El político y militar Friedrich von Schrötter afirmó en una ocasión que “Prusia no era un estado con un ejército, sino un ejército con un estado” debido a la hegemonía del estamento castrense en ese reino, germen del ahora desaparecido imperio alemán, y la frase bien vale para Israel. Por: Roberto Castellanos Corresponsal de Prensa Latina en Egipto En este país del Medio Oriente las Fuerzas Armadas (FDI) mantienen desde su fundación, en 1948, una privilegiada posición en todas las esferas de la vida nacional. El Instituto Internacional de Estudios para la Paz de Estocolmo estima que Israel gastó 21 mil 700 millones de dólares en material militar en 2020, un 12 por ciento del gasto público total. A eso se suman los aportes monetarios de su gran aliado, Estados Unidos, que entregó desde 2000 más de 58 mil millones de dólares en ayuda militar y otros cinco mil millones en colaboración económica, el 55 por ciento del total entregado por Washington a nivel mundial durante ese lapso. Hace seis años el entonces presidente norteamericano, Barack Obama (2009-2017), firmó un nuevo acuerdo para regalar a Tel Aviv 3,8 mil millones anuales durante una década. Con el argumento de vivir rodeados de enemigos y potenciales rivales, esa pequeña nación levantina alberga una de las sociedades más militarizadas del mundo. Según el profesor Uri Ben Eliezer, el militarismo no solo puede explicarse por esa visión, sino como un medio para obtener el compromiso incondicional de todos los ciudadanos. En su libro “La Idea de Israel”, el historiador Ilan Pappe afirmó que desde la fundación del Estado judío el uso de la fuerza militar, más que una táctica, fue parte de una ideología. En ese texto citó los trabajos de catedráticos como Hagit Gur Ziv, Rela Mazali y Diana Dolev sobre el impacto de la estrategia en la sociedad israelí, donde está fuertemente arraigada. Sus obras revelaron el alto grado de militarización en que vivían los judíos desde su nacimiento hasta su muerte, resaltó. Desde muy temprana edad, los ciudadanos son educados para ser “buenos soldados”. Como parte de esa cultura, en Israel los varones al cumplir 18 años son enrolados durante 32 meses en el Ejército, una cifra que se reduce a 24 meses para las mujeres. Sin embargo, de una forma u otra todos quedan vinculados al aparato castrense, porque pueden ser movilizados en las siguientes décadas para participar en maniobras o en la guerra de turno lanzada por el Gobierno de Tel Aviv. De esa práctica están excluidos los casi dos millones de árabes que viven en el país y los ultraortodoxos judíos (jaredíes), un grupo social en franco crecimiento debido a su alta natalidad. Por tanto, no es de extrañar que todas las encuestas coincidan sobre la confianza popular en el estamento castrense por encima del resto de las instituciones estatales. Sin embargo, el Instituto para la Democracia en Israel reveló en enero último que por primera vez en 13 años, menos del 80 por ciento del público judío […]

(Parte I) Por Antonio Ramírez Su autor es analista de temas internacionales de USACH “Las guerras mienten. Ninguna guerra tiene la honestidad para confesar: yo mato para robar. Las guerras invocan nobles motivos, matan en nombre de la paz, en nombre de Dios, en nombre de la civilización, en nombre del progreso, en nombre de la democracia. Y si por las dudas, si tanta mentira no alcanzara, ahí están los grandes medios de comunicación dispuestos a inventar enemigos…” Una introducción necesaria La guerra comenzó hace ya varios años, el 21 de noviembre del 2013, cuando Ucrania rehusó continuar las negociaciones de asociación con la Unión Europea, y optó por continuar su participación en el Espacio Económico Unificado, formado por Bielorus, Kazajstán y Rusia. Ese día la oposición inició las protestas en la “Plaza (Maidan) de la Independencia”. Al día siguiente, comenzaron a demandar la renuncia del Gobierno y la firmar de una asociación con Europa. Las protestas fueron acompañadas por una enorme presión europea y Estados Unidos para que las autoridades ucranianas retomaran la senda de la asociación con la UE. El Gobierno de Yanukovich, marcado por la corrupción, nepotismo y nacionalismo que caracterizó a todos los gobiernos de las nuevas repúblicas ex soviéticas en su senda de reconstrucción del capitalismo, hundiendo en miseria extrema a su población, facilitó con su accionar las masivas movilizaciones que en sus inicios demandaban