El acuerdo para el reajuste del salario mínimo del año 2014-2015 se salió de los marcos clásicos de la negociación con el gobierno e inauguró una nueva época para las demandas históricas del movimiento sindical chileno. Esto que suena tan grandilocuente se basa en dos elementos de largo alcance del acuerdo: el ingreso de las reformas laborales y la creación de una comisión para las políticas salariales.
El tener el compromiso para que entren las reformas laborales de fortalecimiento de la sindicalización y negociación colectiva, por si mismo es un hecho importantísimo para nuestro país, pues por primera vez desde que se implementó el plan laboral de Piñera, se va a legislar para recuperar los derechos colectivos de los trabajadores. Estamos dando cuenta de un anhelo que lleva más de 30 años postergado y significaría desatar las principales amarras de la dictadura al mundo del trabajo.
Por otro lado, una comisión de políticas salariales, que en el periodo de 18 meses a partir del 1 de julio del 2014, nos dé una senda de crecimiento del salario mínimo para sacar al trabajador y su familia de la pobreza, significa salir de los marcos históricos del debate de salario mínimo, para incorporar en estas políticas la convicción de que un trabajador debe vivir junto a su familia fuera de la pobreza, devolviéndole la dignidad al trabajo.
Pero además, podríamos decir que se acordó a mediano plazo el salario mínimo más alto de la historia de nuestro país, donde lo central son los trabajadores.
Visto de esta manera el acuerdo se posiciona ya no en el debate del guarismo, sino que en el debate de las políticas públicas para nuestro país y podemos sostener que estamos entrando en una nueva época para el movimiento sindical chileno.
Pero aún existe en ciertos sectores de nuestro país la inquietud de corto plazo, donde la evaluación se centra en los reajustes de los próximos dos años, lo que ronda es una aseveración ligera e irresponsable: este reajuste es insuficiente y uno de los más bajos de la historia.
Lo preocupante de esto es que proviene de personas que ejercen como diputados de nuestro país y otros que como abogados o economistas laborales son líderes de opinión. Este fenómeno es trasversal a las posturas políticas y responde a una mirada egocéntrica de la política, donde la construcción de país queda en un segundo plano e importa más el posicionamiento personal o colectivo inmediato en los medios de comunicación masiva.
Esta fenómeno responde a un tipo de liderazgo que se instaló desde la campaña presidencial de Lagos – Lavín el año 1999, donde se le quitó la importancia a los proyectos políticos y se buscó centrar el debate en los atributos del candidato. Este es un liderazgo atractivo pero infértil en el marco mayor de la política, que resulta ser contraproducente cuando se quiere desarrollar un proyecto de país integral.
Analicemos las características de la fijación del guarismo. Primero, es un acuerdo que tendrá vigencia hasta el 1º de julio del 2016, segundo, dentro de ese periodo existirán tres momentos de reajuste para el salario mínimo:
1. 225 mil el 1 de julio de 2014.
2. 241 mil el 1 de julio de 2015.
3. 250 mil el 1 de enero de 2016.
El reajuste significa un 7,1% los primeros doce meses, un segundo reajuste de 7,1% en los siguientes 6 meses y un tercer reajuste de 3,7% en los últimos 6 meses. Pero esta forma de explicarlo ha sido confusa, al mirar el segundo año podemos ver que el reajuste es de 7,11% en el primer semestre y 11,1% en el segundo, por lo que durante todo el año el promedio de reajuste es 9,13%, entonces el reajuste queda así.
1. Año 1 reajuste de 7,14% nominal.
2. Año 2 reajuste de 9,13% nominal.
Pero efectivamente este es un análisis nominal, la pregunta relevante es ¿qué pasa con el reajuste real del salario mínimo durante el tiempo que dura el acuerdo?
Es relevante analizar los reajustes reales para hacer comparables los datos, eso se logra principalmente al aplicarle el cambio inflacionario a los datos nominales, hacer comparables los reajustes es crítico a la hora de saber si el reajuste del acuerdo a dos años fue mejor o peor.
Primero veamos los reajustes reales en los dos primeros años de los últimos cuatro gobiernos, vamos a excluir los dos primeros de Aylwin pues veníamos saliendo de la dictadura y el primer reajuste respondía a una nivelación de la cancha, fue de 16,20% real.
Se puede apreciar que en general el reajuste de los dos primeros años del salario mínimo fue en torno al 5,6% y solo sale de este promedio el reajuste de los dos primeros años de Ricardo Lagos que fue de 8,41%. Así mismo es notorio que, por la presencia de los reajustes en los dos primeros años del gobierno de Ricardo Lagos, la línea de tendencia del salario mínimo es negativa, o sea, el salario mínimo tiende a bajar a medida que avanza el tiempo.
Para poder comparar los reajustes de los últimos cuatro gobiernos en sus dos primeros años con el reajuste de este año, debiéramos aplicar la inflación a los reajustes ya expuestos y luego ver cuál es la variación al final de los dos años.
Para esto vamos a tomar dos datos la inflación medida por el INE para los últimos 11 meses, esto porque el reajuste anterior se aplicó desde agosto del año pasado, lo que es 4,4% y para el segundo año vamos a tomar las expectativas del Banco Central de Chile en su último IPOM de junio del 2104, o sea, 3%.
Con estos parámetros el reajuste durante los dos primeros años llega al 8,7% durante los dos años que dura el acuerdo, veamos como se ve ahora el cuadro de los reajustes para los dos primeros años de gobierno incluyendo el que se alcanzó con el acuerdo.
Podemos notar dos grandes efectos, primero que el reajuste alcanzado bajo el acuerdo de junio de este año es el más alto que el de cualquier otro de los últimos cuatro gobierno. Segundo que al incluir este acuerdo la línea de tendencia de los reajustes de los dos primeros años es positiva, o sea, el efecto es tan grande que cambia la tendencia descendente de los reajustes del salario mínimo en los dos primeros años.
Pero quizás esto aún no se percibe bien, puede que 3 puntos sobre tres de los últimos cuatro gobiernos no se vea como algo importante, pero veamos cómo se ven las variaciones porcentuales.
Se aprecia que con respecto a tres de los últimos cuatro gobierno el reajustes es de al menos un 52%, el mínimo está en el gobierno de Lagos donde el reajuste del acuerdo 2014-2015 es de 3% y el máximo está en el primer gobierno de Bachelet con un 65% más de reajuste.
Finalmente, podemos decir con toda propiedad que el reajuste de este año ha sido mejor que el de los dos primeros reajustes de los últimos cuatro gobiernos, pero aún más que muchas de las críticas al reajuste son por no entender el acuerdo en su totalidad o por interés político.
Vivimos un momento de cambios enormes en nuestro país, ciertamente estos cambios vienen acompañados de una gradualidad, porque entendemos que hasta el camino más largo empieza por el primer paso. Entender nuestra realidad de manera estática es un error, que además provoca desesperanza en nuestro pueblo, nuestra realidad es dinámica y está en constante cambio, es importante entender la multidimensionalidad del acuerdo, pero sobre todo de cada una de las reformas que se llevan a cabo.
El presente es nuestro y lo construyen los pueblos.
Por Fernando Carmona A.
Economista
Asesor Presidencia CUT
Encargado Investigación de FIEL
Santiago de Chile, 7 de julio 2014
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