Pese a las grandes expectativas generadas por algunos Gobiernos, expertos y medios noticiosos sobre la I Cumbre de Celac-Unión Europea (UE), que tuvo por sede a Chile el 26 y 27 de enero, la reunión desató sinsabores y decepciones.
El eje central del foro estaba dirigido a construir una denominada Alianza para el Desarrollo Sustentable, que promoviera inversiones de calidad social y ambiental.
En su declaración final de 48 puntos, la cumbre recogió el interés de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac) y la UE, de alcanzar un desarrollo sustentable en sus tres dimensiones: económica, social y ambiental, de forma integrada y equilibrada.
Apoyó las iniciativas encaminadas a potenciar la cooperación, la transferencia del conocimiento y la preservación y conservación del patrimonio natural y cultural, así como la biodiversidad.
Sin embargo, el presidente de Bolivia, Evo Morales, consideró que la cumbre devino una reunión de sordos, que marginó el debate sobre los documentos aprobados por el foro, textos que calificó de insuficientes en cuestiones sociales y de soberanía.
El mandatario también criticó la manera en que se aplicó el formato de «retiros», en que los jefes de Estado y Gobierno de las 60 naciones que integran ambos bloques disponían de un espacio para dialogar en privado.
«Queremos expresar nuestra enorme preocupación porque el retiro no fue consultado, sino comunicado, lo que no suelen hacer los anfitriones de estos foros», denunció Morales en rueda de prensa al término del evento, inconforme con la falta de espacio para que en sesiones plenarias se pudieran expresar las posiciones sobre los diferentes temas de la agenda.
El presidente boliviano señaló que los vínculos entre la Celac y la UE demandan de un escenario de confianza, ya que tienen la huella de un pasado de invasión, colonización y saqueo.
«Por eso tenemos muchas diferencias con países europeos y algunos latinoamericanos», señaló, tras considerar que una verdadera integración de esos bloques debe caracterizarse por la complementariedad y no por la competitividad, que «deja ganadores y perdedores y la supervivencia del más fuerte».
Necesitamos socios y no dueños que vengan a saquear nuestros recursos naturales, expresó el jefe de Estado, quien aseguró que los instrumentos para avanzar hacia un futuro conjunto deben además tener en cuenta a los movimientos sociales.
El presidente de Bolivia dijo que la Celac-UE tiene por delante seis desafíos para impulsar una verdadera relación de iguales, basada en el respeto a la soberanía.
Esa agenda comprende el combate al narcotráfico con una responsabilidad compartida por los Estados, la búsqueda de soluciones a la crisis económica y financiera que no implique el recorte de los beneficios sociales, y el respeto al medio ambiente, que definió como la no mercantilización de la naturaleza.
Entre los desafíos mencionó la necesidad de poner fin a las guerras e intervenciones, para así promover la paz y reducir los gastos militares multimillonarios, y un nuevo modelo de integración birregional caracterizado por la complementariedad, y la existencia de inversiones con transferencia tecnológica y conocimiento.
Al hacer un balance de la cumbre Celac-UE, el canciller cubano, Bruno Rodríguez, dijo que la reunión tuvo algunas virtudes, pero consideró también que fue una decepción.
En declaraciones a un reducido grupo de periodistas, Rodríguez señaló que el encuentro birregional abordó de manera importante dos aspectos esenciales.
El primero de ellos, precisó, fue el tema del cambio climático, en el que las naciones de Europa aceptaron el compromiso de transferir recursos financieros y materiales para asistir a los países latinoamericanos, y especialmente a los caribeños, en materia de adaptación y de mitigación.
Y el segundo, la condena a la Ley Helms-Burton, documento que codifica el bloqueo económico, comercial y financiero de Estados Unidos contra Cuba, y a su aplicación extraterritorial.
«Tiene un párrafo que menciona y condena a la Ley Helms-Burton por su nombre», precisó el titular.
Sin embargo, el canciller cubano aseguró que la cumbre fue una decepción.
«El Gobierno chileno ha hablado por ejemplo de una alianza estratégica. Ustedes recuerdan que yo comenté que en 1999 hablaban de asociación estratégica, moderadamente, algunos gobiernos, de los más optimistas, habían hablado de una alianza estratégica para el desarrollo», subrayó.
De acuerdo con el jefe de la diplomacia cubana, esa alianza de la que se habló en los discursos, y que aparece en los documentos, solamente está en los sueños, no en la realidad.
«No somos lo mismo, somos de naturaleza diferente, tenemos grandes diferencias, tenemos intereses opuestos en muchos terrenos, como por ejemplo en el terreno de los inmigrantes», apostilló.
Rodríguez dijo sentirse pesimista sobre la posibilidad o el milagro de que haya una asociación estratégica, o se eliminen las barreras al desarrollo en América Latina, que significan las políticas económicas de la UE.
«Dejo a la Unión Europea el beneficio de la duda, de que saque de esta cumbre la impresión de que si empieza a mirar a América Latina y el Caribe como necesita mirarla por la crisis del euro y la crisis de la zona económica europea, con una mirada respetuosa, de iguales, y no como viejas colonias, habrá una oportunidad», comentó el canciller.
Otro rasgo fue la falta de acceso de los medios de comunicación a lo que ocurría en las sesiones de la cumbre, ya que solo fueron transmitidas tres intervenciones.
«Lo único que se sabe es lo que dijeron el presidente del Consejo Europeo, el presidente de la Comisión Europea, y el presidente de la República de Chile, en la apertura y en la clausura. Todo lo demás que se sabe son versiones que han dado diplomáticos, etcétera, porque ha sido una cumbre realizada casi en secreto».
Previo a la cumbre, casi se convirtió en un slogan la frase de que al encuentro con la Unión Europea los países de la Celac acudían como una sola voz.
Y aunque así fue, lo cierto es que a lo interno, esa voz evidenció diferentes matices, unas muy conformes con los resultados, y otras aún dudosas de que Europa mire a América Latina de manera diferente.
La próxima cita será en 2015 en Bruselas, dentro de dos años quedará en evidencia hacia cuál lado se inclinó la balanza.
Por Enrique Torres Prensa Latina.
Santiago de Chile 2 de febrero 2013
Crónica Digital
