Las fuerzas del progreso, de la democracia, de la justicia social enfrentan este nuevo año complejas decisiones políticas, sociales, y electorales.
Se trata de desafíos en los que se expresan demandas insatisfechas de amplios sectores del país, una molestia generalizada por la conducta de los políticos, de las instituciones representativas- llámense organizaciones sindicales y sociales, entes del Estado, el Poder Legislativo, Poder Judicial
No se escapan a este enjuiciamiento negativo, entidades como las Fuerzas Armadas, las Iglesias, los medios de comunicación, las Universidades, los organismos culturales.
Se diría que los liderazgos de toda índole y la autoridad de las instituciones han sido puestos en entredicho.
Socavan la credibilidad y erosionan la confianza, y por cierto el respeto y adhesión hacia las cúpulas enfermedades sociales y morales como la corrupción, el lucro desembozado, la colusión, el abuso contra los consumidores, el incestuoso maridaje de empresarios y políticos.
Y hay que decirlo, no se advierten signos, de que los partidos asuman sus responsabilidades en este escenario detestable. Mas bien, sobre todo en la Derecha, pero no solo, se busca embolinar la perdiz, poner en marcha operaciones de desinformación y guerra sicológica para enmascarar, hacer los maquillajes, para limpiar la mugre que embadurna el frontis.
Pero al tratar de hacer las reparaciones en la Nueva Mayoría, se evidencian ciertos males congénitos, como los afanes electorales, los apetitos de poder, los sectarismos, pretensiones mesiánicas y desconfianzas mutuas, de las descalificaciones y de las tentaciones hegemónicas, que siguen nublando los criterios y empañando la visión y las necesidades estratégicas y tácticas.
Un último ejemplo de este sinsentido fue la “original” propuesta de Gutemberg Martínez, un prohombre de la derecha democratacristiana, que “inventó “ una fórmula mágica para seguir chantajeando desde dentro a la actual coalición de gobierno: dar por fenecida a la Nueva Mayoría y reemplazarla por una “coalición” con integrantes de primera y de segunda categoría.
Es decir con “gente como uno”, es decir de “centro derecha”·dirigiendo, delineando las estrategias, liderando los aspectos programáticos y políticos, y “aceptando “ que otros sean el vagón de cola, que obedezcan al programa político de los líderes, que solo aporten sus votos y un apoyo incondicional, pero no intervengan con sus molestas opiniones de “izquierda” y mucho menos abriendo paso a las demandas sociales.
Una especia de aristocracia política piramidal, en cuya cumbre estaría la derecha DC, con sus primos de la Derecha “renovada” pero sin la molesta presencia de la izquierda socialista, comunista, o los brotes de una fuerza renovadora que se está formulando en los límites de izquierda del escenario político nacional: los autónomos, los ciudadanos, los regionalistas, los independientes medioambientalistas, los indignados.
El “Gute”, que oficia de catedrático universitario conoce bien la historia, y ha lanzado al escenario político nacional, una versión 2.0 del Despotismo Ilustrado: “todo para el pueblo, pero sin el pueblo”.
Algo que está muy en la lógica de los “príncipes” y de “los guatones” de la DC.
Solo que se trata de un proyecto imposible de aceptar por la sociedad y los demócratas, y que solo revela la confusión política y la incoherencia que se ha desatado en sectores de derecha de la Democracia Cristiana, al no ver prosperar sus rabietas y maniobras, que no alcanzan a encubrir sus afanes hegemónicos.
Algo que además revela sus propósitos de dividir la Nueva Mayoría y liquidarla como alternativa en la escena política y social de Chile y en su futuro, abandonando su proyecto reformista y democrático y abriéndole paso a la Derecha política y empresarial y su portaestandarte, Sebastián Piñera.
No es casual que globos sondas de este tipo se lancen en el escenario de un mes de enero en que las diversas fuerzas y tendencias que conforman la Nueva Mayoría definen sus líneas y propósitos para este 2017 político y electoral.
Solo cabe esperar que las dirigencias actúen con responsabilidad histórica, además de creatividad y compromiso.
Por Marcel Garcés Muñoz
Director de Crónica Digital
Santiago de Chile, 7 de enero 2017
Crónica Digital