Están asesinando cruel y lentamente a Assange ante los ojos del mundo

Como hace un siglo Estados Unidos hizo con el periodista mexicano Ricardo Flores Magón, algo similar ocurre hoy con Julian Assange, quien languidece ante los ojos del mundo en una prisión británica aquejado por enfermedades físicas y psicológicas.

Una pequeña, dramática, conmovedora y reveladora foto del deterioro físico de Assange por el hacinamiento y abandono en el que lo mantienen sus carceleros británicos en la prisión de Belmarsh, circula en las redes sociales, y no deja dudas de las acusaciones de sus amigos y defensores de que lo están asesinando y prestan ese miserable servicio a Estados Unidos.

Washington, en contubernio con Londres, repite con Assange lo mismo que con Flores Magón, el prócer del periodismo mexicano y precursor de la Revolución de 1910, que lo dejaron morir de las varias enfermedades que padecía, las cuales no reconocieron ni atendieron.

El objetivo era apagar el fuego de su pluma demasiado peligrosa por las verdades que revelaba, y murió solo -sin que se le probara delito más que decir la verdad-, sin asistencia médica, en sufrimiento atroz durante 13 largos años, ciego, en un inmundo camastro invadido de pulgas en la cárcel de Leavenworth en Kansas City, el 21 de noviembre de 1922.

Assange recorre igual camino en manos de los carceleros británicos por una absurda acusación de vivac policial (de supuesto abuso sexual), pero sus verdugos, y también el mundo que no ha hecho lo suficiente por salvarlo, saben que no es por esa nimiedad que está tras las rejas en la pérfida Albión, sino porque en su sitio Wikileaks desnudó la barbarie estadounidense en Afganistán, Irak y Guantánamo.

Al igual que con Flores Magón a quien los estadounidenses mataron en agonía y procuraron borrar hasta su imagen de la retina del pueblo mexicano, con Assange buscan el mismo objetivo pero en escala mayor, más indignante y cínica, porque es pública y notoria.

No pueden ocultar las 400 mil verdades en los reportes sobre la guerra de Irak, las 90 mil sobre la guerra en Afganistán, las 800 desde la prisión de Guantánamo y más de 250 mil cables diplomáticos redactados en varias partes del mundo que revelan atrocidades y violaciones de los derechos humanos.

Argumentan que Assange espió para el enemigo, aunque saben que es un infundio, y castigan el ejercicio ejemplar del periodismo verdadero, y del derecho a la libertad de expresión a la cual quieren hacer trizas.

Kristinn Hrafnsson, editor en jefe de Wikileaks, y Joseph Farrell, embajador de esa organización, lo dijeron bien claro en México en una entrevista con el presidente Andrés Manuel López Obrador el 17 de enero de este año.

“Queda claro que el caso de Assange es político y no judicial. Están eludiendo hasta el hecho de que la petición de extradición viola el tratado al respecto entre Estados Unidos y Reino Unido. Este tratado prohíbe la extradición por causas políticas, y Julian es acusado de la ofensa política en su forma más pura: espionaje”.

“Así que no podemos depender del proceso judicial, tenemos que tratar esto como lo que es: una persecución política que requiere de la intervención e interés de los líderes políticos”.

Todos saben que Assange padece una enfermedad crónica pulmonar y muchas más derivadas de esta y agravadas por el encierro y la falta de atención médica.

Comentando su estado de salud, Baltasar Garzón, su abogado, vaticinó hace tres o cuatro años, cuando lo metieron en la prisión actual, que si no lo liberaban pues en su actuación no hay delitos, tendría problemas médicos importantes, y psicológicos. Ha sido así. No es justo que el mundo siga permitiendo tal impunidad criminal.

Quienes deberían estar ante los tribunales por las múltiples violaciones de los derechos humanos y crímenes de guerra son sus torturadores, sobre quienes abundan pruebas de las atrocidades en Afganistán e Irak, la principal de ellas invadirlos.

Y los siguen cometiendo en el campo de concentración en que convirtieron la base naval de Guantánamo, territorio de Cuba, el cual se niegan a devolver.

Ciudad de México, 2 abril 2023
Crónica Digital/PL

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Rusia: Muere corresponsal militar por explosión en San Petersburgo

Dom Abr 2 , 2023
El corresponsal militar Vladlén Tatarski (cuyo nombre real era Maxím Fomin), murió por una explosión que se produjo en un café en el centro de San Petersburgo, confirmó el Ministerio del Interior de Rusia. Según el alcalde de San Petersburgo, Aleksander Beglov, el citado corresponsal de guerra, quien fuera miliciano en el Donbás, pereció en el acto, mientras que otras 25 personas resultaron heridas por el estallido, acción que calificó de terrorista. De inmediato las fuerzas del orden junto con los servicios de emergencia se presentaron en el café Street Food Bar №1 donde ocurrió la explosión que acabó con la vida de Tatarski, acotó Beglov. Anteriormente, las fuerzas del orden informaron que la potencia del artefacto que estalló en el café era de más de 200 gramos de explosivo equivalente en TNT. Las autoridades de la ciudad precisaron que en el local se celebraba un evento dedicado a Tatarski, mientras que los servicios de emergencia dijeron que el artefacto dinamitero estalló cerca del escenario, y se encontraba dentro de una estatuilla que se le obsequió al corresponsal de guerra. Vladlén Tatarski, que se hizo muy conocido después del inicio de la operación militar especial rusa en Ucrania, entre otras cosas debido a su canal de Telegram que actualmente tiene más de 560 mil suscriptores. Una fuente de los servicios de seguridad declaró que se comprueba la posible implicación de las personas presentes en la cafetería en el momento de la explosión. Moscú, 3 de abril 2023 Crónica Digital/PL

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