Kun Wang y Stein Jacobsen, autores del artículo, desarrollaron en 2015 una técnica para analizar los isótopos de potasio en muestras de rocas lunares y terrestres con una precisión 10 veces mayor que los métodos disponibles hasta ahora.
A partir de entonces, la teoría del gran impacto se modificó, y se propusieron dos escenarios para resolver la crisis, explican los autores. Una de ellas sostenía que un choque de baja energía dejó a la protoTierra y a la Luna en una atmósfera de silicatos.
La segunda es esta, la cual sostiene que el impacto fue muy violento, tanto, que hizo que se vaporizaran los cuerpos al chocar.
Este trabajo constituye la primera evidencia, basada en datos experimentales (geoquímica de isótopos de potasio) que aporta algo de luz al esclarecimiento de estos episodios primigenios tan complejos y difíciles de determinar en su conjunto, dijo en alusión a estos resultados Jesús Martínez-Frías, jefe del Grupo de Investigación del CSIC de Meteoritos y Geociencias Planetarias en el Instituto de Geociencias.
Para hacer este estudio, además de las rocas lunares de las misiones Apolo, se han analizado tanto muestras terrestres (basaltos, andesita, granito y granodiorita), como meteoríticas (condritas).
Quizás una nueva misión a la Luna en la que se recojan nuevas muestras pueda esclarecer de una vez por todas cómo surgió el satélite: un muestreo más selectivo y sistemático en la Luna podría, sin duda, aportar mucha más información para esclarecer su origen y evolución, sostiene.
Washington, 12 septiembre 2016
Crónica Digital / PL