Las coincidencias en el plano militar y por ende, las consecuencias políticas están agravándose porque la invasión militar turca es en territorio de la provincia siria de Alepo, alrededor de cuya ciudad cabecera se mantienen duros combates desde hace más de un mes entre el Ejército sirio y milicias aliadas contra efectivos de una coalición de más de 10 grupos terroristas.
Para Ankara, cuyos anuncios de ataques a más de 200 objetivos en esa región no especifica nunca si es contra el Estado Islámico (Daesh) o las llamadas Autodefensas Kurdas pero sí a favor de un denominado Ejército Libre Sirio, opuesto al Gobierno de Bashar al Assad..
Tal situación es sumamente peligrosa porque abarca a más de 20 mil hombres de los bandos en pugna que están empleando desde artillería ligera hasta pesada, con blindados y la participación de las fuerzas aéreas de siria y Rusia.
En el aspecto puramente militar, los enfrentamientos implican además, a efectivos kurdos divididos entre sí y que en la mayorìa de los casos, abogan por una federalización del territorio del norte de Siria, concretamente en regiones de las provincias de Alepo y Hasaka.
Las indefiniciones sobre la cooperación de Estados Unidos y sus aliados eurooccidentales para unas negociaciones que lleven a una paz efectiva, significan respaldar de algún modo, los afanes ‘nostálgicos’ del Imperio Otomano, promovidos por el actual presidente turco, Recep Tayyip Erdogan.
Por otro lado, los kurdos están debatiÿndose entre los respaldos al Partido de los Trabajadores del Kurdistán, y su brazo armado, las Autodefensas y las posiciones del de la Unión Democrática, tendencias políticas que en vez de ayudar confunden a los cerca de 40 millones de pobladores de esa etnia en una vasta región que comprende territorios de Irak, Irán, Siria y la propia Turquía..
Para los analistas en el Medio Oriente, las posiciones de Moscú, Teherán y Damasco sobre el tema están claras: definir de una vez por todas la lucha contra el terrorismo y preservar la integridad territorial de Siria.
Esa política de principios choca en el terreno y fuera de éste, con las exigencias de Washington y el doble rasero empleado continuamente para promover el caos y viabilizar de una u otra forma, el papel extremista de regímenes como los de Arabia Saudí y Qatar.
En la realidad, Turquía exacerba las tensiones y coincide, salvo contradicciones verbales, con los cambiantes planes estadounidenses cuyo objetivo final es desmembrar a Siria y propiciar cada vez más, el desvanecimiento real del mundo árabe.
Damasco, 5 de septiembre 2016
Crònica Digital / PL