Sáb Sep 2 , 2023
“Lo más importante que podemos hacer para fortalecernos frente a China es ver a Rusia derrotada en Ucrania. Porque Rusia y China son aliados, y debilitar a Rusia debilita a China. Quiero decir que ser capaces de asignar una cantidad equivalente a alrededor del 5% de nuestro presupuesto militar cada año es probablemente el mejor gasto en defensa nacional que creo que hemos hecho nunca. No estamos perdiendo ni una sola vida en Ucrania, y los ucranianos están luchando heroicamente contra Rusia. Así que estamos reduciendo y devastando el ejército ruso por muy poco dinero. Una Rusia debilitada es algo bueno”. (Mitt Romney, senador republicano por Utah, Estados Unidos) Por Marcelo Colussi *, colaborador de Prensa Latina Disputas entre gigantes ¿Rusia y China son países imperialistas? ¿Por qué la disputa tan agresiva, con aires de una nueva Guerra Fría, de estas dos potencias contra Estados Unidos y Europa Occidental, nucleadas estas dos últimas en la OTAN? “El imperialismo es la fase superior del capitalismo”, decía Lenin. Las potencias capitalistas europeas en la actualidad- Gran Bretaña, Francia, Alemania, Italia, Holanda-, a través de la historia colonial de estos últimos años, han funcionado como imperialismos. Al día de hoy, no con el poderío de antaño, lo siguen siendo; o, más exactamente, neo-imperialismos. Son países con un alto desarrollo capitalista que desde hace siglos salieron por todo el mundo a la búsqueda (robo) de materias primas para sus industrias y de mercados para colocar sus productos industrialmente elaborados. Sus economías siempre se han asegurado militarmente, de esa cuenta, todos los imperialismos son despiadados y sanguinarios con quienes dominan. Estados Unidos ha sido el punto de mayor crecimiento de esos capitales, lo que le permitió- desde hace ya más de un siglo, y especialmente a partir de fines de la Segunda Guerra Mundial en 1945- erigirse como la primera potencia capitalista. Su poderío se asentó en el gran crecimiento de su economía, tomando la vanguardia mundial en el desarrollo científico-técnico, resguardando esa hegemonía con unas monumentales fuerzas armadas y un sistema financiero planetario basado en su moneda, el dólar. Al desintegrarse la Unión Soviética y desaparecer el campo socialista europeo a inicios de los 90 del siglo pasado, el mundo quedó bajo un mando unipolar: el capitalismo se erigió como ganador (“La historia terminó”, pudo decir exultante Francis Fukuyama en esa década, aunque ahora se ha retractado de esa frase), mientras Washington aparecía sin rivales a la vista. Pero ese mundo unipolar de los 90 hoy está cambiando: marchamos hacia la multipolaridad con al menos dos bloques. Rápidamente expresado, podríamos decir que un área dólar (regido por la Casa Blanca) y un área que se pretende desdolarizar (capitaneado por Pekín y Moscú). La clase dirigente del país americano no está dispuesta en absoluto a perder un milímetro de su lugar de privilegio, aunque su población comience a sentir los embates de una lenta pero imparable declinación económica: los pobres crecen en el país de la abundancia, mientras que los mega-ricos son cada vez más […]