Como parte de la investigación, los expertos se concentraron en el Gran Lago Salado, en el oeste de Estados Unidos, y crearon un balance hídrico, teniendo en cuenta que es poco profundo, de unos siete metros de profundidad.
El resultado demostró que el desarrollo del agua para la agricultura y otros usos durante los últimos 160 años ha causado que el estero disminuya en aproximadamente 3,35 metros de profundidad y pierda casi el 50 por ciento de su capacidad de almacenamiento.
En tal sentido, esta situación ha degradado el hábitat de las grandes aves migratorias que usan el lago para anidar y alimentarse y causó problemas para la extracción de minerales y el uso recreativo, entre otros daños.
Al decir del autor principal del artículo publicado, Wayne Wurtsbaugh, de la Universidad Estatal de Utah, el Gran Lago Salado definitivamente se está reduciendo.
Aunque el lago ha subido y bajado con sequías e inundaciones en las últimas décadas, la persistencia de desvíos de agua ha reducido el nivel del lago y ha expuesto mucho fondo del lago, añadió.
A propósito de ello, los planes del Estado de continuar desarrollando agua en la cuenca solo empeorarán el problema, consideró.
Sin embargo, para los científicos se deben encontrar recursos hídricos adicionales, aproximadamente un 29 por ciento de su acumulado actual, para que el lago vuelva a un estado saludable.
El Estado ha tenido cierto éxito en la conservación del vital líquido para los hogares, pero dado que el agua para la agricultura representa más del 60 por ciento de su uso la conservación doméstica representa sólo una reducción menor, dijo Wurtsbaugh.
Se necesitarán reducciones en el uso de agua de todos los sectores si queremos resolver este problema, indicó.
Washington, 23 octubre 2017
Crónica Digital /PL