más democracia. El 22 de diciembre de ese año, los manifestantes de la Plaza (Maidán) adoptaron una organización que sumó a otros partidos de oposición y declararon:  “… quienes estamos en Kiev, permaneceremos en Kiev, nos quedaremos en la Plaza, con métodos de guerrilla bloquearemos los edificios administrativos, y ¡no dejaremos vivir ni dormir tranquilos a las autoridades! ¡Crearemos tal infierno para el Gobierno, que la tierra arderá bajo sus pies!” Mientras tanto, Rusia adoptó un conjunto de medidas para ayudar a resolver la difícil situación que enfrentaba la economía ucraniana, entre ellas, rebajas en las tarifas del gas y la inversión de recursos financieros. Dirigiéndose a los ciudadanos de Rusia, Putin diría: “… a menudo usamos las frases «país hermano», «pueblo hermano». Y hoy vemos que Ucrania se encuentra en una situación difícil: económica, social y política. Y, si de verdad decimos que este es un pueblo hermano y un país hermano, entonces debemos actuar como parientes cercanos y apoyar al pueblo ucraniano en esta difícil situación.” Desde enero de 2014 la situación cambió: el control de los manifestantes fue asumido por los grupos más extremistas, incluidos grupos abiertamente neonazis. El 24 de enero comenzó la ocupación de edificios de gobierno: el Ministerio de Políticas Agrarias y Alimentos, el Ministerio de Justicia. Las acciones de protesta adquirieron un carácter cada vez más agresivo, con la clara intención de derrocar al poder establecido. El 21 de febrero de 2014, el presidente Víktor Yanukovych y los líderes de la oposición, con la mediación de representantes de la UE y Rusia, firmaron un acuerdo «Sobre la solución de la crisis política en […]

Por Maria Eugenia Puelma Como no recordar cuando en nuestra juventud marchamos por La Paz en Vietnam Como no reflexionar sobre las palabras de Fidel, analizando las características del modelo Capitalista en su etapa Neoliberal. Él lo denomina, depredador de la tierra, los mares,los pueblos y la humanidad. Sobre todo, de la moral y la ética, que debiera ser el elemento rector de toda la humanidad El modelo hoy globalizado, en todos sus ámbitos, pueblos sin memorias y despolitizados, vibrantes de individualismo, son terreno fértil para el negacionismo, los nacionalismos, la pobreza endeudada y la compra y ventas de conciencias haciendo de la corrupción el eje transversal de las conductas que erocionan la democracia y debilitan el rol de los/as trabajadores como sujetos de cambios. La clase, tiene como misión emancipar a los pueblos, de la moral depredadora del Sistema Hoy, en este siglo en que la humanidad avanza a pasos agigantados a la destrucción del planeta, los «Grandes» se reparten el mundo, para adueñarse de territorios que tienen recursos, bienes, alimentos, terrenos agrícolas, agua, combustibles, energías etc. Lo que pasa hoy no es un equivalente a la Guerra fría, es más pedestre, mas grave y peligroso para la sobrevivencia de la humanidad Las guerras, los conflictos volvieron a las épocas primitivas a las causales básicas de adueñarse por cualquier medio de los recursos de los otros. Métodos: guerras, golpes de estados, masacres, ataques cobardes a pueblos enteros. Entonces la Paz, no es un abstracto, para conseguirla hace falta retomar la historia , los contextos.Decir que «se haga la Paz», no es suficiente, se tiene que mirar lo que origina el conflicto, lo que esta detrás de forma descarnada y honesta, será posible? El «Nunca Más, prometido después de la segunda guerra mundial, fue insuficiente y el fascismo siguió su camino institucionalizado, y legitimado con poder. Las ideas progresistas de cambios profundos, en el mundo,les ha costado sobrevivir, han caído o las han hecho caer una y otra vez. Ahora el mundo,sufre las consecuencias de la debilidad de los principios en que se ha construido.Los pueblos deben recuperar su soberanía, su Derecho a vivir en Paz y a no ser manipulados, para conducirlos en contra de ellos mismos y en favor de la avaricia de las élites mundiales. Creo que los organismos internacionales, las organizaciones populares deben empezar a jugar un rol distinto más activo y comprometidas por la paz, con Contenidos. Sentar a Rusia y a Ucrania mientras los pueblos quedan devastados es jugar dentro del esquema depredador de la inconsciencia en contra de la humanidad.Los caminos de la guerra son impredecibles. Nuestro país que inicia un nuevo camino político de derechos con una nueva Constitucion, debiera jugar un rol nuevo, valiente de nuevo tipo. No es hora de sumarse a bandos es hora de mostrar liderazgo. La juventud Chilena fue pionera en luchar por la Paz mundial ayer, fuimos un aporte a la construcion de una apuesta liberadora que dió origen a grandes cambios en nuestro país. Hoy […]

