El Senador del partido Progresista Alejandro Navarro, conversó diversas temáticas en profundidad con Crónica Digital. Entre ellas las izquierdas, el problema del relativismo y de la importancia de la “cuna” en la toma de decisiones : “El día que no me indigne por las injusticias, es el momento de abandonar la política”.
En el espacio “Conversando un café con:” de nuestro canal de Youtube, el político Alejandro Navarro estuvo dispuesto a conversar sin tapujos de lo que para él significa ser un individuo de izquierda en la política chilena: “Creo que lo profundo de ser un hombre de izquierda, una mujer de izquierda, es que la injusticia no te deje quieto, no te deje tranquilo y no la naturalicemos ni la aceptemos”.
“Luego viene la disputa de las izquierdas como un espacio político de valores, de ideas. Pero esta izquierda genérica, ha luchado con una derecha que tempranamente descubrió que también se podía competir en el tema valórico, también podía competir en todos los terrenos, por eso, “la UDI Popular”. Y se ha generado entonces, en la ciudadanía, no una suerte de confusión, sino que de una transversalidad valórica en donde al parecer la relatividad es lo esencial”, criticó Navarro.
Tal situación, según el progresista, “genera una ilusión en el cuestionamiento general de la definición de política, espacial de izquierda, centro derecha; que tendió a diluirse y a confundirse. Hoy día es muy común decir ‘mire yo no soy de izquierda, ni centro, ni de derecha, yo soy tanto’, y ésto contribuye al mal”, sentenció en torno al relativismo.
Sobre la base de las reflexiones que entregadas por el senador, añade que las instancias de análisis de las izquierdas y de las corrientes de oposición, son menester: “Hay una necesidad de reponer el debate, de reencontrarnos”.
No obstante, en esta conversación meditativa junto al político, Navarro Brain aprovechó de apuntar la relevancia de los orígenes de cada persona y de cómo ésto, se transforma en elementos identitarios de cada individuo: “Cuando estaba a punto de votar el 10% me preguntaban: ‘quién cree usted que en el Senado va a votar por el 10%’, – en medio de una presión en que Piñera los llamaba por teléfono- y yo dije: creo que Castro porque va a primar su cuna, va a primar su origen”.
“Y Moreira, cuando me dijeron que iba a votar en contra, me dije yo: En Moreira va a operar su cuna, a su clase, porque al final, al interior de los propios partidos, la cuna sigue siendo un elemento fundamental en tu identidad formativa. Y Ossandón, sin ser de cuna de arrabales, formó en los arrabales, como él dice, ‘yo soy técnico agrícola y siento el desprecio de quienes se creen ingenieros, profesionales’”, dijo parafraseando al Senador Viñamarino.
Y continuó: “creo que tu origen y tu información es clave, creo que intentar hacer desaparecer la ideología ya fracasó (…) mientras subsista las diferencias económicas y algunos comunes del poder y la riqueza, lo que va a haber, digamos, es un claro sentido lógico de la economía. La economía no es neutra, la economía refleja un tipo de pensamiento y obedece a un a un patrón de pensamiento, no es neutra. Y en este caso el patrón es la acumulación brutal”, concluyó.
En esa misma línea temática, el profesor de filosofía comentó que el ambiente previo a la aprobación de la reforma constitucional del retiro del 10% de las Administradoras de Fondos de Pensiones (AFP), fue de “incertidumbre y ansiedad” entre la clase política, puesto que la decisión estaba siendo monitoreada por una población atenta y reactiva, y atestiguó: “yo sentía mucho temor porque al final, si había movilización, iba a haber represión”, comentó considerando los hechos durante la rebelión social desatada en octubre de 2019.
Y finalmente subrayó la sensación que se respiró en ese entonces en la cámara alta: “Había temor. No temor por mi, pero sí de lo que podría desencadenarse. Porque era una frustración contra toda la clase de política”.
“En muchos segmentos no diferencian mucho respecto de la izquierda y de la derecha. Y eso es malo para la democracia”.
Santiago de Chile, 31 de julio de 2020.
Por Charlene Schipmann.
Crónica Digital.-
