Voces de varios países se unieron este jueves en defensa de Cuba y contra el bloqueo de Estados Unidos. Coincidieron también en el apoyo a la caribeña frente a las campañas desestabilizadoras.
#CubaSoberana #SolidaridadSiBloqueoNo #CubaPorLaPaz #PrensaLatina
La Habana, 16 de julio 2021
Crónica Digital/PL
Sáb Jul 17 , 2021
Por Omar Cid* Todo empezó temprano. El frío de la mañana y la pandemia, no impidieron que los manifestantes con alegría acompañaran a sus convencionales electos, hasta los alrededores del viejo Congreso Nacional. En lo práctico, la naciente convención estaba rodeada de vayas papales, carros antidisturbios, carabineros, periodistas nacionales y extranjeros. La televisión uniformada, los principales medios radiales, cubrieron la sesión de inicio en clave noventera y binominal -así fue- hasta la acción destituyente de interrumpir la continuidad del orden, de este modo el continuo de la élite de doscientos años: quedó en entredicho. La potencia transgresora, de instalar en la presidencia a Elisa Loncon Antileo, mujer perteneciente al pueblo mapuche, es el baño de realidad que la élite euro-centrada, colonial, genocida y pestilente necesitaba. Su primera intervención, se transforma en un giro lingüístico, cuya agenda política y social, instala la disputa civilizatoria. De este modo, los años neoliberales y sus consecuencias, son una parte del problema; en la medida que no dan cuenta de la falla geológica, cuya matriz de pensamiento es en sí misma es excluyente, antropocéntrica, limitada a un conjunto de lenguas y pensamientos con pretensión universal, civilizadora y evangelizante. Esa partitura única, ese relato totalitario, se ha vuelto impracticable e imposible de reproducir, porque el futuro es pluriverso. Como era de esperar, el inicio formal de las sesiones de los convencionales no ha sido fácil, a los “problemas técnicos” hay que agregar el propio proceso de instalación, lo que en el futbol se conoce como reconocimiento del terreno o en jerga pugilística, el consabido round de estudio, previo al intercambio de golpes. En ese contexto, nace la primera declaración de La Convención Constituyente, instalando el tema de los presos políticos, tanto de la revuelta como del Walmapu, donde se solicita a los poderes del estado que se hagan cargo de sus propias decisiones arbitrarias y abusivas. La carta, no sólo es un duro testimonio, sino un instrumento público que genera un impacto político y puede traer también consecuencias judiciales, pensando en las víctimas y su camino en busca de justicia, donde se acudirá -como ya se ha hecho- a tribunales nacionales como internacionales. Los párrafos 3,4 y 5 poseen esa consistencia[i]. La dinámica interna de La Convención, representa un nuevo escenario con una derecha restringida e intentando ordenar lo que tiene, padeciendo el impulso complaciente de la copia feliz del Edén, buscando recrear en Marinovic o Cubillos a Isabel Díaz Ayuso, Presidenta de La Comunidad de Madrid, como si el tufillo a Partido Popular español no generara una vinagrera estomacal de “madre y señor mío”. Por cierto, la variante del Centro Democrático colombiano, caracterizado por su afición a los falsos positivos,[ii] es otro calco que bien baila en las huestes patriarcales conservadoras: aplicándose en los hechos en La Araucanía. Tal impulso colonial o de blanqueamiento discursivo y de costumbres, no se encuentra únicamente en el mundo conservador, habita a modo de Chips por desinstalar, en las izquierdas y sectores progresistas, tema imposible de abordar […]