El líder del conservador Partido Popular (PP), Mariano Rajoy, se reunirá hoy con su par del Partido Socialista Obrero Español (PSOE), Pedro Sánchez, para intentar convencerle de que apoye su reelección al frente del gobierno.
Jefe del Ejecutivo en funciones desde hace más de siete meses, Rajoy conversará este martes con Sánchez y mañana lo hará con el presidente de la agrupación de centroderecha Ciudadanos (C’s), Albert Rivera.
Con esta ronda de contactos, el gobernante interino buscará el respaldo de ambos partidos para garantizar su permanencia en el gubernamental Palacio de la Moncloa, después que el pasado jueves aceptó el encargo del rey Felipe VI de tratar de formar gabinete.
Pese a no contar con ningún aliado para someterse a una moción de confianza en el Parlamento, Rajoy accedió a la propuesta del monarca, pero dejó en el aire si se presentará a una eventual investidura, añadiendo más incertidumbre política.
El PSOE ratificó que votará en contra de su continuidad en la Moncloa, mientras C’s aseguró que se abstendrá en una segunda vuelta para desatascar la parálisis institucional surgida tras dos elecciones generales en menos de un año.
De momento, las dos formaciones insisten en mantener inalterable sus posiciones, lo que imposibilitaría al PP otros cuatro años de gestión.
En los comicios del 26 de junio, una repetición de los realizados el 20 de diciembre de 2015 ante su inconcluso desenlace, el PP resultó el partido más votado con 137 escaños, pero quedó lejos de los 176 establecidos como mayoría absoluta para gobernar en solitario.
Detrás de los conservadores se ubicaron el PSOE, con 85 bancas, la coalición de izquierda Unidos Podemos (71) y Ciudadanos (32).
Precisamente, esa fragmentación de votos en el Congreso de los Diputados -cámara encargada de designar al presidente- impidió desde diciembre forjar las necesarias alianzas entre las cuatro principales agrupaciones para romper el bloqueo político.
Una situación inédita en un país acostumbrado durante más de tres décadas a la alternancia en el poder de populares y socialistas, en lo que se conoce como el bipartidismo español, sistema que fue derrotado en las urnas.
Según el sistema parlamentario español, en la primera sesión de investidura el candidato debe obtener la mayoría absoluta de la Cámara baja (176 votos).
De no conseguirlo se celebraría una segunda votación, en la que le bastaría mayoría simple, es decir, más sufragios a favor que en contra.
Debido a que apenas cuenta con 137 de las 350 bancas del Congreso, el jefe del Gobierno saliente requeriría el sí o la abstención de los socialistas para asegurar su reelección, algo que se presenta prácticamente irrealizable.
Si el líder de los conservadores no supera la moción de confianza en la Cámara baja, se podrían presentar otros aspirantes o repetir él mismo durante un periodo de dos meses.
Tras ese plazo, si no es elegido ningún candidato, se disolvería de manera automática el parlamento y se convocarían nuevas elecciones, las terceras en menos de un año.
Madrid, 2 de agosto 2016
Crónica Digital / PL