Tenía 96 años cuando se despidió de este mundo, era amiga de Violeta Parra y era devota por Chile: Margot Loyola dejó un legado tal que la presidencia de la República declaro dos días de duelo oficial por su deceso.
Mujer de sonrisa amplia, considerada por la cantautora Violeta Parra (Gracias a la vida) como «la más chilena de las chilenas», Margot Loyola dijo adiós «sin pensarlo», por el cansancio de los años, según sus allegados.
«Ella no quería morirse, y no por ella, sino porque quería seguir rescatando la cultura del pueblo. Ella se aferró mucho a la vida», comentó su cuñado, Roberto Cádiz.
Profesora e investigadora, fue merecedora en 1993 del galardón «Figura fundamental de la Música chilena» concedido por la Sociedad de Derechos de Autor. Un año más tarde, conquistó el Premio Nacional de Arte.
La jefa de Estado, Michelle Bachelet, confesó en un acto público que guarda un anillo que le regaló Loyola en 2013, con un cascabel interior. «Estuvimos conversando largo rato entonces», recordó.
Partió una de las folcloristas más destacadas de Chile, cantora de nuestra cultura, eternamente sonriente y sencilla, declaró la dignataria.
Acompañada de su hermana Estela, en 1949, realizó sus primeros traslados al campo para recopilar canciones tradicionales, como lo hizo también en su momento la fallecida Violeta Parra.
Como pedagoga y parte de las Escuelas de Temporada de la Universidad deChile, se consagró a transmitir sus conocimientos de la música y tradiciones artísticas de la nación sudamericana.
Con bandera a media asta y un día gris marcado por la lluvia y el frío, el país rinde homenaje póstumo en un velatorio con sede en el Centro Cultural Palacio de La Moneda. Los honores fueron encabezados por la presidenta Bachelet.
Autora de varios libros, fue también prolífica autora, con 27 producciones musicales que trascendieron las fronteras y se escucharon en Europa y Argentina.
Por Fausto Triana
Santiago de Chile, 6 de agosto 2015
Crónica Digital / PL