El jefe de Gabinete argentino, Jorge Capitanich, aseguró hoy que el paro de ayer, promovido por sindicatos opositores, tuvo una clara intención política y no de defensa de los puestos de trabajo.
Insistió en que «no fue ni general ni nacional» porque «los trabajadores saben que este es el Gobierno que más los defiende», sostuvo Capitanich, quien reiteró que el sistema productivo del país funcionó normalmente ya que el 75 por ciento de los sindicatos no apoyaron la medida.
Agregó que es «el Gobierno el que realmente defiende a los trabajadores, a través de acciones como la recuperación del sistema previsional, la eliminación de las comisiones que hoy van para los jubilados y la promoción de la creación de fuentes de trabajo, entre otras medidas».
Hubo poca gente en la calle, pero los comercios abrieron, las escuelas dieron clases y el transporte público de pasajeros, con excepción de los trenes, funcionó, describe hoy el diario Página 12.
La segunda acción de huelga en el año de las agrupaciones sindicales que lideran Hugo Moyano, Luis Barrionuevo y Pablo Micheli -añade la publicación- mostró un acatamiento desigual y, sin dudas, menor a la del 10 de abril.
La no adhesión de los gremios de la Unión Transviarios Automotores le quitó la fuerza que en la huelga anterior, cinco meses atrás, le habían dado a las calles desiertas.
El paro convocado por Moyano, Barrionuevo y Micheli se sintió en trenes y aviones, pero no paralizó el funcionamiento normal de la Capital a pesar de los piquetes de la izquierda trotskista que se les sumó.
Los huelguistas reclamaron bajar el impuesto a las ganancias, una segunda ronda de negociaciones para aumentar los salarios, y se quejaron de la inflación, despidos y la inseguridad. Estos tres últimos temas son las banderas de la oposición política contra el Gobierno.
Capitanich, como los ministros del Trabajo, Carlos Tomada, y del Interior y Transporte, Florencio Randazzo, coincidieron en señalar que los gremios que pararon, en particular los camioneros de Moyano, los gastronómicos de Barrionuevo y el ferroviario de Omar Maturano son los que más alto salario tienen en el país.
Recordó que hoy tan solo pagan tributos a las ganancias el 10,4 por ciento de los trabajadores, los que ganan más de 15 mil pesos (dos mil 500 dólares) al mes -más de dos veces el sueldo promedio-, lo que deja libre de esos impuestos al 89,6 por ciento de los asalariados.
El jefe de ministros recalcó que el destino de esos fondos tiene efecto redistributivo, a través de programas solidarios como el dirigido a fomentar el estudio y formación vocacional de jóvenes pobres de 18 a 25 años, la asignación universal por hijo, y los subsidios para pequeñas y medianas empresas.
El secretario general del partido Nuevo Encuentro, Martín Sabatella, criticó que los gremios que pararon son los que más se han beneficiado con los gobiernos de Néstor Kirchner y Cristina Fernández, y que ahora se han sumado a la oposición, o actúan como sus instrumentos funcionales.
Buenos Aires, 29 de agosto 2014
Crónica Digital
