Un reptil herbívoro con protuberancias en el rostro vivió hace 260 millones de años en un desierto en el centro de Pangea, único continente existente en el período Pérmico, publicó la revista Vertebrate Paleontology.
El animal, cuyos restos fueron encontrados en el norte de Níger, era del tamaño de una vaca, por lo que recibió el nombre de bunostegos, que significa techo lleno de bultos, indicaron expertos de la Universidad de Washington, dirigidos por Linda Tsuji.
En Pangea habitaron especies idénticas de animales y plantas, como evidencian restos fósiles encontrados en los continentes actuales.
Pero el hallazgo del reptil, sustenta la teoría de que en el centro de ese continente hubo un desierto donde se desarrollaron especies particulares. Ese lugar era tan árido y seco que otros animales no se atrevían a adentrarse y tampoco los que lo habitaban salían de allí.
El bunostegos pertenecía a la familia de los pareisáuridos, que presentaban bultos en sus cráneos, pero los del animal, cuyos restos fueron recién descubiertos, eran aún más grandes y nunca antes vistos por los paleontólogos.
Según los científicos, es muy posible que estas protuberancias fuesen cuernos cubiertos de piel como el de las jirafas y no tuviesen una función protectora, sino ornamental.
Posiblemente servían para el reconocimiento inter específico (entre especies) o intra específicos (dentro de especies), señalaron.
«Nuestro trabajo apoya la teoría de que Pangea central estuvo climatológicamente aislada, permitiendo que persistiera hasta la última parte del Pérmico ejemplares de una fauna única», indicó Christian Sidor, coautor del ensayo.
Washington, 25 junio 2013
PL