El tema saltó al escenario político chileno a raíz de la publicación de la más reciente encuesta del Centro de Estudios Públicos (CEP), cuya última edición se hizo pública en junio del año pasado.
Al comentar que el nivel de aprobación de la mandataria subió a un 52 por ciento, el vocero del gobierno, Ricardo Lagos Weber, dijo que los resultados demuestran que la gobernante «tiene el norte muy claro».
«Los elementos que más le importan a la gente, son los temas de seguridad, delincuencia y salud. En todas estas áreas se han visto cosas concretas durante este año», afirmó el secretario de Estado.
Sobre la corrupción, tema que según el sondeo no manchó la imagen de la Mandataria, Lagos Weber señaló: «lo vamos a combatir siempre».
Para la presidenta de la Democracia Cristiana, Soledad Alvear, -segundo lugar de evaluación en la encuesta- el apoyo a Bachelet demuestra -dijo- la gran capacidad que tiene para gobernar.
Comentó que al incremento significativo del puntaje refleja «el liderazgo de Bachelet, su capacidad de conducción y que vamos por un buen camino».
La también senadora señaló que los números demuestran, además, que la oposición ha tomado un camino errado, ya que «no se está preocupando de los temas que realmente le importan al país».
Asimismo, el presidente del Partido Socialista de Chile, senador Camilo Escalona, declaró que el 52 por ciento de apoyo a la Presidenta «indica claramente que la estrategia de confrontación a ultranza de la derecha ha fracasado».
A pesar de todo lo que ha hecho la derecha, continúa siendo minoría, como lo demuestra el exiguo 19 por ciento que recibe la Alianza», dijo.
Escalona destacó el hecho de que esto ocurra en circunstancias «enteramente inéditas, desde el punto de vista de la virulencia del lenguaje, de la reiterada utilización de descalificaciones, llegando al absurdo e, incluso, a la caricatura respecto del Gobierno y lo que es su propio desempeño como Presidenta».
Agregó que fracasaron las ideas que se había hecho la derecha, en el sentido de que la posición de confrontación a ultranza iba a torpedear al Gobierno y le iba a permitir capitalizar el descontento.
«Ninguna de esas cosas ocurrió y continuamos teniendo a una Presidenta que tiene la mayoría y a una derecha que continúa siendo una clarísima minoría», enfatizó Escalona.
Por su parte, el jefe de la opositora Renovación Nacional, Carlos Larraín, comentó: «comprendo la popularidad de la Presidenta, al fin y al cabo, eso responde a una cierta justicia elemental, porque ella llegó recién hace 10 meses al cargo».
Opinó, asimismo, que ese éxito personal «se transfiere al Gobierno por razones de cercanía. Algunos de los agentes del Gobierno, que se sienten muy poderosos, en el fondo están gozando del prestigio de la Presidenta. Pero le están ayudando muy poco».
Al intentar minimizar la popularidad de Bachelet, Larraín señaló que «esa buena que la población le entrega a la Mandataria no será eterna. De hecho, va en cuenta regresiva».
Santiago de Chile, 5 de enero 2007
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