Un estudio de científicos noruegos afirma que el cambio climático es la principal amenaza del oso polar (Ursus maritimus), y a ella van unidas otras como el contacto con el hombre, divulgó hoy la revista Environmental Research.
Según el estudio la reducción del hielo polar, el estrés nutricional y las enfermedades y parásitos también influyen en las poblaciones de la especie.
La salud del oso polar ártico sufre agresiones de varios tipos, pero entre otros muchos factores se encuentra la exposición a contaminantes ambientales, señala la profesora del Instituto de Investigaciones Biomédicas de Madrid María Jesús Obregón.
La también coautora del trabajo recalca que la polución por plásticos y los contaminantes ambientales afectan al sistema endocrino y al sistema reproductor de este mamífero, un dato importantísimo pues esta especie está en vías de extinción.
Los investigadores se centraron en el oso polar ártico que vive en Groenlandia porque está expuesto a niveles crecientes de contaminantes ambientales, expresa la publicación.
«Una gran variedad de elementos organoclorados y pesticidas impactan sobre las hormonas tiroideas en plasma, tejidos y enzimas desiodasas, que son las encargadas de mantener estables los niveles de hormonas tiroideas en tejidos», detalla la experta.
El estudio permitió analizar más de 50 contaminantes organohalógenos y sus metabolitos en plasma y piel de los osos y se relacionaron con los parámetros tiroideos en el hígado, los músculos y riñones de siete osos adultos.
Estudios anteriores ya demostraron la relación entre la presencia de contaminantes y los niveles plasmáticos alterados de las hormonas tiroideas en la vida salvaje del ártico, pero es la primera vez que se vincula con una alteración en los tejidos.
Los expertos aseguran que el hielo de las zonas habitadas por estos animales se está derritiendo hasta tres semanas antes que en la década de 1970, obligando al oso a retirarse a tierra firme sin haber completado sus reservas de grasa.
Las pierden durante el verano y el otoño en forma tan crítica que afecta la capacidad de las hembras para quedar preñadas y disminuye la capacidad de producir leche para alimentar a las crías, realidad que ha provocado una caída del 15 por ciento en la tasa de nacimientos.
Oslo, 6 de abril 2015
Crónica Digital /Pl