Desde su residencia Mar-a-lago, en Florida, a donde había viajado para el encuentro con su par asiático, el presidente Donald Trump confirmó el asalto y lo justificó con el argumento del interés para la seguridad nacional.
Tanto Trump como su secretario de Estado, Rex Tillerson, se apresuraron en responsabilizar al presidente siro, Bashar al Assad, por un alegado uso de armas químicas el 4 de abril en la provincia de Idleb, de ahí que el mandatario republicano se refiriera a su decisión como un acto de represalia.
Las reacciones ante lo sucedido no se hicieron esperar, primero desde el Congreso norteamericano, donde diversos legisladores respaldaron el ataque autorizado por Trump y otros pusieron en duda la constitucionalidad de la operación, al no haberse consultado con el legislativo.
A nivel internacional, las principales muestras de apoyo al ocupante de la Casa Blanca vinieron de sus aliados tradicionales como Israel, Reino Unido, Alemania, España, Francia y la Organización del Tratado del Atlántico Norte, entre otros representantes del poderío occidental.
En tanto, otros países y organizaciones criticaron la postura belicista del jefe de Estado, consideraron el ataque una violación al derecho internacional, y lo calificaron de peligroso y destructivo.
Por ejemplo, el vocero de la presidencia rusa Dmitri Peskov aseguró que Siria carece de arsenales de sustancias tóxicas, en tanto Irán condenó fuertemente el hecho y Egipto reafirmó la importancia de preservar a Siria y el Medio Oriente de los peligros de una escalada bélica.
Al mismo tiempo, ciudades como Nueva York, Washington DC, Detroit, Filadelfia, Allentown y Jacksonville registraron manifestaciones que exigían al Ejecutivo sacar las manos de Siria.
Mientras continuaban ayer las repercusiones del lanzamiento de los misiles, Trump concluyó en el estado de Florida su reunión con Xi, un encuentro en el que, según ambos líderes, expresaron sus intenciones de mejorar los nexos bilaterales.
La reunión no concluyó con un acuerdo concreto, pero se conoció que los interlocutores convinieron un plan de 100 días para realizar negociaciones comerciales que impulsen las exportaciones estadounidenses y reduzcan el déficit de Washington con Beijing.
También el viernes, tras jornadas de fuertes enfrentamientos y maratónicos discursos, los republicanos del Senado lograron la confirmación de Neil Gorsuch como el noveno juez de la Corte Suprema, un puesto que estaba vacante hacía más de un año.
Washington, 8 abril 2017
Crónica Digital /PL