La alianza de la población y las fuerzas armadas es considerada la clave del fracaso del intento de apartar definitivamente del poder a Chávez, quien había ganado la presidencia en 1998 con un programa de recuperación de la soberanía nacional .
En entrevista con Prensa Latina, el general Alberto Muller Rojas, miembro del Estado Mayor Presidencial, indicó que la alianza entre el pueblo revolucionario y las fuerzas armadas se ha venido consolidando e institucionalizando desde entonces.
Recordó que desde el 12 de abril de 2002 el pueblo de Venezuela salió a las calles, en conjunto con militares constitucionalistas, para destituir el gobierno ilegítimo proclamado un día antes.
Esa relación, apuntó, se ha ido institucionalizando con la nueva Ley Orgánica de la Fuerza Armada Nacional, que vincula las operaciones de resistencia que desarrollaría la población civil con las operaciones militares en caso de una agresión.
De manera -dijo- que hay ya una integración institucionalizada entre civiles y militares, lo cual se intensifica con los consejos comunales, células de la organización comunitaria, cuya creación fue sancionada el pasado domingo por el Presidente Chávez.
Muller Rojas indicó que los consejos comunales tendrán mecanismos dentro de su estructura para darle cabida a unidades de la guardia territorial y garantizar la resistencia en caso de agresión o si una quinta columna interna intentara alterar el orden.
Se trata, en opinión del alto militar, de ir a «una integración total del movimiento revolucionario y las fuerzas armadas».
Precisó que recientemente estuvo analizando con el ministro de Participación Popular y Desarrollo Social, general Jorge Luis García Carneiro, las vías de vincular la estructura de los consejos comunales con grupos o unidades de la Guardia Territorial.
La Guardia Territorial fue fundada bajo el gobierno de Chávez y a ella pueden incorporase todos los venezolanos, sin distingo se sexo ni edad que no han prestado el servicio militar.
Esa institución se une a la Reserva Militar y las fuerzas regulares en el esquema de la nueva doctrina defensiva venezolana, que incluye la participación de la población en caso de un ataque extranjero.
En su más reciente programa dominical Aló Presidente, Chávez pidió cambiar la percepción de los hechos del 11 al 14 de abril de 2002, hasta ahora considerados «rescate del hilo constitucional».
En opinión del primer mandatario venezolano se trató en realidad de un golpe de Estado y, como respuesta del pueblo, una verdadera Revolución cívico-militar, en lo que denominó «Golpe y Revolución».
Aquellos hechos provocaron 19 muertes durante el derrocamiento por 47 horas del Gobierno y la instalación de una dictadura encabezada por el empresario Pedro Carmona, actualmente prófugo de la justicia y residente en Colombia.
La breve dictadura suprimió las garantías constitucionales y los poderes públicos, pero fue derrocada por una rebelión civil y militar en Caracas y otras regiones del país.
Chávez indicó que, por la rápida respuesta del pueblo y los militares, constituyó un acontecimiento inédito en América Latina y consolidó la unión cívico-militar como base fundamental de la Revolución Bolivariana.
Ya las autoridades anunciaron que pueden poner sobre las armas a un millón de hombres y mujeres, que garantizarían la resistencia y el triunfo ante fuerzas mucho mayores, en el concepto de guerra asimétrica o de cuarta generación.
El centro de la doctrina militar venezolana es la defensa de la soberanía y los recursos naturales del país (primera reserva de hidrocarburos a nivel mundial), cuyo control pretende Estados Unidos, según denuncias de las autoridades.
«Venezuela se respeta. No es ni será colonia de nadie» ha advertido el presidente Chávez, quien cuenta con un respaldo mayoritario de la población, sustentado en un amplio programa social y la mejor distribución de la renta petrolera del país.
Por: Miguel Lozano. El autor es corresponsal de Prensa Latina en Venezuela.
Santiago de Chile, 10 de abril 2006
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