El actual conflicto entre Ucrania y Rusia, en el cual interfiere Estados Unidos con o sin OTAN, no se puede comprender cabalmente por la influencia de medios de comunicación dominantes controlados desde Washington. Por Julio Yao, colaborador de Prensa latina, es catedrático y analista internacional, y fungió como asesor personal de Política Exterior del general Omar Torrijos. En ese sentido, prevalece mucha ignorancia sobre la geopolítica y el derecho aplicable. La volatilidad de esta crisis requiere ser vista a través de, o mediante apelación a los instrumentos de análisis, especialmente los disponibles por el Derecho Internacional, aún en ausencia de las Naciones Unidas debido a sus fallas estructurales. La ONU no puede cumplir su papel ideal porque está cooptada materialmente por una de las partes, Estados Unidos, que carga de manera significativa con el presupuesto y opera bajo sus leyes, por ser su sede, lo que explica que los puestos claves estén ocupados o fiscalizados por la nación imperial. Es importante explicar que Ucrania no ha formalizado su personalidad estatal al no definir cuáles son sus fronteras (lo advirtió el exsecretario general de la ONU Ban Ki-moon en 2014), y lo sabe el actual titular del organismo multilateral, António Guterres. La ONU no puede siquiera mediar entre Rusia y Estados Unidos, que no logran adoptar acuerdos de seguridad regional ni definir cuáles son las líneas rojas que no deben ser violadas y que siempre Moscú urgió a Washington. Tampoco puede la ONU hacerle frente al genocidio, crímenes de guerra o de lesa humanidad cometidos por las fuerzas armadas de Ucrania contra las poblaciones de las Repúblicas Populares de Donetsk y Lugansk. MÁS ALLÁ DE LA MANIPULACIÓN Y PROPAGANDA MEDIÁTICA Para deslindar los hechos geopolíticos a la luz de los principios del Derecho Internacional, es indispensable aislar el conflicto de la manipulación y propaganda de los grandes medios de comunicación que buscan legitimar los fines geopolíticos de Estados Unidos. Las Repúblicas Populares de Donetsk y de Lugansk son o han sido reconocidas por organismos internacionales y algunos Estados, aunque no lo suficientemente. Las dos cuentan con todos los elementos de un Estado (población, gobierno, fronteras, bandera, escudo, himno) y ahora solicitaron la ayuda de Rusia para evitar que las fuerzas armadas de Ucrania asesinen a su población, cometiendo genocidio, etnocidio, crímenes de guerra o de lesa humanidad contra ellas. Por consiguiente Rusia, con su apoyo a esas repúblicas populares, da cumplimiento al mandato de los Tribunales de Nuremberg, que nos legaron un código de ética universal contra las prácticas nazistas o fascistas. El no reconocimiento de dichas repúblicas por parte de Ucrania se explica porque este es un país agresor que, en lugar de proteger a su población, elimina a una parte de ella para cumplir consignas de gobiernos norteamericanos que la manipulan como marioneta. Estos elementos de juicio desdicen de la condición de Ucrania como Estado. La acción militar de Rusia en Ucrania tiene parcialmente objetivos legítimos de mantenimiento de la paz y está lejos de la finalidad de destruir […]

El 23 de julio de 1810 fue creado el Ejército de Colombia con el Batallón Voluntarios de Guardia Nacional, bajo las órdenes del teniente coronel Antonio Baraya, primer comandante y jefe supremo. Por: Odalys Troya Flores Corresponsal en Colombia Con unos 25 mil hombres, el flamante ejército libró importantes batallas como la del 28 de marzo de 1811 contra las tropas españolas y con victoria en Palacé; la expulsión de franceses en 1814 y la Campaña Libertadora, comandada por Simón Bolívar y Francisco de Paula Santander, dando paso así a la Gran Colombia. En entrevista con Prensa Latina, el senador del Polo Democrático Alternativo Iván Cepeda explicó que en relación con el origen del ejército colombiano hay varias tradiciones. “Una libertaria, que es la línea representada por Simón Bolívar, quien no solo combatió toda su vida por la independencia del yugo español colonial, sino que lo hizo, además, con un criterio integracionista, claramente con una perspectiva independentista”, detalló. Bolívar tenía claro que el proceso latinoamericano de independencia pasaba por conformar una muy sólida alianza de los pueblos y las naciones que estaban en ese momento surgiendo, explicó. Eso de cara a algo que él ya veía de una manera temprana y visionaria, el surgimiento de Estados Unidos como una potencia, incluso como una potencia imperial, enfatizó el reconocido político colombiano. “Otra tradición, distinta, fue la del surgimiento temprano de una élite que en Colombia tuvo una historia muy cercana a la figura de Santander”, añadió.   