El presidente de Chile, Sebastián Piñera, valoró de forma positiva la intervención del papa Francisco en los casos de abusos sexuales en la Iglesia católica del país austral.
En declaraciones a la cadena radial ADN, Piñera remarcó que era necesario «limpiar» la iglesia chilena.
‘Me alegro de lo que está pasando hoy porque si bien es tremendamente doloroso para una persona cristiana como soy yo, creo que era absolutamente necesario para limpiar la Iglesia y que pueda iniciar una nueva etapa’, señaló.
El mandatario se mostró esperanzado con que la acciones del Sumo Pontífice signifiquen un renacer de la Iglesia, «mucho más respetuosa de los niños, más cercana a la gente, menos pomposa, más comprometida con los más pobres y vulnerables, no más elitista».
Significó que demasiados miembros del clero han cometido abusos brutales contra menores de edad, a lo que hay que sumar que una parte de la jerarquía eclesiástica decidió encubrirlos.
‘Eso es un grave error, se equivocó la Iglesia porque en lugar de proteger a los niños inocentes, que es el mandato bíblico, se preocupó de defender corporativamente a miembros de la Iglesia y eso duró demasiado tiempo’, apostilló Piñera.
El papa Francisco recibió el pasado fin de semana en el Vaticano a cinco sacerdotes y dos laicos chilenos que fueron ultrajados también sexualmente o con abusos de poder por el defenestrado cura Fernando Karadima.
Casi al unísono, Su Santidad escribió un duro mensaje, el cual se vio obligado a difundir la Conferencia Episcopal de Chile. Junto con esto, envió a monseñor Charles Scicluna y al padre Jordi Bertomeu en una nueva misión investigadora em Chile.
Dos de los jerarcas de la Conferencia Episcopal se negaron a informar del paradero de Juan Barros, obispo de la sureña ciudad de Osorno, a donde se trasladaron Scicluna y Bertomeu sin que conozcan detalles de sus labores.
Barros, todavía obispo de la sureña diócesis de Osorno, despareció de la mirada pública hace unos 20 días tras participar en el encuentro convocado por el papa Francisco en el Vaticano.
Es señalado por varios testigos como encubridor de los actos de pederastia y trasgresiones de todo tipo de Karadima, condenado por la Iglesia católica al aislamiento y meditación.
Scicluna y Bertomeu realizaron en febrero investigaciones para determinar la veracidad de víctimas del asunto de Karadima. Su informe de unas dos mil páginas permitió al papa adoptar una serie de medidas.
La misión de los «detectives» del Vaticano probablemente busque limar asperezas entre una comunidad de feligreses disgustada con la postura de la Santa Sede en torno al caso Barros.
Santiago de Chile, 5 de junio 2018
Crónica Digital /PL