El Senado y la Cámara de Representantes del Congreso estadounidense mantienen hoy su desacuerdo sobre lo que pudiera ser un plan de reforma migratoria.
Al respecto, el representante republicano Paul Ryan señaló que la Cámara no acogerá el proyecto de inmigración del Senado y trabajará en su propia legislación, según él, para crear un «sistema de inmigración legal viable.»
En pocas palabras, el parlamentario definió las agudas contradicciones que enfrentan hoy a los legisladores estadounidenses y que predicen arduas jornadas de negociación entre demócratas y republicanos.
Aunque consideró que la modificación de la seguridad fronteriza aprobada por los senadores el miércoles acerca posiciones con la Cámara baja, todo indica que las diferencias pueden hacer colapsar el proceso.
Ryan dijo que él todavía aboga por un camino a la ciudadanía, algo que es el centro de las preocupaciones de los demócratas, pero que los republicanos condicionan a la aplicación del plan de seguridad.
Mientras persisten las diferencias, el líder de la mayoría del Senado, el demócrata Harry Reid presiona para aprobar la ley de inmigración a más tardar este jueves, algo que en esa instancia parece inevitable luego de las enmiendas.
No obstante, el líder de la minoría, el republicano Mitch McConnell mantiene su posición de ir contra el plan alegando que pese a los cambios al proyecto de ley no estaba convencido de que las fronteras en última instancia serían aseguradas.
Esta posición coincide con los republicanos en la Cámara baja que empeñan esfuerzos en avanzar leyes individuales y no parecen dispuestos a aceptar el plan del Senado.
La concesión de un estatuto legal a aproximadamente 11 millones de inmigrantes indocumentados es al parecer el punto clave de la disputa entre la Cámara y el Senado.
Los conservadores estiman que el proyecto del Senado es defectuoso pues legaliza a los inmigrantes antes de implementar la seguridad fronteriza y la aplicación de mejoras.
En ese sentido, los líderes de la Cámara baja han dicho en repetidas ocasiones que la propuesta tendrá que moverse más hacia la derecha para tener alguna posibilidad en el Capitolio.
Las posiciones de republicanos y demócratas están encontradas aunque no se descartan negociaciones para alcanzar un compromiso, pero algunos consideran que el partido en el Gobierno no debe ceder posiciones que puedan dañar el amplio respaldo ganado entre los latinos en las urnas.
Pese a los avances, muchos en detrimento de los inmigrantes, son pocos los que se atreven a anticipar el fin del debate migratorio y la aprobación de la reforma este año con la firma del presidente Barack Obama.
Washington, 27 junio 2013
PL