Fue una visión en la cual, en efecto, había un deseo de independencia, pero no claramente articulada al concepto de soberanía y al surgimiento de un sistema de relaciones que ya se veía en ciernes, y esa tradición lamentablemente triunfó, recalcó. Comentó que los proyectos de la Gran Colombia, el de la integración y el de hermanar a las naciones que fueron fruto de las guerras de independencia, en su momento fracasaron. “Y con ello apareció una élite proclive a someter a nuestras naciones y, concretamente, a Colombia, a la agenda internacional de las potencias extranjeras”. En su opinión, la tradición libertaria de las fuerzas independentistas se vio frustrada de ese modo y subordinada a otro tipo de proyecto histórico. Fuerzas miliares, un elemento del aparato de poder El político considera importante rastrear todas las guerras territoriales y feudales que se dieron durante el siglo XIX, y lo que significó luego el desprendimiento de Colombia y la captura por parte de Estados Unidos de Panamá para el proyecto del canal, con el fin de comprender las simientes de la militarización del país. Después vino la represión que las fuerzas de la policía y militares comenzaron a ejercer contra la movilización de los sindicatos de los enclaves como la multinacional UnitedFruit Company, lo que fue la Masacre de las Bananeras en 1928, añadió.   Mascre de las Bananera, pintura de Botero Es decir, ya en esos orígenes históricos las fuerzas militares primero se revelaron como un elemento del aparato de poder y no solo eso, […]

En el conflicto de Ucrania se conjugan factores como la pretensión de debilitamiento o destrucción de Rusia por parte de potencias occidentales encabezadas por Estados Unidos, que quieren mantener un imposible mundo unipolar, la extensión de la OTAN hasta los confines del este de Europa, y también elementos de tipo económico y ganancial. Por José R. Oro, ingeniero cubano residente en EEUU, colaborador de Prensa Latina Dentro del campo de la rapiña económica, dos componentes importantes son el continuar dedicando inmensas cuantías de dinero al Complejo Militar Industrial; y el otro que se vuelve cada día más evidente en las incesantes amenazas de la administración de Joe Biden a Rusia, el deseo de los productores de energía estadounidenses de invadir los mercados europeos con gas natural de fracking. Los medios canallas saturan al mundo de especulaciones sobre la intención rusa de anexar Ucrania y especulan de la forma más ridícula sobre el supuesto deseo de Moscú de congelar Europa cortando el suministro de gas, pero muy pocos reporteros en los medios corporativos preguntan quién se beneficiará económicamente del enfrentamiento en el este de Europa. Porque la respuesta a esta pregunta revela claramente que la fuente del conflicto no es Rusia. Al ensamblar algunas piezas del rompecabezas, comienzan a surgir algunos ganadores claros en la crisis de Ucrania, haya un conflicto limitado u “operación especial” como hasta ahora o una guerra real a gran escala: las corporaciones multinacionales de gas y petróleo. Y parecería que esta industria encontró al vocero más poderoso del mundo para representar sus intereses: el gobierno de los Estados Unidos y el seráfico presidente Biden, cuyo hijo Hunter Biden y Burisma Holdings (el mayor productor ucraniano de gas), son como decimos en Cuba “uña y carne”. Chevron, ExxonMobil, Shell y varias más, junto a cientos de contratistas de perforación y suplidores de equipos que trabajan con ellos, quieren aumentar enormemente las exportaciones a una Europa sedienta de gas, pero Rusia y su empresa estatal Gazprom se interponen en el camino. Actualmente, el gas natural ruso representa más del 30 por ciento de todas las importaciones a la Unión Europea. Las principales potencias de la UE, Alemania y