Al decir de la coautora Debashish Bhattacharya, estas algas ubicuas expandieron más de la mitad de los genes robados, creando las llamadas familias de genes, y utilizaron algunas de ellas para adaptarse a situaciones de estrés.
Entre ellas, la luz excesiva, alta salinidad y deshidratación para convertirse en una alga intermareal dominante, añadió la académica de la Universidad Rutgers-New Brunswick, Estados Unidos.
Según los expertos, el rápido crecimiento de Ulva no es del todo negativo. Esta especie se puede explotar para producir biocombustibles, generar proteínas para la alimentación animal, eliminar los nutrientes excesivos en la acuicultura y servir como un cultivo de algas marinas, destacaron.
Ulva proporciona información sobre cómo la evolución actúa sobre los genomas para modificar la biología de los organismos, dijo Bhattachary.
Aprender estas reglas será crucial para comprender qué rasgos definen a los ganadores y perdedores bajo el cambio climático, lo que nos permitirá predecir mejor las tendencias futuras entre las algas y otras formas de vida en la base de la cadena alimentaria, reflexionó.
Esta lechuga marina se encuentran ampliamente a lo largo de las costas tropicales y templadas, y varias especies penetran en los arroyos de agua dulce y lagos.
Pueden llegar a un millón de toneladas y sofocar toda la costa, y aunque no son tóxicas, las mareas verdes han matado a las personas cuando mueren las floraciones y generan sulfuro de hidrógeno, alertaron los expertos.
Washington, 4 octubre 2018
Crónica Digital /PL