El académico de la Universidad de Santiago, especialista en Ingeniería Ambiental, Dr. Luis Díaz Robles, realiza la advertencia con el fin de evitar las complicaciones que se vivieron el año pasado, cuando un aluvión afectó a Copiapó y la presencia de fango produjo problemas de salud para los habitantes de esa ciudad.
El desborde del río Mapocho la madrugada del domingo 17 de abril trajo consigo que calles, locales comerciales y edificios residenciales de la comuna de Providencia fueran invadidos por una espesa capa de lodo, que en algunos lugares alcanzó más de 40 centímetros de profundidad.
Para el académico del Departamento de Ingeniería Química de la Universidad de Santiago, Dr. Luis Díaz Robles, es prioritario que se activen protocolos de limpieza que permitan extraer la masa de tierra y agua lo antes posible.
La preocupación del experto se basa en que al secarse el barro, este deriva en polvo que al entrar en contacto con las personas, puede significar complicaciones para la salud.
Añade el especialista que el fango que queda en las calles, luego de un desastre natural, también repercute en la calidad del aire. Al perder humedad, sus partículas se elevan o resuspenden, incrementando los niveles de polución de la ciudad, especialmente en el sector más afectado (Providencia).
Si no hay una buena limpieza, el barro “una vez que se seca, y producto de una mayor temperatura y la circulación de vehículos, puede subir los índices de contaminación”, advierte el experto.
Agrega el académico que el lodo al provenir del río Mapocho, presenta un sinfín de microorganismos patógenos cuyo contacto generan graves consecuencias para la salud.
“Si bien no hay aguas servidas, siempre ha habido problemas sanitarios en el río Mapocho y el lodo podría tener parte de esos microorganismos patógenos que luego se pueden resuspender”, sostiene.
Las personas al exponerse al material particulado -enfatiza el ingeniero ambiental- generan problemas respiratorios y considerando que las temperaturas bajarán, aquello “acentuaría estos problemas, especialmente en adultos mayores que son quienes viven en la zona más afectada de Providencia”, dice el Dr. Díaz.
En ese sentido, el experto estima que es necesario que las municipalidades actúen con prontitud y rapidez, con el fin de reducir las complicaciones que ocasiona el polvo resuspendido.
“Es una tarea indispensable para preservar la salud de las personas”, subraya.
La advertencia
Las recomendaciones que el Dr. Luis Díaz propone son en consideración a la crisis de contaminación que se vivió en marzo del 2015 en Copiapó, debido al aluvión que afectó la zona y que conllevó el aumento del polvo resuspendido.
“Cuando ocurrieron el año pasado estos derrumbes, esos lodos tenían además metales pesados producto que cerca habían relaves mineros, entonces el polvo resuspendido se caracterizó por contener altos niveles de metales pesados”, afirma el académico.
En ese contexto, hubo numerosas consultas por crisis obstructivas bronquiales, y de asma. Asimismo, se registraron casos de dermatitis y alergias.
Finalmente, el Dr. Díaz enfatiza que es necesario desplegar todos los recursos necesarios para erradicar la presencia de barro en las calles e inmuebles afectados.
“Va a costar pero en la medida que se apuren los municipios, aquello va a contribuir a que no se incrementen los efectos del polvo”, concluye.
Por Fernando Abarca Back
Santiago de Chile, 20 de abril 2016
Crónica Digital