Francia, obtienen el 40 por ciento de su gas de Rusia, mientras que otros países, como la República Checa y Rumanía, utilizan únicamente el de la nación euroasiática. Para desalojar a la competencia y hacerse con una mayor o total cuota de mercado, las multinacionales necesitan frenar el abastecimiento de gas procedente del este. El mercado ¿libre? Los precios del mercado mundial del petróleo y del gas natural se dispararon en los últimos meses y sobre todo recientes días, impulsados por varios factores: demanda récord en Europa y Asia a medida que la industria manufacturera se va recuperando un poco de la pandemia, oferta limitada, ya que algunas de estas instalaciones solo comienzan a volver a funcionar. Reservas de los productos almacenados bastante agotadas debido a un largo y frío invierno de 2020 y ahora 2021-22, y el alejamiento de […]

La historia de Rusia y Ucrania se remonta a la Edad Media, pues ambos países eran parte del estado eslavo antiguo desde finales del siglo IX hasta mediados del XIII. Aunque los destinos de ambas naciones tomaron rumbos diferentes y surgieron dos idiomas y culturas, Ucrania formó parte del Imperio ruso y más tarde de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas hasta diciembre de 1991. El último capítulo en las relaciones diplomáticas de estos países se abrió tras la actividad de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) en Europa del Este. La organización aumentó la presencia de sus fuerzas en la región y actualmente dispone de 13 mil soldados, 200 tanques, 400 vehículos blindados y tres docenas de aviones y helicópteros estacionados. De igual forma, en Ucrania mantiene 10 mil «instructores». A principios de diciembre de 2021, el puerto griego de Alexandroupolis recibió el mayor cargamento de equipo militar estadounidense de su historia, incluidos helicópteros, vehículos aéreos no tripulados, tanques de combate de infantería (IFV) y artillería para el ejercicio anual de la OTAN Atlantic Resolve. Prensa Latina ofrece a continuación una cronología de los principales acontecimientos de los últimos meses. 21 de diciembre de 2021 El ministro ruso de Defensa, Serguéi Shoigú, informó que 120 mercenarios estadounidenses recibieron entregas de armas químicas en las ciudades de Avdeevka y Krasny Liman, bajo control de Ucrania, para utilizarlas en un posible ataque del que se podría culpar a Rusia. 10 de enero de 2022 En Ginebra, Suiza, tuvieron lugar negociaciones Rusia-Estados Unidos, en las que Washington dejó sobre la mesa unas posibles medidas coercitivas contra Moscú. 12 de enero de 2022 Comenzó en Bruselas, Bélgica, el Consejo entre Rusia y los países integrantes de la OTAN para analizar las preocupaciones mutuas sobre la seguridad en Europa. 12 de enero de 2022 Rusia dejó claro lo esencial que resulta para el país obtener garantías legalmente vinculantes de la no expansión de la OTAN y contra el despliegue cerca de sus fronteras de fuerzas de ataque que podrían alcanzar objetivos en su territorio. Aseguró que se realizarían ejercicios militares como es práctica habitual de todas las Fuerzas Armadas. 13 de enero de 2022 Concluyó el último de los encuentros sobre las propuestas de garantías de seguridad con la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE) en Viena, Austria. 14 de enero de 2022 La secretaria de prensa de la Casa Blanca, Jen Psaki, y el portavoz del Pentágono, John Kirby, acusaron a Rusia, sin presentar prueba alguna, de preparar una operación como pretexto para una eventual invasión a Ucrania. 16 de enero de 2022 Moscú reiteró que no hay personal militar ruso en la región de Donbass, ni en Ucrania en general, y aclaró que las fuerzas solo se localizan en su propio territorio. 19 de enero de 2022 Rusia argumentó que es inaceptable la ampliación de la OTAN en la región. Así lo expresó su vicecanciller, Serguéi Riabkov, quien añadió que su país necesita garantías jurídicas en […]

