mucha gente puede ser tremenda. Pero no hay tormentos ni miedo”.
“Yo he sido un hombre de bien, un hombre bueno y solidario. He sido preocupado por los demás y eso hace que a uno lo quieran. Además, gracias a todo el trabajo con el Inti, primero en la campaña de Allende, luego en el exilio, mostrando nuestro apoyo desde el primer día del Golpe. Este grupo es una de las cosas más importantes a las que he contribuido en mi vida. Me siento querido y me siento feliz. Y si me toca morir, me muero feliz”, dijo en lo que sería su despedida.
Cronica Digital lo despide como un combatiente de la hermosura y la libertad, como un ejemplo de consecuencia y fraternidad.
Max Berrú seguirá cantando y entregando canciones y emociones, mensajes y caminos para andar.
Por Marcel Garcés Muñoz
Periodista
Director de Crónica Digital
Santiago de Chile, 1 de mayo 2018
Crónica Digital