Neruda estuvo en mi casa, en la década de los 60, fue algo hermoso, una conversación llena de metáforas y sin duda que él también tendrá una sala y un patio con su nombre que ahora mismo estamos preparando, explicó a EFE Páez Vilaró.
«El nombre de Neruda también debe estar presente en este museo, Neruda pertenece al mundo, y por ende también a Uruguay», añadió el pintor uruguayo, que esta semana se reunió en su museo taller con un grupo de periodistas chilenos.
La «Casa Pueblo» está situada en Punta Ballena, a 15 minutos de Punta del Este, y el museo taller funciona en el centro de una monumental construcción, cuyo frente alcanza casi el largo de una manzana.
La edificación se levanta en un acantilado, con una altura de ocho pisos y está abierta los 365 días del año, explicó el artista, quien añadió que anualmente es visitada por más de 60.000 turistas de todo el mundo.
Cada recoveco, salón, o algún patio de la gigantesca construcción, que asemeja en gran parte de su arquitectura a un horno para cocinar pan, ha sido bautizado por el pintor uruguayo con el nombre de algún ilustre visitante relacionado con la cultura.
Es así como existe la sala Pablo Picasso, en la que Páez Vilaró exhibe sus obras más recientes, cuya temática elegida gira en torno al candombe y los bares.
Según los críticos, estas obras reflejan la madurez artística de Carlos Páez Vilaró, después de 50 años entre espátulas y pinceles.
En este contexto, es que Páez Vilaró ha decidido dedicar una sala y un patio a Pablo Neruda, ganador del premio Nobel de Literatura en 1971, en el que espera incluso levantar un monolito del autor de «Residencia en la Tierra».
El pintor uruguayo, que ha expuesto sus obras en casi todo el mundo, comentó con orgullo que «Casa Pueblo» se ha convertido en un centro de diálogo entre políticos y artistas y que en sus salas se celebran conferencias, presentaciones de libros y todo tipo de eventos relacionados con la cultura.
El estilo de construcción de la casa museo sigue la línea de una arquitectura modelada, en lucha abierta con la línea recta y basada conceptualmente en un horno de pan, explicó.
Carlos Páez Vilaró, sin ser arquitecto, dijo haberse inspirado en el hornero y en el hombre de campo, que se vale del adobe para levantar su casa.
La construcción inicial fue una casilla de lata donde almacenaba puertas, ventanas y materiales para su futura casa y después, en 1960, construyó «La Pionera», sobre los acantilados rocosos.
Era de madera que el mar arrojaba en los días de tormenta y que él mismo se encargaba de recoger, con la ayuda de pescadores, explicó.
Aunque le cuesta reconocerlo, Páez Vilaró ha sido un gran impulsor del turismo en Uruguay, que cada vez cobra más importancia en ese país a partir de la creación del Ministerio de Turismo, con el que se espera atraer recursos a las arcas fiscales.
De hecho, durante el verano, Punta del Este, que sólo tiene diez mil habitantes, alcanza una población flotante de 300.000 turistas, el 90 por ciento argentinos y los restantes, brasileños, peruanos, mexicanos y chilenos, entre otros .
La fama del pintor ha sido un gran gancho para el crecimiento del sector inmobiliario en Punta del Este, que según un funcionario de Turismo, ha crecido al cien por ciento en los últimos cuatro años.
Por: Marcial Campos: El autor es periodista de la Agencia de Noticias española EFE. Dirigente de la Asociación de Corresponsales Extranjeros en Chile.
Montevideo, 22 de diciembre 2005
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