Sobre la base de continuas y dirigidas especulaciones- en la mayoría de los casos- se le ubicó en Mosul, Irak y luego, de alguna rara manera jamas explicada, logró atravesar el vasto desierto entre ese país y el territorio sirio.
De 10 millones de dólares como recompensa de Estados Unidos por su cabeza, se pasó ahora a los 25 millones pero continúa escabulléndose y en evidente burla al seguimiento de poderosos organismos de espionaje como la Agencia Central de Inteligencia (CIA).
Las ‘persecuciones tecnológicas’ con la utilización de satélites que todo lo ven, multitud de agentes infiltrados y el empleo de la llamada ‘inteligencia corporativa’ no parecen funcionar y Al Baghdadi, quien cambia de nombre como los colores del camaleón del desierto, ‘muere y vive’ y su figura se dispersa en el éter.
Algo similar ocurrió con Bin Laden hasta su eliminación en una instalación de la seguridad de Pakistán el 2 de mayo del 2011 por un equipo de tropas especiales estadounidense, acción confusa, informativamente manipulada y carente de veracidad real.
Tanto Bin Laden como Al Baghdadi, fueron y son,’figuras fantasmales’ promovidas desde los centros de poder de Occidente como los generadores de la mayor organización terrorista en la historia de la Humanidad: El Estado, o Emirato- como algunos definen, Islámico, Daesh.
Raras coincidencias están sucediéndose porque ahora al Califa del Daesh, independizado del Al Qaeda de Bin Laden desde el 2014, se le ubica en Siria, una nación incluída en el programa de las llamadas Primaveras árabes, conceptualizado y ejecutado desde Estados Unidos en habitual alianza con el Reino Unido, Francia, Turquía y las monarquías del Golfo.
Independientemente de las cotidianas especulaciones en redes sociales, páginas web y ‘estabilizados’ medios de difusión occidentales, estas noticias tienen el oscuro objetivo de enrarecer y escalar las tensiones en Siria, nación que con firmeza resiste los embates de grupos terroristas y la intromisión abierta y real, de Estados Unidos y sus aliados.
Al Baghdadi, alias Ibrahim Al Badri o Abú Dúa, fue localizado en el 2013 en la provincia siria de Idleb, donde participó en un encuentro con el senador estadounidense John Mc Cain y otros cabecillas del entonces Frente al Nusra y el Ejército Libre sirio, según datos y testimonios publicados en la Red Voltaire.
La repetitiva manipulación informativa, método recurrente de los servicios de inteligencia occidentales, añade ahora un elemento cognoscitivo aparentemente nuevo al ubicar al llamado Califa en territorio sirio y ‘alentar’a los terroristas ante la crisis real en los terrenos de combate.
A todo esto puede añadirse que Al Baghdadi, ‘liberado’ en el 2004 de la prisión de Camp Bucca a cargo de las tropas de ocupación estadounidenses en Irak por una llamada Junta de Revisión y Publicación, es otro ‘fantasma’ utilizado contra Siria y las naciones árabes que insisten en defender la soberanía frente al espanto del terrorismo.
Al Baghdadi como Bin Laden en su momento, son el pérfido pretexto ‘ideológico’ para dominar la región del Medio Oriente y Siria en particular e incrementar ‘ a toda costo’ el dominio económico representado y aún no evaluados, de vastos yacimientos de gas y petróleo.
Por Pedro Garcia Hernandez
Crónica Digital /PL
