La franja de hielo de la Antártida se disuelve cada vez más por el calentamiento del océano y su pérdida de hielo aumentó dramáticamente en la última década, advirtió el último número de la revista Science.
Tras analizar datos satelitales, los investigadores encontraron que algunas barreras de hielo de la Antártida occidental perdieron hasta un 18 por ciento de su volumen en la última década.
Reflejaron los expertos que entre los años 1994 y 2003, la pérdida global del volumen de la plataforma de hielo en todo el continente era insignificante, cerca de 25 kilómetros cúbicos por año. Pero desde 2003 hasta 2012, esa cifra llegó hasta 310 kilómetros cúbicos anuales.
En los puntos calientes de los mares de Amundsen y Bellinghausen, señalan los científicos, las plataformas de hielo perdieron alrededor del 18 por ciento de espesor en menos de 10 años.
Washington, 27 marzo 2015
Crónica Digital / PL
Vie Mar 27 , 2015
Para el académico Jonás Figueroa, experto en urbanismo de la Escuela de Arquitectura de la Universidad de Santiago de Chile, los graves efectos destructivos que han provocado las lluvias y aluviones en la zona norte del país se deben, principalmente, al desconocimiento de los trazados hídricos naturales. Ejemplifica que “hace años, en Chañaral se registró una gran avalancha, similar a la de estos días; pero esos antecedentes no fueron tomados en cuenta por la población, ni la autoridad”. Víctimas fatales, desaparecidos, damnificados y más de cinco mil personas albergadas, son las consecuencias, tras la catástrofe producida en las regiones de Antofagasta y Atacama, a raíz de un inusual frente meteorológico. Fue un Núcleo Frío en Altura lo que provocó intensas lluvias que, a su vez, causaron aluviones, desbordes de ríos, bloqueos de carreteras, derrumbes de puentes y cortes de energía eléctrica, entre otras graves secuelas para la población. A juicio del académico de la Escuela de Arquitectura de la Universidad de Santiago y experto en urbanismo, Jonás Figueroa, esta tragedia se debe, en parte, a “una falta de cultura geográfica y climática” existente en la zona y en todo el país. “Las aguas tienen memoria, siguen sus cauces históricos ya trazados; pero es el individuo el que olvida la presencia de las aguas”, afirmó Figueroa. Agregó que “en el río Salado, en Chañaral, hace años se había registrado una gran avalancha de agua, similar a la reciente, y esos antecedentes no fueron tomados en cuenta por la población ni por la autoridad”. “Pensamos que porque no pasaba agua por el río hace 18 años, nunca más iba a pasar. Y hoy vemos cómo ocurrió esta tragedia”, señaló el académico. En opinión del especialista, “debido al cambio climático, estamos experimentando fenómenos muy complejos, que nos hacen dudar de los conocimientos que teníamos sobre el clima y su efecto en la geografía”. El académico de la U. de Santiago llamó, además, a “tener conciencia respecto a nuestros ríos, canales y esteros”, con el fin de evitar nuevas catástrofes de este tipo. “Es necesario que tengamos conocimiento de los antiguos trazados hídricos, naturales y artificiales, por donde puede desplazarse el agua. (…) Debemos mantener limpios los cauces, que no siempre llevan piedras, barro y arena, sino que a veces basura y escombros. Ese tipo de situaciones es inaceptable”, enfatizó Jonás Figueroa. Por Alex Araya L. Fotos: Carito Vilchez Zepeda Santiago de Chile, 27 de marzo 2015 Crónica Digital