El líder de la Revolución Islámica de Irán el ayatolá Ali Jamenei, ordenó hoy atender a los damnificados por un terremoto de 7,3 grados de magnitud en la escala de Richter que sacudió la parte occidental del país persa.
Mediante un mensaje, Jamenei manifestó su pesar por la muerte de al menos 328 personas y exhortó a las autoridades a ayudar con urgencia a las víctimas, ‘sobre todo a los que han quedado bajo los escombros’, subrayó.
El líder religioso encomendó al Ejército, al Cuerpo de los Guardianes de la Revolución Islámica y a las Fuerzas de la Resistencia Popular apoyarse en sus posibilidades para coadyuvar en las operaciones de búsqueda y rescate.
Según los organismos especializados, el temblor se registró a las 8:18 pm, hora local, del domingo, en la frontera entre Iraq e Irán, con epicentro a 32 kilómetros al suroeste de Halabja y a una profundidad de 33,9 kilómetros.
En Irán, el seísmo causó numerosos estragos sobre todo en la provincia occidental de Kermanshah, aunque se ha sentido también, en varios países del Oriente Medio.
Fuentes oficiales iraníes dicen que casi cuatro mil personas resultaron heridas.
Teherán, 13 noviembre 2017
Crónica Digital /PL
Lun Nov 13 , 2017
Ante tan baja concurrencia a las urnas se teme mucho por la imagen foránea de un país que rasga vestiduras democráticas frente a la realidad de otras naciones que, con todos sus problemas, mantienen mucho más confianza en sus sistemas institucionales que la nuestra. La próxima elección presidencial tiene como gran particularidad que todos los candidatos estimen que Sebastián Piñera será el que obtenga más votos en la primera vuelta. Del mismo modo que los ocho contendientes aseguren que todo se definirá en una nueva ronda electoral entre el candidato del Chile Vamos y el que lo siga en el número de sufragios. Posiblemente Alejandro Guillier, según las más frecuentes estimaciones. Sin embargo, en privado, son muchos los que aseguran que, si no obtiene Piñera al menos un 40 por ciento de los sufragios el próximo domingo, sería perfectamente posible derrotarlo en el balotaje, aunque ya hay candidatos renuentes a apoyar al que llegue segundo. Es evidente que todavía los candidatos considerados de centro izquierda o progresistas se siguen dando muy duro en la voraz disputa por los votos. Lo más realista, sin duda, es pensar que ningún abanderado puede transferirle su apoyo a otro. Que los ciudadanos que obedezcan órdenes de partido o de sus candidatos, al respecto, serán probablemente muy pocos. Otra certeza que tienen estos contendientes, como también los que postulan al Parlamento y a los concejos regionales, es que la abstención electoral puede otra vez ser muy alta y hasta rasguñar el 60 por ciento, de lo que se puede deducir que, el candidato que se cruce la Banda Presidencial finalmente no va a tener apoyo muy contundente en la población: acaso tan solo, y con suerte, bordear el 25 por ciento de aceptación ciudadana. Aunque ya sabemos que los escrutinios en Chile solo atienden a los votos “válidamente emitidos”; esto es, que poco les importa el número de los que no concurren a votar, como de los que anulan o dejan en blanco la papeleta. Estas cifras son concluyentes para señalar con certeza que en toda la posdictadura lo que más ha crecido es el descontento social e, incluso, la escasa confianza que mantiene la población chilena en la democracia misma. Por la decepción, seguramente, de quienes ya no le creen a las autoridades, a los partidos y los candidatos. Cuando existen signos tan evidentes de que la corrupción también se ha empoderado de la clase política. No es extraño, por esto, que los mismos que propiciaron el voto voluntario estén tan afanados, ahora, en que los ciudadanos concurran a las urnas, y que el Servicio Electoral (Servel) financie campañas para estimular un sufragio más universal. Curioso resulta que ahora se nos señale que el voto ya no sólo es un derecho, como se nos aseguraba años atrás, sino una verdadera obligación ciudadana. Claro. Ante tan baja concurrencia a las urnas se teme mucho por la imagen foránea de un país que rasga vestiduras democráticas frente a la realidad de otras naciones que, con todos […]