Ya es indiscutible. El Presidente Frei fue asesinado por la Dictadura. La que el promovió e inicialmente apoyó y a la que posteriormente se opuso y se unió a la lucha por ponerle fin.
Frei, junto a otros ex Presidentes – Gabriel González Videla y Jorge Alessandri – asistieron al Tedeum de ese 18 de Septiembre, en un gesto de reconocimiento a la Junta Militar y Frei dejó en claro su opinión en su carta a Mariano Rumor, Presidente de la Unión Mundial de la Democracia Cristiana: “A nuestro juicio, la responsabilidad íntegra de esta situación y, lo decimos sin eufemismo alguno, corresponde al régimen de la Unidad Popular instaurado en el país; las Fuerzas Armadas, estamos convencidos, no actuaron por ambición, más aún, se resistieron largamente a hacerlo, su fracaso sería el fracaso del país.” (Carta de Eduardo Frei Montalva a Mariano Rumor, el 8 de noviembre de 1973.)
El asesinato del Presidente Frei debería enseñarles algo a su partido y a otros partidos y personajes que hoy se hacen cómplices del operativo golpista que se intenta en Venezuela.
Los gestores fueron los mismos y ni siquiera el libreto es novedoso.
Los argumentos que se utilizaron en nuestro país tienen mucho de común con los que hoy se utilizan contra el gobierno venezolano: crisis económica, polarización social y política.
Sumado a todo ello, al igual que hoy en Venezuela, una agresiva campaña de prensa, de desinformación, de “fakenews”, en el lenguaje de hoy. Una campaña que fue dirigida y financiada por la CIA y personeros de la DC y la derecha se encargaron de decidir cuales noticias debían tener una circulación preferencial, manejando constantemente la ironía, el ridículo, el apodo ofensivo y el insulto. Los documentos desclasificados de la CIA y del gobierno de EE.UU revelaron todo ello en años posteriores: el gobierno estadounidense financió periódicos y revistas de derecha para lograr el objetivo desestabilizador del gobierno de Allende.
El gestor principal fue Nixon y su Secretario de Estado Henry Kissinger, hoy es Trump y su Consejero de Seguridad Nacional, John Bolton, un personaje a la altura de Trump, bastante más “rasca” que Kissinger.
En ese marco, la Cámara de Diputados, con mayoría de la DC y la Derecha, acusó al gobierno de grave quebrantamiento del orden constitucional y legal, veinte días antes del golpe. En Venezuela el presidente del Parlamento se autodesigna Presidente Encargado.
Toda esa gigantesca operación, que en Chile, se inició con el primer intento golpista, cuando Frei aún era Presidente, con el asesinato del General René Schneider, Comandante en Jefe del Ejercito, en un intento por impedir que asumiera el Presidente Allende, y culminó, en este plano, con el asesinato del edecán naval del Presidente Allende y la remoción de los Comandantes constitucionalistas.
Como se puede ver, nada muy nuevo bajo el sol.
En Venezuela, ante el fracaso de incorporar a las FF.AA. a sus planes (el intento principal fuel el golpe fracasado contra el Presidente Chavez, que lamentablemente recibió el apoyo del gobierno del Presidente Lagos y su ministra de Relaciones Exteriores, Soledad Alvear), EE.UU. hace aparecer a Juan Guaidó, un desconocido personaje de ultraderecha al que ha estado preparando por más de 10 años, como lo ha estado informando la prensa internacional. Alumno destacado del Albert Einstein Insitute (AEI) y el Centro para la Acción No Violenta y Estrategias Aplicadas (CANVAS, por su siglas en inglés), ambas instituciones financiadas directamente por la CIA, y destinadas a preparar golpes de estado “blandos” según El Ciudadano.com. ( https://www.elciudadano.cl/venezuela/canvas-el-aei-y-la-cia-la-operacion-encubierta-detras-de-guaido-y-el-estado-paralelo-en-venezuela/02/07/#ixzz5fuylbcIG
Como bien ha expresado el destacado periodista Raul Sohr, si Guaidó lograra su objetivo, se instalaría una dictadura de ultraderecha. Por ello, tanto entusiasmo de Bolsonaro, del colombiano Duque, de Piñera y otros adláteres de la derecha extrema de nuestro continente.
El predominio de estos sectores en los gobiernos del Grupo de Lima, explica la diferencia en la actitud de los gobiernos latinoamericanos y de Europa frente a la operación golpista en Venezuela. Frente al golpe en Chile tuvieron una actitud digna, hoy bajo control de las derechas extremas de sus países, que se han convertido en los promotores del intento golpista.
Los chilenos y latinoamericanos sabemos, hemos sufrido en carne propia las supuestas defensas de la democracia fomentadas, impulsadas, financiadas, dirigidas por EE.UU. y sus aliados de las derechas nacionales. Los Pinochet, los Videla, los Castelo Branco en los 60,70; los Somoza, los Trujillo, los Batista,en décadas anteriores, son algunas de las expresiones de la larga lista de dictadores colocados por el imperio. Su resultado ha sido siempre el mismo en lo fundamental: violaciones a los derechos humanos, miles de ejecutados, desaparecidos, torturados, perseguidos para que el gran capital transnacional se enriquezca a destajo, la desigualdad llegue a niveles nunca conocidos, los derechos se transformen en negocios y, obviamente, la democracia no exista.
Por esto, es incomprensible que la DC y otros sectores democráticos caigan nuevamente en la misma trampa. Las lecciones del 73 deberían haber quedado grabadas a fuego. Se creyeron el cuento que se les entregaría el gobierno. La realidad les dijo algo muy distinto. Cientos de dirigentes democratacristianos fueron víctimas del terrorismo de estado, de un golpe que algunos de sus máximos dirigentes promovieron y fueron gestores de él.
¿Quieren repetir la historia, ahora en Venezuela?
Para que seguir. No aprenden nunca.
Jaime Insunza B.
Profesor de Historia
Santiago de Chile, 19 de febrero 2019
Crónica Digital