Se extendió por apenas un minuto. Pero tuvo un impacto de envergadura gigantesca. Así fue la intervención de la representante Alexandria Ocasio–Cortez en la segunda jornada de la Convención Nacional del Partido Demócrata, realizada por cierto con la mirada puesta en las elecciones presidenciales del próximo 3 de noviembre. “En el espíritu del pueblo”, dijo, en español.
Era, por cierto, uno de los discursos más esperados. Y no defraudó las expectativas. Llamó a un cambio sistémico, tampoco nominó ni elogió a Joe Biden. Al contrario, se encargó de poner de manifiesto que la izquierda socialista del Partido Demócrata es una realidad que se mantiene en pie más allá de la decisión de Bernie Sanders de deponer su precandidatura en beneficio de Biden.
En ese sentido, Ocasio–Cortez señaló: “En un momento en que millones de personas en los Estados Unidos están buscando soluciones sistémicas y profundas para nuestras crisis de desalojos masivos, desempleo y falta de atención médica, en el espíritu del pueblo y por amor a todas las personas, apoyo la nominación del senador Bernie Sanders para presidente de Estados Unidos de América”.
Por cierto, las palabras de la legisladora de Nueva York tuvieron una naturaleza simbólica, pero al mismo tiempo fue una advertencia inequívoca para el Partido Demócrata y para la probable Presidencia de Biden: los demócratas socialistas constituyen una fuerza que llegó para quedarse en la sociedad estadounidense y no puede ser ignorada por la colectividad. Con todo, la legisladora aclaró luego en Twitter: “Extiendo mis más sinceras felicitaciones a Joe Biden: vamos a ganar en noviembre”
“En este momento tenemos un objetivo común para vencer a Donald Trump, pero cuando llegue enero tal vez tengamos un objetivo diferente”, dijo Corbin Trent, asesor político de la congresista a “The Washington Post”. Lo que ocurre es que, a pesar de los guiños de Biden a la izquierda, no ha adoptado dos prioridades clave de los progresistas: la salud pública universal y el Green New Deal, la ofensiva contra la crisis climática.
Desde que fue electa por primera vez, Alexandria Ocasio–Cortez ha sido una estrella en un constante ascenso. En los últimos meses ha puesto su capital político a disposición de las y los candidatos de la izquierda del Partido Demócrata, que, en primarias al Congreso en diferentes lugares de Estados Unidos, se han propuesto disputar y conquistar nominaciones a candidatos centristas o del establishment, para contribuir a profundizar la inclinación a la izquierda de la mayoría demócrata de la Cámara de Representantes.
Por otro lado, como se recordará, a finales de junio la congresista logró imponerse en las primarias demócratas de Nueva York con casi el 70% de los votos, frente a una oponente que disfrutó del apoyo del establishment centrista del partido y del respaldo de las grandes corporaciones empresariales.
“Cuando gané en 2018, muchos desestimaron nuestra victoria calificándola de casualidad. Nuestra victoria fue tratada como una aberración o como que nuestro oponente no lo intentó (…) Esta noche estamos demostrando que el movimiento del pueblo en Nueva York no es un accidente, es un mandato”, escribió Alexandria en su cuenta de Twitter cuando se impuso en las primarias de junio.
La congresista cumplirá 31 años en octubre próximo, lo que le permitiría presentarse a las elecciones presidenciales de 2024, ya que tendría 35 años recién cumplidos, el mínimo legal según la legislación estadounidense.
Por ello, más allá de si Trump resulta o no derrotado en noviembre, el dato más sustantivo es que los Estados Unidos cambiaron: en un hecho impensado hace apenas una década, se ha constituido una izquierda, de carácter democrático y socialista, con un relevante apoyo en la ciudadanía, que se encuentra en pleno proceso de expansión y que está redefiniendo la hechura del Partido Demócrata y, por extensión, del conjunto del sistema político del país del norte.
Desde Chile y de otras partes del mundo, para los revolucionarios de redes sociales pudiera parecer una izquierda muy socialdemócrata (como si ello fuera un estigma). Pero lo cierto es que estamos presenciando un fenómeno político en Estados Unidos que potencialmente puede posibilitar un salto adelante en la historia.
Por Víctor Osorio. El autor es director ejecutivo de la Fundación Progresa.
Santiago, 20 de agosto 2020.
Crónica Digital.