Juan Pablo Cárdenas S. Absorta como está la política chilena en el devenir de su Convención Constituyente como en los preparativos para la asunción de un nuevo gobierno, el país no le asigna a la información internacional la cobertura que siempre debiera merecer. Menos aun cuando arrecia la pandemia y la delincuencia ataca tan severamente a millones de personas y hogares. Sin embargo. La tensa situación entre Rusia y Ucrania o las intenciones de China de imponer su soberanía sobre Taiwán son fenómenos que muy luego van a obligar a nuestra Cancillería a asumir posiciones al respecto. Difícil va a ser mantener neutralidad, pero todavía más hacernos eco de los intereses estadounidenses en estas materias y tantas otras que pueden comprometer la aparente paz que creemos estar disfrutando todavía en el mundo. Expresiones del propio Presidente Electo respecto de la situación de Venezuela, Nicaragua, Cuba y otros países nos hacen temer que su Gobierno pudiera dejarse influir por los dictados de Washington y hasta en materia regional sigamos comportándonos como el gobierno de Piñera que felizmente ya culmina. Quien llegara al extremo de ofrecer la estrella soberana de nuestra bandera al pabellón del imperio, allí en el mismo Salón Oval de la Casa Blanca., en que otros jefes de estado han cometido bullados latrocinios. Son muchos los acontecimientos de las últimas décadas las que nos convencen que Chile y quienes hasta aquí se han comportado como miembros del “patio trasero” de Estados Unidos debieran recuperar dignidad e independencia y ubicarse moral y pragmáticamente en una realidad internacional que felizmente vuelve a reconocer otros grandes actores que sirven de contrapeso al hegemonismo norteamericano. Más allá de los reparos que puedan también provocarnos las pretensiones chinas, rusas y de la propia comunidad europea. Aunque lo soslayan nuestros grandes medios de comunicación, confundidos por la ignorancia de sus editores y el soborno de las grandes cadenas informativas, lo que queda claro es que desde la Casa Blanca se instruyen los grandes crímenes de lesa humanidad, la más descarada política intervencionista y la codicia más desvergonzada para hacerse de las riquezas y reservas naturales de todo el orbe. Un propósito sostenido a sangre y fuego por sus multimillonarios presupuestos de guerra, el pingüe negocio de las armas y la embestida militar en todos los continentes. Sin temor a exagerar, cae por su propio peso que para ser Presidente de los Estados Unidos hay que ser asesino e inescrupuloso. Si en el pasado, algunos de sus mandatarios le dieron al mundo la esperanza de contribuir al respeto y la armonía entre los pueblos, ya hemos comprobado que ninguno de ellos varió mucho su política en relación a los anteriores. Al propio Kennedy le faltó tiempo para cometer más intervenciones en América Latina, así como posteriormente Barack Obama terminara con ejecutar las más espeluznantes agresiones en el Asia, completando la tarea de acribillar a los vietnamitas, a los libios, a los sirios, afganos, iraquíes y otros en beneficio de los intereses de sus compañías petroleras, como […]

La presencia militar en las dinámicas políticas, económicas y sociales es una condición sine qua non en América Latina y el Caribe desde los tiempos de la independencia en el siglo XIX. Por: Alain Valdés Sierra Jefe de la Redacción Centroamérica, Caribe y Sudamérica El XX confirmó lo anterior y sus abanderados indiscutibles fueron durante la segunda mitad de la centuria las dictaduras castrenses de Augusto Pinochet (Chile), Alfredo Stroessner (Paraguay), Hugo Banzer (Bolivia) y Jorge Rafael Videla (Argentina), entre otros. Sin embargo, el fin de estas formas de gobierno, asociado a cambios de orden mundial como la caída del campo socialista europeo, y con ello, el fin de la “amenaza del comunismo”, apartó a los militares del foco de atención. Pero sería ingenuo pensar que este “desplazamiento”  significó que su poder se viera menguado, pues los uniformados como representantes de una manera de ejercer el poder, el militarismo, se adecuaron a los nuevos tiempos. Más una utopía que un hecho concreto En enero de 2014 jefes de Estado y de Gobierno reunidos en La Habana, Cuba, a propósito de la II Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños, proclamaron la región como Zona de Paz. Entonces apostaron por el “compromiso permanente con la solución pacífica de controversias, a fin de desterrar para siempre el uso y la amenaza del uso de la fuerza de nuestra región”. Sin embargo, no pocos coinciden en que el militarismo mantiene su constante presencia en el subcontinente. Para el experto en temas militares y de seguridad Santiago Espinosa, especialista del Centro de Investigaciones de Política Internacional (CIPI), adscrito a la Cancillería de Cuba, lo de América Latina y el Caribe como Zona de Paz, “es más una utopía que un hecho concreto”. El militarismo en nuestra región, opina, es un fenómeno complejo sobre el que varios autores discrepan debido a la cantidad de variables a tener en cuenta para abordar el tema con la mayor precisión posible.   