Además de crecer físicamente, la declaración recibió nuevas adhesiones y ahora el número de firmantes se eleva a más de mil 500. Entre ellos figuran los premios Nobel Adolfo Pérez Esquivel, Rigoberta Menchú, José Saramago y Nadime Gordimer.
La declaración también ha sido rubricada por los destacados artistas norteamericanos Harry Belafonte, Alice Walker y Danny Glover, y por los latinoamericanos Mario Benedetti y Eduardo Galeano, entre otros.
Bien visible frente a la Oficina de Intereses de Estados Unidos en esta capital (SINA, por sus siglas en inglés), la réplica agigantada del llamamiento, firmas incluidas, fue instalada junto a otro cartel que desde hace más de dos meses condena las torturas en las prisiones de Abu Ghraib y Guantánamo.
Con este letrero Cuba dio cumplida respuesta a un 75 lumínico que, colocado a fines de 2004 en los jardines de la SINA, aludía a otros tantos sujetos detenidos aquí por recibir dinero de Washington para atentar contra la estabilidad y la seguridad del Estado cubano.
Amén de las pancartas, en una adyacente plaza llamada Tribuna Antiimperialista José Martí, diversos sectores de la vida nacional celebran combativos actos contra lo que califican como «provocaciones salidas de esa falsa sede diplomática».
Ahora, el llamamiento de los intelectuales y su conversión en letrero frente a la SINA constituyen una nueva protesta contra la vieja pretensión norteamericana de que en la isla se violan los derechos humanos y contra la anual maniobra de condenarla en Ginebra.
También hoy, en la Tribuna Antiimperialista José Martí miles de niños y adolescentes disfrutaron de un concierto que los organizadores señalaron como «otra respuesta del pueblo cubano a las provocaciones del jefe de la SINA, James Cason.
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