Mar Abr 23 , 2024
Por Marcel Garcés Muñoz Por estos días se hace evidente, y con una intensidad abrumadora, que en el escenario político internacional, con una tendencia bélica que aparece irrefrenable- y según se evidencia, suicida, se perfila una guerra global, como una amenaza brutal para la paz, la seguridad global y la propia subsistencia de la humanidad tal como hoy la conocemos. Los últimos acontecimientos : el genocidio desatado en Gaza por las fuerzas invasoras israelíes y en otros territorios palestinos y del mundo árabe. Cifras actualizadas hasta el día 22 de abril indican que en la ocupación y genocidio en Gaza han sido asesinados 34.151 palestinos, de los cuales 14.685 eran niños y 9.670 mujeres. Otros 77.084 civiles han sido heridos y se estima que los restos de 7.000 personas están bajo los escombros de edificios destruidos por los bombardeos israelíes. la destrucción de hospitales, campos de refugiados y poblados, definidos como objetivos de guerra, constatan le inhumanidad, la voluntad homicida e los actuales gobernantes de Israel. El balance es estremecedor, pero no merecen un análisis y la condena contundente – y eficiente- de Naciones Unidas y los principales gobiernos de Occidente, mientras una maquinaria política y propagandística- tiende una cortina cómplice de desinformación, y los “altos funcionarios” de la burocracia internacional, se muestran dóciles y subordinados al discurso oficial de la Casa Blanca, el Pentágono, la Alianza Atlántica y los gobiernos subordinados. Tras los atentados asesinos de las fuerzas israelitas, ocupantes de los territorios históricos de la patria palestina ocupantes de Israel, no solo se encubren actos miserables, sangrientos, de un deliberado exterminio de un pueblo, una cultura, una historia, una religión, sino un objetivo estratégico global. La activa participación militar y de los servicios de inteligencia de Estados Unidos, Gran Bretaña, Francia, Alemania, en los escenarios de batalla, inteligencia, información y despliegue de técnica, unidades operativas encubiertas en el escenario bélico en los Teatros del Medio Oriente y Europeo (lease, Israel-Palestina-Irán- Líbano, Siria) no es algo que se oculte o e intente justificar con los consabidos argumentos de “la defensa de la cultura y la democracia occidental”(lo de “cristiana” ya está en desuso de la retórica). Indudablemente, la OTAN (y sus órganos políticos y empresariales colectivos, como la Unión Europea, el G7 y otras plataformas o pantallas para mostrar representatividad y una cierta cohesión en el discurso sobre lo que fuera definido en los tiempos de la instalación de Washington como el que llevaba la batuta del colonialismo, como “patriotismo” o “solidaridad” europea, juegan un activo papel de cómplices de esta estrategia belicista en desarrollo. Pero no debemos creer que han pasado de moda en la agenda de la metrópoli los Golpes de Estado, ls Guerra Interna, la Ocupación, la insurgencia terrorista, las bombas, los sabotajes, los atentados y asesinatos de militares, científicos, políticos en el Medio Oriente, Africa, América Latina, Europa, Asia, el asalto a embajadas, consulados o representaciones diplomática de países y sedes de gobiernos, iglesias, intelectuales, líderes sociales, organizaciones democráticas y pacifistas, caricaturizados como “hostiles”, progresistas, insurgentes o “terroristas” o […]