La acepción más empleada la enuncia el politólogo alemán Dieter Senghaas, quien lo considera como “la unión de lo político con lo militar, más concretamente, con el predominio de este último sobre el primero”. Cuando hablamos sobre el tema en el siglo XXI, asegura Espinosa a Prensa Latina, no solo hacemos referencia a aspectos puramente militares, sino a una visión más amplia que tiene como fin afianzar mecanismos de dominación a diferentes escalas. Debemos destacar que el militarismo hoy trata también sobre el uso de la tecnología, el nivel de acceso de los poderes hegemónicos (en especial Estados Unidos) a recursos de todo tipo que abundan en América Latina y el Caribe, y la búsqueda del control sobre gobiernos contestatarios, asegura. Pobreza versus presupuestos de defensa La región de Latinoamérica y el Caribe es una de las más abundantes del planeta en cuanto a riquezas naturales, pero registra una de las peores distribuciones. Sin embargo, en materia de defensa los gastos se mantienen con poca variación a pesar de la crisis económica mundial y […]

Por Iñaki Gil de San Vicente*   CONVERSANDO CON EL SINDICATO UNITARIO Y NACION ANDALUZA[i] «Las relaciones burguesas de producción y de cambio, las relaciones burguesas de propiedad, toda esta sociedad burguesa moderna, que ha hecho surgir como por encanto tan potentes medios de producción y de cambio, se asemeja al mago que ya no es capaz de dominar las potencias infernales que ha desencadenado con sus conjuros […] Las relaciones burguesas resultan demasiado estrechas para contener las riquezas creadas en su seno. ¿Cómo vence esta crisis la burguesía? De una parte, por la destrucción obligada de una masa de fuerzas productivas; de otra, por la conquista de nuevos mercados y la explotación más intensa de los antiguos. ¿De qué modo lo hace, pues? Preparando crisis más extensas y más violentas y disminuyendo los medios de prevenirlas». Marx y Engels: Manifiesto del Partido Comunista. Obras Escogidas. Progreso. Moscú 1978. T. I. p. 116 En el capítulo XXIII de El Capital sobre La ley general de la acumulación del capital, Marx enfatiza en cursivas «el estado de sumisión» en el que malvive el proletariado. La ley, que es el fusil hecho papel, es otra de las fuerzas de terror material y simbólico que refuerza la definición de sumiso que ofrece el Diccionario: «obediente, subordinado, rendido, subyugado». El servilismo es la sumisión auto-humillante. Recuperemos la antigua acepción republicana de servil: quien pasiva o activamente se somete al rey o a la reina, como el caso del Sinn Fèin que ha felicitado a la reina británica por su cumpleaños. Desnudemos a la monarquía y al imperialismo, y descubramos su esencia, el capital como relación social de explotación, y veremos que la «democracia» es la zanahoria para sumisos y serviles, siendo el fusil, la OTAN, el palo que golpea al proletariado, a los pueblos insumisos, no serviles. Del mismo modo en que el Estado es la forma política del capital, la OTAN es la forma militar del imperialismo, lo que le confiere un poder político y científico-cultural enorme. La OTAN ocupa Andalucía, nudo geoestratégico de los ejes oeste-este y norte-sur comerciales y militares en el Atlántico de África y Eurasia, junto a Canarias, Marruecos y Portugal. Dentro de jerarquía imperialista, el Estado español conserva oficialmente la dominación de Andalucía, pero como parte subsidiaria del imperialismo y la OTAN. Esta jerarquía de dominaciones es importante para comprender en su pleno alcance el potencial liberador de la independencia de Andalucía, porque, visto lo visto, solamente puede ser socialista o no lo será precisamente por su valor geoestratégico para el imperialismo. Para el Estado español la pérdida de Andalucía es insoportable porque además del agujero económico está el hundimiento de una parte sustantiva, junto a la castellana, de la identidad españolista construida sobre la explotación negadora de esos pueblos. Pero en el nivel jerárquico superior, el imperialista, esa independencia destruiría una de sus bases y vías logísticas con una importancia próxima a las de Ormuz, Adén, Suez, Panamá, Malaca, etc.  El que por ahora se crea lejana […]

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