Vie Nov 3 , 2023
Sergio Rodríguez Gelfenstein* El circo montado por Estados Unidos y Noruega, su aliado de la OTAN con respecto a Venezuela marcó un punto de inflexión el pasado 17 de octubre cuando se firmó un acuerdo entre el gobierno y la oposición. El circo dice relación con la ridiculez de negociar fuera del territorio venezolano ( en México y Barbados) solo porque en Venezuela no hay embajada de Estados Unidos y necesitan controlar de cerca a sus empleados nativos que “negocian” en su nombre. ¿Cuándo se ha visto que dos partes legales de un conflicto, tengan que negociar en el extranjero cuando ninguna de ellas es clandestina ni perseguida y cuando en el país no se está desarrollando una guerra? La necesidad de dialogar entre venezolanos en México y Barbados es expresión de la profunda desconfianza que tiene Washington por sus adláteres locales a los que necesita “controlar desde cerca”. El objetivo de esa “negociación” era ratificar, para darle marco legal a lo acordado en la verdadera negociación que es la que sostuvo de forma discreta y confidencial el gobierno de Venezuela con el de Estados Unidos. Este último pidió mantenerla en secreto mientras decidía la forma de “venderle” a su opinión pública que está dialogando con un gobierno al que caracterizaron como dictadura y al que juraron derrotar de cualquier forma considerando que todas las opciones “estaban sobre la mesa”. Washington pidió que lo acordado se conservara en reserva hasta esperar el “mejor momento” para darlo a conocer. Ese momento llegó, eso sí, antes del tiempo previsto por la administración Biden. A estas alturas, Estados Unidos ya pudo constatar que todo el arsenal de instrumentos utilizados para derrocar al gobierno bolivariano fracasó estruendosamente. Veamos: Intentaron fracturar a la fuerza armada. Dieron un golpe de Estado. Realizaron una invasión por vía marítima. Otra por tierra desde Colombia. Realizaron un atentado con drones para asesinar al presidente Maduro y a los miembros del gobierno y el alto mando militar. Se aliaron con la delincuencia organizada y el narcotráfico para desestabilizar el país. Realizaron varias olas de atentados terroristas y sabotajes contra los servicios públicos. Aprobaron alrededor de 930 medidas coercitivas unilaterales (mal llamadas sanciones) contra personas e instituciones del país. Desataron una furiosa campaña mediática de mentiras para desinformar sobre lo que estaba ocurriendo en Venezuela. Falsificaron la cifra de migrantes que ellos mismos produjeron con su ola de sanciones y agresiones para maximizar las ganancias que “ese negocio” produce construyendo además una fábula al respecto, sin importarle en lo más mínimo el dolor de esos ciudadanos que se veían obligados a abandonar su tierra. Bloquearon las transacciones financieras internacionales Fundaron el Grupo de Lima, único organismo internacional en la historia creado para derrocar un gobierno Enviaron sus naves de guerra al mar Caribe para bloquear el comercio impidiendo la llegada de medicinas y alimentos al país. Ordenaron a sus países satélites que retiraran a sus embajadores de Caracas. Ellos mismos se fueron y cerraron su embajada mientras ordenaban a grupos de […]