Pablo Monje-Reyes
Lic. en Ciencias Políticas y Administrativas
Mg. en Gestión y Políticas Públicas
En Chile, el gobierno de derecha encabezado por un empresario, el mismo que en el día de ayer se anunció que sube 55 puestos en el ranking Forbes de los más ricos del mundo, se encuentra implementando las propuestas que él y sus ministros creen que van a solucionar la “crisis” social iniciada ya hace 45 días, y que aún continua con un alto apoyo social según diversas encuestas realizadas durante el mes de noviembre.
Debemos prestar atención a que -hasta ahora- las propuestas elaboradas por el gobierno han sido dentro de los marcos y reglas institucionales del modelo de desarrollo neoliberal, todas ellas. Han echado mano a instrumentos como bonos, subsidios, incrementos, entre otros, y su implementación en algunos casos será por medio del escalonamiento en el tiempo del gasto, como por ejemplo en el caso del incremento de las pensiones de los adultos mayores. Todos estos instrumentos son discrecionales a la orden del ejecutivo cuando y como se deben otorgar, y cuando se deben suspender o simplemente anular. La idea es validar el olfato del empresario especulador en finanzas, pues, la hipótesis detrás de estas acciones de políticas públicas para implementar en nuestro país, es simplemente especular con la solución esperando que los “rotos” se calman con estas aspirinas.
La derecha, y en particular el empresario Piñera, leen que no le pueden dar paso a las reformas estructurales y al cambio del modelo neoliberal por una razón obvia, el empresario Piñera se enriqueció con el modelo y hoy tiene una fortuna de más de 2.700 millones de dólares no solo por sus conocimientos y acciones financieras “exitosas”, sino también, porque el modelo le da ventajas para la acumulación y la concentración de sus riquezas. En términos empresariales sin duda que él mismo es un resultado explícito del modelo, y nadie objetivamente podría creer que una persona que se ha enriquecido gestionando el modelo neoliberal lo quiera cambiar reconfigurando su naturaleza. Desde un punto de vista de simple racionalidad lógica, sería “suicidarse” al negar el rol de su identidad y de su historia personal.
Por estas razones, las propuestas que hace su gobierno -en términos de financiamiento fiscal- vienen del mismo presupuesto público, por medio de reasignaciones y/o endeudamientos que se van financiar con ingresos del Estado; ¡y aquí está lo grave! Los ingresos del Estado, que financian el presupuesto de la nación en un 50% provienen del Impuesto al Valor Agregado (IVA) que lo pagan todos y todas las chilenas. Sólo un dato, más del 90% de la población chilena consume la totalidad de sus ingresos, por lo tanto, más del 90% de la ciudadanía paga IVA y terminará financiando esas magras limosnas de la “agenda social”.
Esto explica por qué la derecha se ha negado rotundamente, y en los hechos, a financiar las medidas de su “agenda social” con cambios reales y potentes en la estructura de financiamiento del presupuesto fiscal. Esto viene a significar que por ninguna razón quiere terminar de verdad con las desigualdades de nuestra sociedad, los ricos no van a poner ni un peso para financiar nada, y entre los más ricos está él, el empresario Piñera. Esto es indignante después de 45 días de protestas en las calles de Chile. Esto es seguir humillando a los más pobres de Chile, al pueblo. La síntesis de la derecha en los salones y pasillos del palacio de Gobierno hoy es muy simple; “los que protestan pagan”.
Santiago de Chile, 6 de diciembre 2019
Crónica Digital