Considerado una suerte de embajador cultural de su país, el famoso muralista chileno Alejandro «Mono» González inauguró hoy en una transitada avenida de esta capital una obra alegórica a las luchas del pueblo vietnamita.
Un doble placer, dijo a Prensa Latina el también reconocido artista visual y escenógrafo, porque la pieza se instala en un país de milenaria y heroica historia al que siempre soñé visitar, y porque el hecho coincide con la celebración del Día Nacional en Chile.
La cultura vuelve a demostrar ser un importante puente entre los pueblos, no importa que estén en las caras opuestas del planeta, dijo González, un hombre de izquierda que en su momento salió a las calles en apoyo a Vietnam durante la guerra contra Estados Unidos.
Un nutrido grupo de miembros del cuerpo diplomático acreditado aquí, encabezados por el embajador de Chile, Claudio De Negri; representantes del gobierno vietnamita; miembros de la Asociación de Amistad Vietnam-Chile; y artistas locales, asistieron a la apertura.
Fue llamativo que decenas de transeúntes o vecinos al paso se detuvieran o asomaran a balcones para participar de alguna forma en la inauguración, algo que según el artista chileno «tiene mucho sentido porque obras como esta se hacen para ellos, para la comunidad».
Considerado por la crítica más entendida como el padre del muralismo en la austral nación latinoamericana, el «Mono» también dijo en algún momento que su vida (…) tiene que ver con los murales callejeros, tiene que ver con los grabados, con los talleres y con el arte popular; entonces, esa es mi forma de vivir (…)
La pieza instalada en Hanoi fue concebida por él, pero en razón del tiempo que consumiría realizarla, la ejecutó la reputada artista plástica y muralista vietnamita Nguyen Thu Thuy, en un ejercicio de colaboración nada extraño a empeños de esta naturaleza.
Quizás solo un elemento desdiga la comunidad de conceptos y factura corporizados en el mural: el chileno insiste en que para el fue un honor concebir y diseñar la obra para que Thuy le diera cuerpo, y la vietnamita reclama todo el honor para ella porque tuvo la oportunidad de colaborar con González.
Seguramente sin conocimiento del cordial regateo, pero diplomático al fin y al cabo, el embajador De Negri acabó por zanjarlo en un posterior acto por el Día Nacional de Chile al manifestar que los dos artistas ejecutaron el mural en cerámica para que, como la amistad entre los dos pueblos, perdurara para todos los tiempos.
En desventajosa competencia con el «Mono» y Nguyen Thu Thuy, los diplomáticos cerraron el acto cuando con menor rigor técnico, pero igual fervor solidario, pintaron al óleo un mural con símbolos alusivos a sus países.
Hanoi, 18 de septiembre 2017
Crónica Digital /PL