La Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio de Estados Unidos (NASA) prevé posicionar un radiotelescopio en un cráter del lado opuesto de la Luna, a salvo de las interferencias humanas.
El objetivo de esa herramienta es observar el universo a longitudes de onda superiores a 10 metros (m), que se reflejan en la ionosfera de la Tierra y hasta ahora permanecen en gran parte inexploradas por los seres humanos.
Con diámetro de un kilómetro (km), sería el radiotelescopio más grande construido y permitiría enormes descubrimientos científicos en el campo de la cosmología al observar el universo primitivo en la banda de longitud de onda de 10–50 m, es decir, banda de frecuencia de seis a 30 megahercios (MHz), aún inexplorada.
“Un radiotelescopio de longitud de onda ultra larga en el lado lejano de la Luna tiene enormes ventajas en comparación con los telescopios terrestres y en órbita terrestre”, explica Saptarshi Bandyopadhyay, tecnólogo en robótica de la NASA.
Para llevar a cabo el proyecto, los diseñadores planifican construir una malla de alambre que pequeños robots trepadores puedan desplegar para formar un gran reflector parabólico en un cráter de tres a cinco km.
A la par, la agencia estadounidense trabaja en un detector de neutrinos en el espacio, un enjambre de pequeñas naves para estudiar la atmósfera de Venus.
Se suman a la lista, un nuevo sistema de aterrizaje para cuerpos celestes con atmósferas de baja presión y los denominados cubeSats, un estándar de diseño de nanosatélites, cuya estructura es escalable en cubos de 10 centímetros de arista y masa inferior a 1,33 kilogramos.
Estos últimos, propulsados por velas solares servirán para explorar el sistema solar y el espacio interestelar, estructuras en otros planetas fabricadas con hongos, y localización rápida de pequeños asteroides.
Washington, 10 de abril 2021.
Crónica Digital / Prensa Latina.