Sáb Sep 17 , 2022
Horas antes de ser torturado por última vez y acribillado por la dictadura chilena, Víctor Jara escribió el que sería su último poema. El texto, en el que expresa el horror que atravesaba, logró sortear a los militares gracias a su amigo Boris Navia Pérez y otros detenidos que arriesgaron su vida para se convirtiera en un símbolo de la resistencia. Las últimas horas de vida del cantautor y poeta chileno Víctor Jara han pasado a la historia no solo por la crueldad con que la dictadura chilena encabezada por Augusto Pinochet lo torturó y asesinó el 16 de septiembre de 1973, sino también porque, aún en sus momentos más angustiosos, el artista logró expresarse con un poema que pasó a la historia. Jara había sido uno de los 5.000 detenidos por la dictadura chilena que había sido conducido al Estadio Chile de Santiago, un recinto cerrado donde, al igual que muchos otros, sufrió golpizas y severas torturas. Además de los golpes y las quemaduras, pasaron a la historia la rotura de sus dedos y el corte de su lengua, como símbolo de ultraje a su capacidad de cantar y tocar la guitarra. Antes de ser acribillado con 44 disparos, Víctor Jara pidió un pedazo de papel a Boris Navia Pérez, quien también había sido detenido en la Universidad Técnica del Estado el 12 de septiembre, un día después del Golpe de Estado contra el presidente Salvador Allende (1970-1973). ‘Canto por travesura’: el último Víctor Jara vuelve a sonar en Chile casi medio siglo después El propio Navia Pérez no solo reconstruyó las últimas horas de Jara con su testimonio sino que también contó la épica historia de cómo los compañeros de detención del cantautor se las ingeniaron para que su poema no fuera detectado y destruido por los soldados. El 15 de septiembre de 1973, último día de Víctor Jara con vida, la noticia de que algunos prisioneros serían liberados esperanzó a los detenidos. «Frenéticos empezamos a escribirles a nuestras esposas, a nuestras madres, diciéndoles simplemente que estábamos vivos. Víctor, sentado entre nosotros, me pide lápiz y papel», cuenta Navia Pérez en un relato leído en 2003 durante un homenaje a Jara. «Y Víctor comienza a escribir, pensamos en una carta a Joan su compañera. Y escribe, escribe, con el apremio del presentimiento», añade. La inspiración de Jara fue interrumpida por los militares, que nuevamente lo alejan de sus compañeros para volver a ensañarse con él. Esa fue la última vez que los demás prisioneros lo ven con vida. Pero antes de ser llevado, alcanza a devolver la libreta a Navia Pérez. Los compañeros de Jara ya habían visto su cuerpo sin vida y habían sido trasladados a la fuerza al Estadio Nacional de Santiago cuando Navia Pérez, con intenciones de escribir, vuelve a tomar la libreta. «Me encontré en mi libreta, no con una carta, sino con los últimos versos de Víctor, que escribió unas horas antes de morir y que el mismo tituló ‘Estadio Chile’, conteniendo todo el horror y el espanto de aquellas horas», contó. Navia Pérez contó que, apenas […]