En el sector Curileo de la comuna de Vilcún, los astros literalmente se alinearon. La conjunción de un trabajo mancomunado entre cuatro comunidades mapuche con la Municipalidad de Vilcún, INIA Carillanca, la Fundación para la Innovación Agraria (FIA), el Instituto de Agroindustria de la Universidad de La Frontera, instituciones del Estado como INDAP y SAG, entre otras, y el sector privado, como Agrícola Forestal Esperanza, ha permitido que la estrategia de desarrollo planteada por la alcaldesa Susana Aguilera Vega, se haga carne en un proyecto de recuperación de la quínoa desde sus propiedades alimentarias, la recuperación de la cultura ancestral, y el fomento a la agricultura familiar.
Al inicio de su período alcaldicio, la máxima autoridad comunal resaltó la relevancia de estrechar lazos con el centro experimental INIA Carillanca, ubicado en el km 10, camino Cajón-Vilcún. Fue así como hace un año y medio, el trabajo con el municipio se plasmó en el proyecto «Tecnologías para potenciar el cultivo de quínoa como opción productiva para la agricultura familiar en la zona sur de Chile», en el manejo de cuatro semilleros de la «variedad regalona», distribuidos en un cuarto de hectárea en las comunidades Domingo Caniu I, Domingo Canio II, Antonio Paine I y Antonio Paine II.
«Hemos sembrado una superficie de 200 o 400 metros cuadrados con genotipos que las mismas comunidades eligieron dentro del banco de recursos genéticos que tiene INIA Carillanca», explicó Jorge Díaz, investigador de INIA Carillanca a cargo del proyecto.
Los resultados han superado las expectativas -comenta- al puntualizar que esta iniciativa, que se inició hace un año y medio, es a tres años y «pionero e innovador para la comuna de Vilcún, para la región y para toda la zona sur de Chile». Entre los desafíos también destaca incorporar esta semilla ancestral a la dieta alimentaria de los chilenos.
«La quínoa del sur es distinta a las del centro y zona norte; las del norte, no se adaptan bien acá. Estamos trabajando con quínoa de la comuna y de otras zonas cordilleranas de la región», precisó.
El investigador explicó que las tecnologías serán evaluadas financieramente para que el agricultor pueda conocer diferentes alternativas de cómo invertir en este cultivo. Según esa inversión, o nivel tecnológico que aplique en su producción, podrá obtener diversa y variada rentabilidad o ingreso.
«Si logramos también una buena comercialización, y aunque no sea precio destacado como se haya en el norte del país, igual puede superar de forma muy interesante, a otros cultivos que son tradicionales en la zona», explicó Díaz, llamando a otros organismos del Estado a acercarse, acompañar y participar del necesario encadenamiento que permitirá el éxito y continuidad de este proyecto.
Isabel Huencho, integrante de la comunidad Domingo Caniu II, fue clara al manifestar que se debe confiar en los agricultores porque saben lo que hacen, al destacar que las comunidades esperan poder vender de manera directa.
«La quínoa es un producto muy caro; al venderlo en forma directa, el precio baja para los consumidores», explicó al resaltar que esta semilla, que reemplaza al trigo, «siempre ha estado incorporada dentro de la agricultura familiar campesina, y de la cultura mapuche».
Por su parte, Ivette Seguel, directora del Centro Regional de Investigaciones INIA Carillanca, destacó que este ha sido uno de los acercamientos más importantes en el trabajo con el municipio, ya que «reúne muchos elementos que habíamos esperando hace muchos años, como es el trabajo directo con las comunidades».
«Ellos son parte de la investigación; este es un trabajo participativo, donde las opiniones de todos valen, y tenemos discusiones de cómo avanzar. Además, están las instituciones del Estado. Definitivamente, creo que aquí se conjugaron todos los elementos. Las cosas están funcionando, está todo lo que tiene que estar, y a juzgar por los resultados que estamos teniendo, tenemos la seguridad de que esto viene para quedarse en la comuna».
A juicio de la alcaldesa Susana Aguilera Vega, dado los altos índices de obesidad que enfrenta el país, «introducir este producto en la dieta alimentaria nacional, es muy importante», relevando el impacto que tendría el hecho que JUNAEB pudiera incluir la quínoa en la dieta de los niños.
«La quínoa es ancestral, muy reconocida por su alta capacidad de incorporar propiedades como aminoácidos, y de muy bajas calorías. Hacer de este cultivo ancestral un sector de la producción importante en nuestra comuna es un desafío», enfatizó.
Finalmente, la máxima autoridad comunal destacó el resultado que se está obteniendo en el proyecto con INIA Carillanca manifestando que es la productividad de las tierras de la comuna la que permite cultivo de mejor rendimiento y comercialización.
Santiago de Chile, 27 de enero 2017
Crónica Digital