Medio centenar de periodistas nacionales e internacionales rompieron con su presencia el silencio que rodea los manantiales del Silala, en la provincia boliviana de Potosí, para comprobar un delito cometido por Chile y el cual se niega a reconocer.
El largo viaje al Silala incluyó poco más de una hora a bordo de un avión Hércules de la Fuerza Aérea Boliviana, hasta aterrizar en una pista de tierra en la zona minera San Cristóbal, y luego unas cuatro horas de caravana a través de un desierto interminable.
Por suerte para los viajeros atravesamos el desierto en otoño, cuando el clima es un poco frío y seco, con una máxima promedio de 16,7 grados centígrados y una baja promedio de 1,7 grados al caer la noche, la cual pudimos evitar al regresar al atardecer.
Finalmente llegamos al área de los manantiales del Silala, en la provincia Sud Lípez de Potosí, donde viven apenas 26 personas, de las cuales 20 son los militares del Puesto Militar de Avanzada creado en 2006, y seis constructores de viviendas sociales.
Al llegar al borde fronterizo con Chile, a una altura estimada en más de cuatro mil 500 metros sobre el nivel del mar, la tranquila planicie entre montañas cubierta de pajonales donde está el Puesto Militar mostraba una inusual actividad.
A bordo de un helicóptero llegó el presidente boliviano, Evo Morales, acompañado del canciller David Choquehuanca, el ministro de la Presidencia, Juan Ramón Quintana, otros altos funcionarios del gobierno y miembros de la Asamblea Legislativa Plurinacional.
En la caravana junto a los periodistas viajaron también dirigentes sociales y comunales, quienes respaldaron la decisión anunciada por Morales el 23 de marzo de iniciar un juicio internacional contra Chile por el aprovechamiento ilegal de las aguas del Silala.
Esta decisión está respaldada por la ley 404, del 18 de septiembre de 2013, que en su artículo primero declara como prioridad del Estado Plurinacional la recuperación, uso y aprovechamiento sustentable de los bofedales (humedales) y manantiales andinos.
El propósito de esta ley es precautelar los sistemas de vida dependientes de este recurso especial, en un tipo de pradera nativa con humedad permanente o temporal, compuestas por una comunidad de especies nativas de flora, fauna y poblaciones originarias.
Estas zonas con bofedales representan el 35 por ciento del territorio nacional, en las zonas andinas con altitud superior a los tres mil metros sobre el nivel del mar, y en medio del desierto que rodea y precede en cientos de kilómetros al Silala, es un recurso vital.
La inspección comenzó casi al mediodía en los bofedales del sur, donde la amplia comitiva verificó la existencia de canales artificiales, cuyas primeras obras de canalización datan de 1880, para unificar y dirigir hacia Chile más de 70 ojos de agua en la zona del Silala.
En medio de un espíritu fraternal, Morales «bautizó» con agua del manantial a los periodistas que le rodeaban y luego se trasladó hacia los bofedales del norte, tras recorrer a pie una profunda quebrada, ampliada artificialmente para llevar el agua por gravedad a Chile.
Las primeras tuberías instaladas en el lugar fueron sustituidas en fecha más reciente por obras de mampostería y grandes tuberías que conducen unos 180 litros de agua por segundo, fuerte caudal utilizado por el sector industrial del vecino país sin pagar nada.
Hasta el Hito 68 que marca la frontera con Chile llegó la comitiva, del otro lado tropas chilenas estaban desplegadas, pero el objetivo de Morales era simplemente demostrar que no existía el «río internacional» que alegaba el gobierno de Santiago.
Lo único artificial es el río, respondió Morales a funcionarios del gobierno chileno que le acusaron de crear una «demanda artificial», y así lo pudieron comprobar directamente periodistas, legisladores y dirigentes de los movimientos sociales bolivianos.
Estudios científicos demuestran que los suelos que cubren la base de las quebradas están cubiertos de clastos angulares de varios tamaños que no han sido removidos por la corriente de agua de un río y no se manifiesta ninguna actividad fluvial activa natural.
El sistema hidrológico construido por el ferrocarril Antofagasta-Bolivia consiste en canales de drenaje, obras artificiales que no corresponden a un sistema hidrográfico natural, sin lo cual habría sido imposible contar con agua en el nuevo territorio chileno.
El 15 de mayo de 1997, la concesión otorgada en 1908 a la empresa Antofagasta-Bolivia para utilizar agua en sus locomotoras a vapor fue revocada por el gobierno de La Paz mediante la escritura pública 48/1098.
Nacidas en territorio boliviano andino, las aguas del manantial Silala abastecen sin contraprestación alguna hace más de 100 años a varias industrias y ciudades del norte deChile, donde incluso la comercializan, lo cual sigue siendo un tema pendiente de solución.
«Estamos con la razón, por la justicia, y por eso ahora que Chile quiere confundir, con más razón, más fuerza, y más documentos vamos a presentar la demanda ante la Corte de La Haya para sentar nuestra soberanía sobre las aguas del Silala», recalcó Morales.
Por Pedro Rioseco*Corresponsal Jefe de Prensa Latina en Bolivia.
La Paz, 7 de abril 2016
Crónica Digital
