Médicos Sin Fronteras (MSF) aseguró hoy que revisará sus operaciones en Afganistán tras el bombardeo estadounidense contra un hospital de Kunduz.
«La abrumadora y traumática naturaleza de los acontecimientos nos obliga a evaluar nuestro trabajo en Afganistán en general y a sopesar cuidadosamente la seguridad de nuestro personal y pacientes», declaró Christopher Stokes, funcionario de la organización.
«Nuestra permanencia en Afganistán ahora se basará en nuestra capacidad de conseguir una reafirmación clara del respeto por el Derecho Humanitario», añadió Stokes, quien reiteró la necesidad de una investigación internacional independiente.
Aunque tres comisiones, una estadounidense, otra afgana y una tercera de la OTAN, buscan esclarecer las causas del suceso MSF adivirtió la víspera que no reconocerá el veredicto de ninguna, pues sus patrocinadores estuvieron implicados en la acción.
Los afectados por el bombardeo defendieron este jueves que la Comisión Internacional Humanitaria de Encuesta (IHFFC), un órgano establecido en virtud de la Convención de Ginebra, asuma la investigación.
«Hemos visto producirse estos ataques antes contra trabajadores humanitarios y queremos un sistema sólido para llegar a la raíz del problema y también como un precedente para futuros incidentes», explicó Stokes.
Por otra parte, el director general de MSF en la nación centroasiática, Guilhem Molinie, dejó en claro que no existen las garantías mínimas para que los médicos regresen a Kunduz, donde aún permanecen personas heridas tras los combates.
El bombardeo ocurrió en la noche del sábado 3 de octubre, cuando aviones de la OTAN arrasaron la mayor parte de las instalaciones donde descansaban más de 200 personas, entre hospitalizados y personal de salud.
El hecho causó 22 muertos y 35 heridos.
Kabul, 8 octubre 2015
Crónica Digital / PL