La recién finalizada Asamblea 42 de la Organización de Estados Americanos (OEA), celebrada en esta ciudad boliviana, dejó muestras de la unidad de criterios de países de la región en algunos temas, pero en otros mostró evidentes discrepancias.
Mientras los ecos de la reunión se ap
La Declaración final de la Asamblea reconoce que aproximadamente 53 millones de personas en América Latina y el Caribe -el nueve por ciento de su población- padecen subnutrición o hambre crónica, por lo cual insiste en lo importante de fortalecer el acceso a alimentos, garantizar su calidad, e incrementar y mejorar la producción y las inversiones en investigación y producción de alimentos.
En el documento, los países reconocen que «la demanda de alimentos está creciendo», que la región es afectada por crisis de diversa naturaleza, y que en los últimos años «ha habido una excesiva volatilidad de los precios de los productos básicos».
Además, las naciones muestran su disposición para avanzar en políticas públicas para apoyar la agricultura familiar, fomentar la cooperación humanitaria regional, promover las inversiones público-privadas en el sector agropecuario y establecer estrategias para responder a situaciones de crisis alimentaria.
Al mismo tiempo, insisten en fomentar un sistema de comercio internacional abierto y transparente.
Desde la inauguración, sin embargo, el presidente boliviano Evo Morales dejó claro que las sesiones de la reunión serían movidas, al cuestionar la verdadera función del organismo hemisférico y plantear la posibilidad de una reformulación.
Morales cuestionó las funciones de la OEA y exigió su adecuación a los momentos actuales, muy diferentes a los de su creación, en tiempos de la Guerra Fría, y pidió que se apartara de una vez del sometimiento de Estados Unidos y se pusiera al servicio de los pueblos, so pena de desaparecer.
Unos minutos antes, el secretario general del organismo, el chileno José Miguel Insulza, se refirió a las bondades de la entidad, a la cual recurren, de una u otra formas, cada uno de los países miembros.
En la primera de las sesiones de trabajo, otro mandatario de un país de la Alternativa Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (Alba), el ecuatoriano Rafael Correa -único jefe de Estado foráneo asistente a la reunión- siguió los pasos de Morales y volvió a criticar el papel de la organización continental, además de emprenderla contra la llamada gran prensa y su influencia en la desestabilización de gobiernos elegidos democráticamente.
Al final, las propuestas de Morales y Correa obligaron a programar una asamblea extraordinaria para antes de que termine el año, con la intención de recoger iniciativas para reformar la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (Cidh) y la Relatoría de Prensa.
Por otra parte, cuatro de los países del Alba, Ecuador, Bolivia, Venezuela y Nicaragua renunciaron al Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (Tiar), con el argumento de que nunca estuvo al servicio de los países miembros de la OEA.
En más de una oportunidad el canciller ecuatoriano, Ricardo Patiño, recordó que cuando la Guerra de las Malvinas, en momentos en los cuales más necesario era el Tiar, uno de sus miembros, Estados Unidos, se alineó del lado de Gran Bretaña, dándole prioridad a sus responsabilidades en la Organización y Tratado del Atlántico Norte.
Patiño anunció que cada una de las cuatro naciones iniciará por separado sus procedimientos de denuncia y alejamiento del Tiar.
Por otra parte, Venezuela desempeñó un papel destacado en la aprobación de la Carta Social de las Américas, una apuesta al desarrollo económico y social, con la intención de eliminar o reducir al mínimo la pobreza en la región.
La referida carta apunta al desarrollo económico inclusivo y equitativo, con solidaridad e impulso cultural diverso, además de justicia social.
Respaldo a Argentina, no tanto a Bolivia
Al mismo tiempo, la Asamblea General respaldó la demanda Argentina por la soberanía de las islas Malvinas y exhortó a Gran Bretaña, observadora en Cochabamba, a aceptar el diálogo en busca de una solución pacífica al conflicto, cuyo punto crítico se vivió en 1982 con el enfrentamiento bélico entre ambas naciones.
La posición argentina encontró apoyo en la mayoría de los cancilleres y jefes de delegaciones presentes, quienes dieron su respaldo a la propuesta por considerar el territorio de las referidas islas como parte de la nación suramericana.
El canciller argentino, Héctor Timerman, recordó que desde «hace más de tres décadas este foro insta al diálogo entre Gran Bretaña y mi país. Yo quiero dialogar con Gran Bretaña, quiero negociar con Gran Bretaña. Quiero resolver en forma pacífica este conflicto colonial».
Sin embargo, no ocurrió lo mismo con la demanda boliviana de recuperar una salida soberana al océano Pacífico y los participantes solo se limitaron a considerar el asunto como un tema bilateral entre el país del altiplano y su vecino Chile.
Luego de las exposiciones de los cancilleres de Bolivia y Chile, David Choquehuanca y Alfredo Moreno, respectivamente, los oradores, todos de manera muy concisa, pidieron a ambos gobiernos abrir el diálogo y resolver sus asuntos de manera bilateral.
La posición de los cancilleres y jefes de delegación no cayó nada bien a la mayoría de la prensa boliviana y a algunos analistas políticos.
Los medios de la oposición, sin embargo, aprovecharon para cargar contra el gobierno de Evo Morales, al cual acusan de no haber preparado bien el caso, y lo consideraron un revés diplomático.
Bolivia perdió 120 mil kilómetros cuadrados de su territorio y 400 kilómetros de costa con Chile, en la llamada Guerra del Pacífico, e intenta retomar su soberanía marítima.
El propio presidente Morales, en una conferencia de prensa paralela a la Asamblea, recordó que Bolivia espera un gesto de Chile con la intención de iniciar el diálogo para resolver el diferendo marítimo.
Morales insistió, incluso, en que el pacto firmado por ambos países puede ser revisado, en dependencia de la voluntad chilena, y ejemplificó con lo ocurrido entre Estados Unidos y Panamá y los tratados Torrijos-Carter, que facilitaron la devolución del canal a la nación istmeña.
También recordó el presidente de Bolivia que el pacto entre su país y Chile se modificó en cuatro oportunidades desde su firma, un motivo por el cual no ve inconvenientes en hacerlo de nuevo.
Sin embargo, el canciller chileno precisó que la base de cualquier diálogo será siempre el Tratado de Paz y Amistad, firmado por las partes en 1904, el cual dejó a Bolivia sin mar.
En Cochabamba también se conoció que Guatemala acogerá, del 4 al 6 de junio de 2013, la Asamblea General 43, en la ciudad de Antigua Guatemala, en tanto Panamá será sede en 2015 de la VII Cumbre de las Américas.
Por Héctor Miranda Prensa Latina en Bolivia.
Santiago De Chile 8 de junio de 2012
Crónica Digital