CUANDO LOS CHILENOS DIJERON NO

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La película “No” de Pablo Larraín ha abierto un interesante y complejo debate en el país sobre un proceso político que aceleró el fin a una dictadura brutal y criminal.

Sin duda el recuerdo, la memoria, abre heridas y  revela que la historia de esos momentos cruciales del país, no ofrecen una visión unánime, y más bien está plagada de silencios, de intereses, de partidos o grupos, de “versiones oficiales”, que buscan ocultar responsabilidades y culpas, complicidades y felonías criminales.

Un individuo, conocido por su amor al “Tata”-  el dictador Augusto Pinochet- y por haber anunciado una “huelga de hambre” con elástico entre otros episodios  grotescos, representa a quienes prefieren ocultar la cara: es, como muchos de su sector, de los que no vieron, no supieron, se ufanan de ello sin vergüenza alguna y hasta  declaran impúdicamente que las víctimas de la dictadura son el costo del éxito del modelo, el precio que hubo que pagar por los buenos negocios.

A ellos no les gusta la película, porque recuerda como los chilenos derrotaron a la dictadura y a los de su clase, mediante una voluntad democrática expresada en un voto y cuando el votar No a la dictadura constituía un acto de valentía y patriotismo, de alta conciencia democrática, de voluntad ciudadana, de derrotar primero el miedo.

No les gusta porque ven sus rostros -algunos de ellos literalmente- aunque claro más jóvenes y sin la máscara de demócratas que algunos lucen hoy para la foto.

La película rompe el olvido, la pretensión de dar vuelta la página,

Aunque para ser justos, no se puede descartar que algunos puedan haber adquirido conciencia de los horrores de quien adoraban y aunque de todos modos, insisten en salvar el modelo económico impuesto a sangre y fuego, antelo cual solo se puede decir; “por sus obras los conoceréis”.

Lo inusitado de las reacciones que ha provocado la película No, es que las criticas también arrecian desde otro sector, que endurecen el tono, en defensa de los “principios”, o que apuntan a las “falencias”, las “debilidades” de la cinta, y suponiéndole intenciones malévolas de ocultar “la verdad”, de la que estiman ser los profetas.

En el fondo se trata de una discusión, no resuelta, pendiente, que busque reconocer con serenidad y valentía, mas allá de la descalificación mutua, y afirmando los argumentos en la realidad más que en la consigna, los logros y los errores en las diversas etapas de la lucha contra la dictadura.

La película no profundiza en ello, porque no es ni su objetivo ni su misión artística, pero es fácilmente reconocible quienes tampoco creían en la democracia, no tenían confianza en el pueblo y pudieron haber precipitado las cosas hacia una tragedia.

Eran quienes optaban por una salida  más “revolucionaria”, o anatemizaban ¨”inscribirse es traición”, incitando a un camino que la historia, la experiencia, demostró equivocado.

Muchos de ellos hoy endurecen el tono para exigirle a la película un relato enciclopédico de las luchas de eso momento, que sin duda merecen también, por el dramatismo de sus circunstancias y protagonistas, mucho más que una película.

Pero eso es otro tema y habrá quienes asuman la tarea de descubrir nuevas historias, dignas de la creación artística, porque fueron escritas con emociones y con sangre.

El tema de la película de Larraín, sintetiza un momento histórico de la lucha contra la dictadura, cuando por la voluntad de millones se derrota el intento de la dictadura de permanecer otros ocho años en el poder, cuando millones de chilenos y chilenas, vencieron el miedo, rompieron con la inseguridad y el temor, y concurrieron a expresar su voluntad de democracia, propinándole una derrota a la tiranía y una lección a muchos políticos.

Fueron tres millones 967 mil 569 chilenos- un 55.99 por ciento del universo que concurrió a las urnas- quienes le dijeron No a Pinochet, en tanto el SI llego a tres millones 119 mil 110 de votos, un 44.01 por ciento, lo que también es una cifra decidora.

Pero, el director del film, ni su guionista, Pedro Peirano no pretenden decir que el plebiscito de 1988 y la campaña del No a Pinochet, fueran el acto fundacional de la transición a la democracia, porque en la realidad más bien fue una consecuencia de todo un proceso de lucha, de una acumulación de voluntad, de la rebelión del pueblo, de maduración política, del esfuerzo de las fuerzas políticas en encontrar un objetivo unitario y una estrategia común, del apoyo de la solidaridad internacional que no dejo ningún día en hacerle la vida imposible a Pinochet.

Pero sobre todo, el No pudo cristalizar ese memorable 5 de octubre de 1988 la voluntad de los que estaban en las barricadas, de los que buscaban formulas políticas y lograban unidad, de los que estaban en las trincheras dela rebelión popular.

El triunfo del No fue fruto, incluso de quienes no estuvieron de acuerdo con la estrategia, ni con la consigna, pero que lucharon.

El No, la tonadilla “la alegría ya viene”, el arcoíris, fueron la expresión simbólica de todo un proceso de lucha, de dolores, sintetizado en un mensaje de un lenguaje conceptual y gráfico, de alegría y de confianza, de voluntad y de amor, de millones de chilenos.

