Este viernes 7 de agosto murió en el Hospital Militar Manuel Contreras Sepúlveda, artífice del genocidio de miles de chilenas y chilenos. Cruel y despiadado perseguidor de las direcciones y militantes del Partido Comunista de Chile.
Murió condenado a 526 años de cárcel por 75 secuestros, 3 homicidios, 2 delitos de asociación ilícita y 1 de sustracción de menores, quedando muchos de sus crímenes aún sin esclarecer y sin condena.
Manuel Contreras, mano derecha del Dictador Augusto Pinochet, fue además el creador de los montajes que buscaron no sólo legitimar sus crímenes, sino que también marcar a los militantes de izquierda como un punto negro en la historia de Chile. Montajes que algunos intentan revivir con éxito hasta el día de hoy, como una triste herencia de prejuicios que la dictadura logró instalar.
Igualmente, y pese a los cientos de procesos y condenas en su contra, Contreras falleció como General de la República en retiro, sin reconocer ninguno de sus crímenes, llevándose consigo información fundamental para lograr verdad y justicia en nuestro país y sin ningún tipo de arrepentimiento.
De acuerdo al Código de Justicia Militar, Manuel Contreras debe ser despojado de su investidura de general.
Está claro que Manuel Contreras no actuó solo. Otros oficiales y civiles lo secundaron o trabajaron para él, en cumplimiento de su acción genocida.
Es urgente que tanto las instituciones civiles como miliares pongan fin al encubrimiento y a la impunidad que impide conocer la verdad.
PARTIDO COMUNISTA DE CHILE
Santiago, 8 de agosto 2015.
Sáb Ago 8 , 2015
Ha muerto Manuel Contreras, el esbirro principal de la dictadura militar derechista de Augusto Pinochet. Pero su desaparición física no significa el alivio del dolor sembrado por sus crímenes. Al contrario el hecho desgraciado de que murió ostentando el grado de General es una ofensa a la institucionalidad democrática chilena, una afrenta a las víctimas de las brutales violaciones a los derechos humanos, y una vergüenza para el Ejército, las Fuerzas Armadas, las elites políticas y la sociedad chilena en su conjunto. La muerte de Contreras, alias “el Mamo”, provoca su sobreseimiento de los casos aún pendientes en que aparece como acusado, pero no libera a su figura del juicio público y de la condena de la historia . sobre todo porque en su figura, se resume no solo una personalidad criminal, desalmada y cruel. Sus condenas a 526 años de cárcel en 59 sentencias a firme por violaciones a los Derechos Humanos, y otras condenas a otros 578 años, en sentencias aun con recursos pendiente reflejan la magnitud de sus delitos y la política de extermino de la dictadura militar derechista encabezada por Pinochet. Fue el instrumento perfecto, sin dudas ni vacilaciones, de una política de muerte a nivel local y regional (recordemos la Operación Cóndor para eliminar insurgentes, demócratas, en Chile, Argentina, Uruguay, Bolivia, Paraguay, y Brasil), de la Doctrina de la Seguridad Nacional, y de una guerra contrainsurgente regional, en los marcos estratégicos globales de la Guerra Fría. En 1967, una época cuando Washington combatía en Vietnam y contra movimientos insurgentes en América Latina, Contreras fue un calificado alumno en un pos grado de Estado Mayor, en Fort Benning, Estados Unidos. Tras su regreso al país, según recordó en La Tercera el director de Periodismo de la Universidad Alberto Hurtado, Juan Cristóbal Peña, Contreras resume su aprendizaje detallando en el Memorial del Ejército de julio de 1968 su “doctrina”: “La guerra de guerrillas se gana matando guerrilleros y conquistando a sangre y fuego sus guaridas, sometiendo a estricta vigilancia a la población, que es la base de la cual la guerrilla vive y crece”. En su abyecta tarea tras el Golpe de Estado del 11 de septiembre de 1973 se puso a la tarea, matando líderes populares , figuras democráticas, incluyendo generales ( el que fuera su Comandante en Jefe del Ejército, General Carlos Prats), oficiales y soldados, y sembrando el terror a sangre y fuego en la población, que es, según la lección aprendida, ”la base de la cual la guerrilla vive y crece”. Es la receta del terror sin medida, aplicada por los torturadores en Argelia, en el Medio Oriente, en Guatemala, sobre la base de manuales escritos por sus principales teóricos y prácticos colonialistas, ocupantes, invasores, y que aplicada mas tarde en Brasil, Argentina , Centroamérica y Chile, Manuel Contreras no es precisamente de Marte, o de otra galaxia, a pesar de que terminó sus días obnubilado por lecturas esotéricas, leyendo , según Juan Cristóbal Peña, El Libro de Urantia, que se dice , ”habría […]