La región resplandeciente, infrecuentemente calurosa, se encuentra a una altura de unos 65 kilómetros por encima de la superficie de Venus, y se extiende por unos 10 mil kilómetros, casi todo el diámetro del planeta, destaca el medio británico.
A pesar de los vientos atmosféricos, la estructura no se movió y se mantuvo sin cambios sobre una región montañosa de la superficie del cuerpo celeste.
El desacostumbrado fenómeno meteorológico es tan potente como para soportar las violentas ráfagas de viento del planeta, consideró el equipo liderado por el astrónomo de la Universidad Rikkyo, Makoto Taguchi.
Al decir de Taguchi, es una oscilación de densidad, presión, velocidad o temperatura que se propaga en una atmósfera por un equilibrio de fuerzas de gravedad y de flotabilidad como fuerza restauradora.
Antes de esta observación, los científicos apreciaron varias características del medio ambiente a pequeña escala con movimiento más veloz o más lento que los vientos predominantes.
Luego de algunas semanas de las investigaciones, el arco había desaparecido. De ahí se deduce que no es una característica permanente.
Las ondas de gravedad son generadas por la perturbación de un fluido sometido a la fuerza de gravedad como fuerza restauradora. En la Tierra, se manifiesta en forma de olas en el océano y la circulación del aire sobre las montañas.
Londres, 18 de enero 2017
Crónica Digital / PL