Es cierto que en la película, la masa, el pueblo, la gente, los ciudadanos, aparecen en plenitud, en secuencias de un valor emotivo, en el momento de la celebración y que la represión cae de nuevo sobre Santiago, perola sonrisa, la alegría, el orgullo de ser protagonistas de un acto histórico y colectivo, la sensación de triunfo, no se borro nunca más del rostro multiforme de los chilenos.

Claro que proclamar que “derrotamos a la dictadura con un lápiz ”es una ingenuidad, y una pretensión de ocultar el proceso político y social que se vivía en Chile, un intento de negar el protagonismo del pueblo, de no ver su fuerza, de relativizar su participación y el precio que pagó en la lucha, el aporte que hizo en la derrota de la dictadura y la recuperación de la democracia.

Los procesos sociales verdaderos, no son obra de una secta de iluminados, de minorías altaneras, de “los que saben”, de los “especialistas” ,ya sea en campañas publicitarias o en revoluciones.

La gracia del eslogan del No, y del mensaje de la campaña es que sintonizó con un sentimiento real del país, de las masas y por ello, se hizo carne y voluntad de victoria. Y se triunfó.

Desconocer el valor simbólico del No- y ello se advierte en la negación y descalificación de la película de Larraín, es desconocer todo el proceso que llevo a cabo el pueblo chileno para que su voluntad de rechazo a la dictadura finalmente lograra la recuperación de la democracia, por el medio de unir a todos los demócratas, de conformar una mayoría política y social que supo imponer su voluntad.

La escena final del film, cuando se ve al protagonista, (Gael García Bernal separarse del festejo de los políticos y publicistas  embriagados por el triunfo y sumergirse en la masa que vivía su alegría y sobre todo su esperanza, es una alegoría totalmente lograda, de un profundo contenido político y artístico.    (Fin)
Por Marcel Garcés
Santiago de Chile 20 de agosto de 2012
Crónica Digital

One thought on “CUANDO LOS CHILENOS DIJERON NO

  1. Como periodista «LIBRE»,guardo en lo màs profundo de mi corazòn el»NO».Lo guardo porque,el NO, nò acabò con, la dictadura.Y prueba de ello, es que aùn seguimos viviendo en dictadura,gracias a los malditos de la Concertaciòn,que siguieron gobernando con la derecha,que nunca hicieron nada por acabar con la maldita y criminal Constituciòn que dejò la dictadura.Por eso guardo en mi corazòn, el NO,porque la Concertaciòn con Bachelet a la cabeza,trancaron el movimiento obrero, y pavimentaron el camino para que la derecha se tomara el poder y lo dejaran en manos de los mismos que habìan,torturado,y asesinado al pueblo de Chile, haciendo desaparecer sus cuerpos para ocultar sus crìmenes.
    Aùn guardo las esperanzas de que ese NO fatal que heredamos,cale algùn dìa en lo màs profundo del corazòn de las juventudes de mi `patria,que està viviendo los horrores de un gobierno,que en la pràctica no existe,porque es ciego,sordo y mudo,y vive y se alimenta da la mentira. Doy gracias a Dios que los jovenes a costa de palos,bombas lacrimògenas y violaciones,estan aprendiendo a decir NO. Que Dios los bendiga y los oìga en sus clamores y tormentos a que estan siendo sometidos,
    por un gobierno que no entiende de razones.

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DECLARACIÓN PÚBLICA SINDUCAP

Lun Ago 20 , 2012
La Central Unitaria de Trabajadores (CUT), desea expresar su profunda molestia por el trato que recibieron cerca de 70 compañeras del Sindicato Unitario de Trabajadores y Trabajadoras de Casa Particular (Sinducap), quienes fueron impedidas de ingresar al edificio de la multisindical en el centro de Santiago, debido al cierre perimetral implementado por el acto de conmemoración del natalicio de Bernardo O´Higgins que se efectuó en la Plaza de la Ciudadanía, frente al Palacio de la Moneda, el pasado domingo 19 de agosto. El sindicato preparó una importante reunión a la cual asistirían trabajadoras, dirigentes e importantes invitados del mundo sindical y laboral, pero sólo cuatro dirigentas fueron autorizadas para el ingreso. Los demás no pudieron llegar hasta las oficinas de la CUT. Emilia Solís, presidenta del Sinducap, estima que “es impresentable que cierren así como así la casa de los trabajadores. En la Central no hubo aviso alguno, y aunque Carabineros verificó que la reunión estaba previamente en agenda, no dejó pasar a los invitados. Tuvimos que salir a darles el café y el coctel a la calle, detrás de las mallas papales.” “No nos podemos quedar callados. Ellos creen que porque somos un sindicato de trabajadoras debemos callarnos. Pero no lo haremos, necesitamos exigir nuestros derechos y no aceptamos que se nos cierre la CUT. No tenían porque cerrar la vereda”, dice Solís, y agrega que a pesar de las tratativas realizadas con la policía y hasta en la propia Intendencia de Santiago, al parecer ellos debían ejecutar una orden que venía “desde arriba”. La multisindical expresa su molestia y manifiesta que los espacios públicos deben ser respetados a todo evento, y que el Gobierno no puede entorpecer el derecho a reunión y tránsito de las personas.       Arturo Martínez                                                Emilia Solís Presidente CUT Nacional                                   Presidenta Sinducap Santiago de Chile, 20 de agosto 2012 Crónica Digital

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