Con la puesta en órbita del satélite Mangalayaan (en hindi, artefacto marciano), la India se unió al selecto grupo de la extinta Unión Soviética, Estados Unidos y Europa en la conquista del planeta rojo, con la diferencia en ser la única que lo logró en su primer intento.
Los ensayos de Japón (1998) y China (2011) fracasaron en algunas de las etapas de vuelo.
Otras de las características de la MOM que asombraron al mundo fueron su rápido desarrollo, solo 15 meses, y su bajo costo, apenas 74 millones de dólares, 26 millones menos que el filme estadounidense Gravity, que por esa fecha se estrenó con bombos y platillos.
Apenas dos días antes de su llegada a Marte, el 22 de septiembre de 2014 arribó al planeta la sonda Maven, que supuso a Estados Unidos un desembolso de 671 millones de dólares.
En mayo de este año, la ISRO lanzó su séptimo y último artefacto para completar el Sistema Regional de Navegación por Satélite, similar al GPS estadounidense o al Glonass ruso.
El proyecto, conocido como Navic (mar, en sánscrito), otorga al gigante surásiatico la ansiada independencia tecnológica de otras plataformas al proporcionar información de posicionamiento en la India y mil 500 kilómetros cuadrados de su periferia.
Ese mismo mes la agencia puso en orbita su primer transbordador espacial no tripulado. El Vehículo de Lanzamiento Reutilizable (RLV-TD) alcanzó una altura de 70 kilómetros antes de caer en las aguas de la Bahía de Bengala.
Este fue el primer paso para lanzar sus propias naves tripuladas, en un período de 10 a 15 años.
Sin embargo, la ISRO no se durmió en los laureles y ahora se plantea nuevos retos.
Entre ellos sobresale el intento, el próximo 15 de enero, de lanzar con éxito un Polar Satellite Launch Vehicle (PSLV) con 82 sátelites a bordo, todos extranjeros, lo cual sería una hazaña mundial.
Hasta la fecha, el récord del mayor número de satélites enviados al espacio en un solo vuelo lo ostenta Rusia con 37, el 19 de junio de 2014, seguido por Estados Unidos con 29 el 19 de noviembre de 2013.
El 22 de junio de 2016 la India despachó 20 para ubicarse en el tercer lugar del escalafón.
La agencia también inició las pruebas de simulación de su segunda misión lunar Chandrayaan-II, tras la primera lanzada satisfactoriamente hace ocho años.
El gigante surasiático comenzó su viaje espacial en la década de los 60 del pasado siglo usando los cohetes franceses Belir y Stromboli para sus futuras misiones.
De ahí surgió la familia de cohetes RH, cuyo primer miembro fue lanzado al espacio el 20 de noviembre de 1967 y cuyos sucesores aún continúan volando.
Los primeros pasos estuvieron a cargo del visionario científico Vikram Sarabhai a cargo del Comité Nacional Indio para la Investigación Espacial (Incospar).
Poco después, en 1969, la ISRO reemplazó a la Incospar con el objetivo de ‘aprovechar la tecnología espacial para el desarrollo nacional’.
Desde entonces creció hasta convertirse en una de las seis grandes agencias de su tipo en el mundo, encargándose de poner en órbita satélites con diversos fines: desde comunicaciones, telemedicina y meteorología hasta otros para prevenir desastres, brindar información geográfica y cartográfica.
Sus primeros dos sátelites (Aryabhata y Bhaskara-I), en 1975 y 1979, respectivamente, fueron lanzados desde cohetes de la extinta Unión Soviética, que mantenía estrechas relaciones con la India.
Para lograr una autosuficiencia total fue necesario primero desarrollar lanzadores como los RH y más adelante el sistema Satellite Launch Vehicle (SLV), aunque solo dos de sus cuatro salidas fueron exitosas. A finales de los 80 entró en servicio la serie ASLV (Augmented Satellite Launch Vehicle) y en 1993 el PSLV (Polar Satellite Launch Vehicle), un lanzador de cuatro etapas: dos de combustible sólido y dos de combustible líquido.
Desde entonces el PSLV se convirtió en la estrella del programa espacial indio, al lanzar los principales satélites y plataformas del país, y aunque en 2001 se estrenó el más moderno GSLV (Geosynchronous Satellite Launch Vehicle), sigue siendo el caballo de batalla nacional.
En las últimas décadas la India avanzó de forma acelerada en el desarrollo de su programa espacial, un orgullo para los mil 300 millones de habitantes de esta nación surasiática.
Por Roberto Castellanos*
Nueva Deli, 19 de noviembre 2016