Para unos simplemente el mejor jugador del mundo, para otros el más brillante de todos los tiempos, el argentino Lionel Messi debutará hoy contra Bosnia-Herzegovina en la Copa del Mundo de fútbol, y comenzará así su cita con la historia.
En suelo brasileño el crack del FC Barcelona tiene ante sí la posibilidad única de conquistar el título mundial, único trofeo que le falta en su palmarés, sobre todo para ganarse el corazón de todos los hinchas de su nación y de paso convertirse en una deidad.
La tarea es harto compleja y su primer puerto roza el límite de lo real maravilloso: enfrentar a la escuadra bosnia en el estadio Maracaná, de Río de Janeiro, el recinto más famoso del fútbol mundial, sede de la gran final de esta Copa del Mundo, el próximo 13 de julio.
Con muchas ganas de jugar en el gran Maracaná por primera vez en mi vida y de empezar con buen pie el Mundial. ÂíVamos por todo!, escribió Messi en su perfil de la red social Facebook.
Esta será la tercera incursión de Messi en estas magnas justas del balompié, luego de su participación en Alemania-2006 y Suráfrica-2010, aunque en esta ocasión llega con una madurez superior, cimentada en los enormes éxitos con el Barcelona y en las experiencias obtenidas de sus fracasos con la selección absoluta, léase en copas América y del Mundo.
Ayer, en conferencia de prensa, el entrenador argentino, Alejandro Sabella, enfatizó que todo el engranaje táctico de su equipo rondará alrededor de Messi, con cuatro o cinco defensas, porque al mejor futbolista del mundo se le debe explotar al máximo para conseguir el extra que otros equipos nunca tendrán.
Sabella garantizó que acomodará «el sistema de juego para facilitarle las cosas, a fin de que se sienta en un ambiente propicio para desplegar todo su talento».
Pero Messi solo no gana un partido y mucho menos un Mundial. El grupo a su alrededor debe jugar al tope de sus posibilidades para contar con más variantes ofensivas, y también con mayor solidez defensiva que le de alas a esa maquinaria de ataque.
Algunos expertos opinan que Argentina debe jugar con cinco defensores en el fondo y solo dos delanteros, aunque hasta última hora nadie sabrá cuál será el planteamiento a utilizar por los albicelestes porque Sabella prefirió guardar el secreto.
No se puede atacar bien sin defender bien. Y también digo que no se puede defender bien sin atacar bien. Hay que mantener un orden y tratar de hacer las dos cosas bien, advirtió el estratega de 59 años.
Al dibujar a la Bosnia-Herzegovina de Edin Dzeko, Sabella dijo que está compuesta por «jugadores creativos, técnicos, que dominan a la perfección el juego aéreo y en los últimos partidos han sacado buenos resultados, están muy optimistas de cara al torneo».
De alguna manera esto da a entender que Argentina alineará una línea de cinco zagueros, dos centrocampistas de corte defensivo, un enganche que sería el madridista Ángel Di María, y Sergio «el Kun» Agüero al lado de Messi en funciones de killer.
Argentina conquistó sus dos títulos mundiales en 1978 y 1986, por lo que ya hace casi 30 años de su última coronación, demasiado tiempo para un país de tanta tradición futbolera.
Aunque sea difícil de creer, las calles de Río de Janeiro amanecerán hoy de albiceleste y el Maracaná vestirá sus mejores galas para recibir con los brazos abiertos al archirrival histórico de Brasil, pero hasta los nativos de la zona lo perdonan porque Messi es otra cosa, es un símbolo que tomará asiente en el olimpo del fútbol junto a Maradona, Pelé, Cruyff, Zidane o Ronaldo Luís Nazário de Lima.
Argentina porta el cartel de favorita en el grupo F, en el que compiten además Nigeria y la República de Corea, que protagonizarán uno de los tres partidos dominicales.
Río de Janeiro, 15 junio 2015
Crónica Digital / PL
