Pasadas las 16:00 horas me detuve en la bahía de Mejillones a tomar fotografías a la motonave italina Solaro, que estaba realizando una descarga de amoniaco, a través de un ducto submarino, para la Empresa Nacional de Explosivos, Enaex.
La embarcación estaba muy cerca de la costa y frente a ella, en la arena, me encontré con un lobo de mar muerto.
Me acerqué al animalito y lo acaricié. Estaba tibio y se notaba que había muerto hace poco rato. Lo revisé por todos lados, buscando una herida, sangre o rastro de golpes, pero no le encontré nada. Entonces pensé que pudo haber muerto a causa de un escape de amoniaco u otro elemento tóxico.
Llamé al Departamento de Medio Ambiente del Colegio Médico para pedir consejo y me dijeron que pusiera una denuncia formal en la Capitanía de Puerto. Que lo adecuado era iniciar una investigación y estudiar el cuerpo del animal para saber si su muerte fue causada o no por el amoniaco.
Fui a la Capitanía de Puerto y se negaron a recibir mi denuncia argumentando que no se trataba de un delito porque no existían pruebas para afirmar que la causa de la muerte tenía que ver con un escape de amoniaco.
Luego de consultar nuevamente al Departamento de Medio Ambiente del Colegio Médico volví a la Capitanía de Mejillones y los obligué a que me aceptaran la denuncia. Me advirtieron que ellos no podían hacer nada y que lo notificarían el martes a la Fiscalía y la PDI, porque el domingo no es día hábil y el lunes es feriado. Pedí hablar con el Capitán de Puerto, Ricardo Cáceres Avello y me dijeron que volvía el martes porque estaba con descanso.
En el escrito que le dejé a los marinos expresé que: “Pongo esta denuncia para que se investigue la causa de muerte del animal ya que, si este lobo murió producto de la emanación de algún elemento tóxico derivado del proceso de descarga submarina, podríamos estar frente a un hecho que pone en riesgo la vida de la fauna marina y la vida humana”.
El Sargento Álvaro Antilef me dijo que ellos no harían nada más que derivar los antecedentes porque no tenían mayores competencias. Le pregunté sobre quién asumirá la responsabilidad si se trata de una fuga o contaminación y hay más animales muertos o personas perjudicadas durante el feriado y me respondió únicamente que: “Los buques antes de realizar la descarga presentan una prueba de presión de la línea de descarga. Es un proceso seguro que no falla y está certificado por una empresa que se dedica a eso”.
Le exigí que llamara al fiscal de turno y me respondió que no le contestaba el teléfono.
Finalmente el cuerpo del animal quedó en playa para que lo devoren los jotes. Al parecer la autoridad no está interesada en investigar.
Un dato, en noviembre de 2016, hace cinco meses, en el mismo lugar hubo un gran escape de amoniaco que puso en peligro a toda la población. En la Armada me informaron que la Fiscalía Marítima realizó una investigación interna, pero hasta aquí no hay respuesta sobre ese tema. Aproveché de solicitar los antecedentes por transparencia.
Conversé con los pescadores artesanales y me dijeron que están cansados de hablar con las autoridades y denunciar que hay una crisis medioambiental que está matando la vida en el mar de Mejillones y dañando la salud de toda la población. Para todos los que no conocen esta zona sepan que Mejillones es una zona de sacrificio industrial donde hay 10 termoeléctricas que funcionan con carbón, dos termoeléctricas que funcionan a gas, una planta de explosivos, dos refinerías y fundición de molibdeno, una planta de fabricación y acopio de ácido muriático y una planta de harina de pescado, entre otras.
Por Marianela González
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