En el marco de la presentación de “Políticas y Democracia”, la nueva serie de documentos de política pública de la Facultad de Humanidades (Fahu) de la Universidad de Santiago, dedicada al proceso constituyente, el experto en Ciencia Política, Dr. Sébastien Dubé, afirma en uno de los artículos que la nueva Carta Magna de Chile debiese “inspirarse en las constituciones de países escandinavos que, con pocos artículos, garantizan un alto nivel de desarrollo humano”. Ejemplifica, también, con la de Estados Unidos, vigente desde 1789 y que tiene solo 13 artículos, demostrando que siendo minimalista, puede ser progresista.
El Doctor en Ciencia Política e investigador de la Universidad de Santiago, Sébastien Dubé, es autor de uno de los artículos de la nueva serie de documentos de política pública de la Facultad de Humanidades (Fahu) de esa Casa de Estudios, “Políticas y Democracia”.
En esta nueva entrega, la serie publicada por el Centro Enzo Faletto de la Fahu presenta tres artículos que abordan el proceso constituyente anunciado por la Presidenta Bachelet y propone mecanismos para la elaboración de una nueva Carta Magna para Chile. En particular, Sébastien Dubé, en su artículo titulado “Por una nueva Constitución minimalista (y progresista)”, propone generar en Chile una Carta Magna que defina, en pocos puntos, “las reglas del juego político”.
Explica Dubé que “en el mundo es posible identificar tres formatos de constituciones políticas. Están las constituciones que son muy minimalistas, que tienen pocos artículos y que describen únicamente la naturaleza y la función de las instituciones y los derechos y responsabilidades de los ciudadanos; básicamente las reglas del juego político”.
“En el lado más opuesto se encuentran las llamadas constituciones aspiracionales, donde se plantean objetivos de política pública para el futuro, por ejemplo, erradicar el hambre, mejorar la educación o garantizar la igualdad entre poblaciones mayoritarias y poblaciones indígenas, como es el caso de Bolivia, Ecuador, Venezuela o Brasil”, agrega.
Para Sébastien Dubé, constituciones minimalistas como la de países escandinavos o la de Estados Unidos -vigente desde 1789 con solo 13 artículos- tienden a ser más estables que las constituciones aspiracionales, pero pueden ser, igualmente, “progresistas”. “A Estados Unidos se le puede criticar que su constitución, tan estable, frena el progresismo, sin embargo hay muchos países europeos con constituciones minimalistas que garantizan muy bien los derechos sociales”, explica.
A juicio del investigador, Chile debiese “inspirarse en las constituciones de países escandinavos que, con pocos artículos, garantizan un alto nivel de desarrollo humano”.
“Ante el proceso constituyente chileno, hay que tener claridad en los objetivos políticos y sociales que tenemos. Debemos mirar cuáles son las experiencias exitosas en el mundo, salir de una visión limitada al contexto chileno y observar qué alternativas han funcionado bien. Así podremos definir, el mejor formato y contenido de una constitución que cumpla los mejores objetivos para la sociedad y el sistema político”, puntualiza Dubé.
Por Alex Araya
Santiago de Chile, 9 de octubre 2015
Crónica Digital
Macanudo que empieze a desarrollarse el tema de una nueva constititución.
Las opiniones e ideas de este artículo son bien interesantes. Hacen conciencia y motivan. También, despiertan el interés por hacer comentarios o contribuir con otras proposiciones.
A mi parecer, encuentro pertinente el carácter elemental y básico que debe guiar la redacción y contenido de la nueva carta.
Respecto al ejemplo de Estados Unidos, no pienso que sería el más indicado. Si bien es cierto su Constitución consta de 13 artículos, también lo es el que hasta la fecha contiene cerca de 27 enmiendas contitucionales y otras varias a la espera de ratificación estadual.
La nueva constitución debería contener metas aspiracionales. No digo que sean excluyentes a las minimalistas sino complementarias a ellas. Sobretodo, teniendo presente la realidad específica de la situación chilena, tanto la pasada como la presente. Sería del caso, tener en cuenta el contexto chileno, porque precisamente la constitución impuesta por la dictadura militar del fascismo ha motivado a la mayoría absoluta de la ciudadanía a cambiarla.
Este tema es de una gran importancia y lo destacable, entre otras iniciativas, es el notable trabajo de la gente de la Universidad de Santiago por su excelente contribución.